El Señor da consejos muy sabios en la Biblia, en especial en libros como Proverbios, Salmos o Eclesiastés, y aunque resulte sorprendente, entre esos consejos también habla de cómo alcanzar el éxito en un proyecto o un emprendimiento*.
La Biblia es la historia de amor de Dios con sus hijos rebeldes. En este libro especial, el Creador habla de su plan de salvación. Narra, paso a paso, cómo ha sido esa relación de amor desde la creación, hasta que Cristo vuelva a buscarte. Es una especie de diario, en el que hijos suyos inspirados por Él han ido escribiendo la historia entre Dios y la humanidad.
Un libro que habla del pasado (puedes aprender mucho de quienes vivieron antes), del presente (con excelentes consejos para el «ahora») y del futuro eterno con Él, cuando Cristo vuelva a buscarte.
La Biblia, está repleta de magníficas perlas de sabiduría sobre cómo vivir. La mayoría de esos consejos son relacionales, pero también los hay de otras índoles. Y aunque a algunos les resulte sorprendente, incluso contiene consejos sobre cómo alcanzar el éxito en un proyecto, emprendimiento o empresa.
Eclesiastés
Eclesiastés se encuentra en el Antiguo Testamento. También conocido como Qohélet en hebreo. Su nombre proviene de la palabra griega Ekklesiastes, que significa ‘el que convoca a la asamblea’ o ‘el predicador’. Y aunque es parte de la Biblia hebrea, también forma parte de la Biblia cristiana.
Eclesiastés es atribuido tradicionalmente al rey Salomón, hijo del rey David. El libro aborda cuestiones filosóficas y existenciales, reflexionando sobre la naturaleza de la vida, la sabiduría, el propósito y la búsqueda de la felicidad. Uno de sus temas principales es la vanidad de las cosas terrenales y la futilidad de la vida. A menudo, el autor utiliza un tono pesimista para resaltar la inutilidad de la búsqueda de la satisfacción en las cosas materiales. Tal vez, justamente por eso, resulte sorprendente encontrar en él consejos sobre emprendimiento.
Este libro es conocido por sus famosos versículos repletos de inteligencia. Como el comienzo de su tercer capítulo, que destaca que hay un tiempo para todo, o el famoso pasaje que empieza diciendo: «Vanidad de vanidades, todo es vanidad». A pesar de su tono melancólico, el libro también ofrece enseñanzas sobre la importancia de respetar a Dios y obedecer sus mandamientos.
Y, si vives así, con Dios al control, obedeciéndole como un hijo a su amoroso padre, el Señor te regala, además, consejos para que te vaya bien en todas las áreas de tu vida, y todos tus proyectos.
El capítulo 11 y el emprendimiento
En Eclesiastés capítulo 11, el autor ofrece consejos prácticos sobre cómo vivir la vida y enfrentar la incertidumbre del futuro. Puedes interpretarlo de varias formas, entre ellas cómo emprender adecuadamente, y lo hace a través de consejos prácticos entendibles en la cultura de la época**:
Vers. 1. Invierte
«Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás».
La interpretación tradicional, y la que ofrece el comentario bíblico adventista, es la de practicar la caridad o la bondad para con otros, de modo que algún día recibirás la debida recompensa. Pero el mismo comentario dice también que otra posible interpretación sería proceder con sabiduría en empresas comerciales de diversas clases.
Sin duda, hacer el bien a todos es vital en la vida de un cristiano, porque es reflejo del carácter y las enseñanzas de Cristo más allá de que ese bien que hagas sea o no correspondido o recompensado en el futuro. Pero es que, además, este texto se puede analizar en clave empresarial.
Durante mucho tiempo di vueltas a este versículo. Echar el pan al agua se me antojó al principio como una pérdida absurda. El pan es el sustento, ¿cómo voy a echarlo al agua? ¡Lo perderé! Pero ¿qué ocurre cuando echamos pan en el agua de un lago, un río o en el mar? Los pescadores lo saben bien. Los peces acuden para comerlo. Nutrimos a los peces, que más tarde nos pueden servir a nosotros de alimento. Si lo piensas bien, echar el pan al agua es una inversión. Y como todas las inversiones, al comienzo parece un gasto.
El comentario bíblico dice: «Cualquiera sea el significado de la metáfora del “pan”, la lección es actuar con espíritu de liberalidad, sin esperar una recompensa inmediata».
Bien, este sería el comienzo de tu actividad o proyecto (ya sea empresarial, relacional, de estudios, etc.) de la mano de Dios: invertir.
Vers. 2. Diversifica
«Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra».
Una vez realizada la inversión, el texto habla de repartir. Podría ser repartir el pan entre los peces, porque todos no sobrevivirán o se quedarán en la zona. Lo que sería, siguiendo la metáfora: repartir la ganancia en varios lugares, porque no sabes el futuro. Si lo pones todo en un mismo sitio, corres el riesgo de perderlo. Mejor diversifica.
El comentario bíblico dice: «quizá el consejo se refiera a diversificar las actividades y no restringirlas a un área, y a invertir el capital en distintas empresas comerciales. En un sentido moral, sugiere ser bondadoso con tantos como sea posible. Los dos números, “siete” y “ocho” juntos, sugieren un número indefinido, pero con la tendencia a aumentar y no a disminuir».
Vers. 3a. Infórmate bien, planifica y prevé
«Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán (…)».
Y al invertir en varios lugares, y colocar las ganancias en varios más, no olvides informarte bien. Sé previsor y analiza la situación para no equivocarte. Sería triste invertir en tierra poco fértil o guardar en lugares que vayan a desaparecer. La información es importante. La previsión es necesaria. Necesitas analizar el mercado, la situación, las circunstancias y conocer el máximo de datos posibles que rodean la acción que vas a desarrollar.
Igual que un agricultor mira al cielo para ver qué momento es el más adecuado para sembrar o cuando lloverá, así tú también debes estar bien informado de las posibles variables. Algunas tormentas te llegarán por sorpresa, pero la mayoría traerán primero las nubes negras.
También el texto puede referirse a una buena planificación. Cuando se hacen las cosas bien, suelen tener buenas consecuencias.
Y, finalmente, las nubes pueden traer tormentas, pero también la necesaria lluvia para que crezca tu cosecha. Aprovecha los buenos tiempos.
Vers. 3b. Acepta
«(…) y si el árbol cayere al sur, o al norte, en el lugar que el árbol cayere, allí quedará».
Aunque debemos ser previsores, también debemos ser conscientes de que no podemos controlar todas las variables. Pueden ocurrir (y, de hecho, suelen ocurrir) cosas que escapan a nuestro control, y debemos tener la capacidad de asumirlas y seguir adelante.
Cuando un árbol cae, puedes lamentarte porque te cierra el paso o alegrarte porque puedes tener madera para el invierno. Necesitas aceptar la situación, pero también ten en cuenta que la perspectiva y la actitud con la que eliges enfrentar los hechos, puede ser lo realmente determinante para el éxito o el fracaso de un proyecto.
Así que… ten en cuenta las variables incontrolables, asúmelas, pero no te asustes y no te detengas. Sigue adelante. ¡Actitud realista, pero siempre positiva, de la mano de Dios!
Vers. 4. Actúa y sé valiente
«El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará».
Este versículo puede parecer lo opuesto al 3a que decía que seas previsor. Pero en realidad, lo que dice es que no puedes quedarte de brazos cruzados esperando eternamente. Se previsor, sí; infórmate bien también. Pero actúa. Una cosa es ser previsor y otra carecer de iniciativa. Si no haces nada, no sucederá nada. El momento perfecto no existe. No siembres en plena tormenta… pero tampoco esperes indefinidamente. Para emprender, hay que tener un punto de arrojo y valentía.
Vers. 5. Confía en Dios
«Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas».
Pon tu plan en las manos de Dios. Busca su consejo y ora por ello. El Señor es poderoso y ve más allá de lo que tú verás jamás. No existe mejor aliado empresarial que Dios. Recuerda Proverbios 16:3: «Pon todo lo que hagas (tus acciones) en manos del Señor, y tus planes tendrán éxito».
Sigue sus consejos, busca su dirección, obra según sus leyes, pon tu vida en sus manos y confía en él. «Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará» (Salmos 37:5).
Al final, la realidad es que por muy inteligente que seas, tu conocimiento no es ni una mota de polvo comparado con el del Creador de todo. Confiar y dejarte guiar por él es lo más sabio que puedes hacer.
Leí una vez: «Si Dios es tu copiloto, debes cambiar de asiento». ¡Deja que Dios conduzca y confía en él!
Seguramente, en tu viaje empresarial ocurrirán cosas que no vas a comprender. La vida da giros inesperados y llegarán olas altas de tormenta que agitarán tu barco. No pasa nada. No hay nada que temer si Dios está al timón. Confía en él.
Vers. 6. Esfuérzate
«Por la mañana siembra tu semilla, y a la tarde no dejes reposar tu mano; porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y lo otro es igualmente bueno».
Y si bien debes poner tus planes en las manos de Dios, también debes esforzarte, poner todo de tu parte. El Señor te ha dado una mente, unos dones, unas capacidades, y te pide que uses todo eso. Dios llega donde tú no puedes, pero no hará por ti lo que tú debes hacer.
El esfuerzo, la disciplina y la organización son básicos para lograr cualquier cosa en la vida.
Vers. 7. Disfruta
«Suave ciertamente es la luz, y agradable a los ojos ver el sol»
Si has puesto tus planes en las manos de Dios, esos planes eran según su voluntad y has seguido todos los pasos descritos hasta aquí, es probable que lo que has sembrado germine y dé su fruto. Entonces será el momento de disfrutarlo. También esto es legítimo y agrada al Señor.
Como cuando te sientas frente al sol y te dejas acariciar por él disfrutando de su calidez, y te embarga una sensación de paz y de plenitud… ¿lo has sentido? Esa es la sensación que tienes cuando tus planes, en Dios, tienen éxito.
Vers. 8. Agradece y focaliza lo realmente importante
«pero aunque un hombre viva muchos años, y en todos ellos tenga gozo, acuérdese, sin embargo, que los días de las tinieblas serán muchos. Todo cuanto viene es vanidad».
Ahora, no te olvides de agradecer a Dios, y no pierdas el foco. Que el éxito no se te suba a la cabeza. Sé humilde. Acuérdate de que lo realmente importante no se puede comprar con dinero: salud, amor, familia, paz… Lo material, al final, es vanidad. Nacimos sin nada y nos marcharemos sin nada. Como diría Salomón, afanarse por lo material en realidad es «correr tras el viento».
Ten claro que aunque ahora las cosas te vayan bien, vendrán días difíciles. Sigue confiando en Dios y sigue viviendo y trabajando de Su mano. Que el éxito no te haga soltarte, porque no hay peor fracaso que soltarse de la mano de Dios. Los malos tiempos siempre llegan, tenlo por seguro. Pero aferrado de la mano del Todopoderoso, podrás superar cualquier tormenta y mantenerte en pie. Y esto vale para cualquier faceta de la vida, no solamente para la empresarial.
Sin lugar a dudas, la Biblia es un libro muy especial y muy diferente de todos los demás libros que existen. Es una carta de amor personalizada para cada ser humano. Su autor es Dios todopoderoso, pero también tu Padre que te ama y que te da su mensaje de salvación y sus mejores consejos a través de otros hijos suyos inspirados, para que lo comprendas mejor. Si quieres una vida de verdadero éxito, no hay nada mejor que investigar tu Biblia. ¡Está llena de tesoros de sabiduría!
Autora: Esther Azón, teóloga y comunicadora. Coeditora y redactora de Revista.adventista.es y QueCurso.es, gestora de las redes sociales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España y asistente de dirección y producción en HopeMedia España.
Reflexión inspirada en una meditación de Rubén Fernández Aldecoa para HopeMedia, en enero de 2024, sobre Eclesiastés 11. ¡Gracias, Rubén!
Foto de Tim Wildsmith en Unsplash
Nota:
*Emprendimiento: El emprendimiento, según Wikipedia, es el proceso de diseñar, lanzar y administrar un nuevo negocio, que generalmente comienza como una pequeña empresa o una emergente, ofreciendo a la venta un producto, servicio o proceso.
** Hay que ser cuidadosos en la exégesis y siempre situar los textos bíblicos en su contexto literario, histórico, social y cultural para poder comprender, realmente, lo que esos textos quieren decir. «Un texto fuera de contexto, es un pretexto», tenlo claro. Pero sin lugar a dudas, cada vez que leemos la Biblia en oración, esta arroja también luz sobre diversas situaciones de nuestra existencia. Es como si la Palabra de Dios estuviera «viva» y la inspiración no fuera solamente de los autores que escribieron, sino que también somos inspirados, por el Espíritu Santo, en el proceso de comprender los mensajes de Dios para nuestra vida.