«Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas; sea sabido esto por toda la tierra» (Isaís 12: 5).
A miles de kilómetros de nuestra casa, donde el viento trae la arena del desierto en lugar de nieve a las rutas, una pareja esperaba para hablar conmigo después de un sermón sobre el llamado de Dios a nuestros hogares. Eran profesionales, estaban bien vestidos y parecían exitosos en todos los sentidos.
Sin embargo, mientras me acercaba, percibí tristeza y problemas profundos en sus ojos. Ambos contaban con los atributos del éxito y la admiración de su comunidad, pero su matrimonio se caía a pedazos. Estaban demasiado ocupados como para dedicar tiempo al otro, a sus hijos o a Dios. Su consulta fue directa:
–¿Es Dios capaz de reparar tantos años de daño?
Nos arrodillamos y oramos. Ambos se humillaron ante Dios y renovaron su entrega a él, pidiendo recibir los dones del amor y el perdón, y comprometiéndose a hacer del hogar un lugar de adoración familiar.
Venciendo la resistencia a la adoración familiar
Dios escuchó sus oraciones, bendijo lo que había sido roto y derramó su Espíritu sobre ellos para llenarlos de amor por el otro. Ellos decidieron hacer del hogar un lugar para adorar a Dios, todos los días. Sin embargo, cuando comenzaron con la práctica de reunir a la familia para adorar a Dios en el hogar, los niños presentaron resistencia.
–¿Estamos obligados a hacer esto?–cuestionaron.
La realidad era que, hasta ese momento, el tiempo en familia había estado lleno de conflictos. Por este motivo, los niños no podían siquiera imaginar que pasar tiempo juntos podría ser agradable y, mucho menos, divertido.
La pareja invitó a sus hijos, día tras día, pacientemente, a participar de la lectura de una historia de las Escrituras y orar juntos. En oración, le pidieron a Dios que los ayudara para que el tiempo de adoración en la familia fuera un momento especial. ¡Y Dios escuchó sus oraciones!
En ocasiones, la adoración familiar se tornaba incómoda, pero, lentamente, y por la gracia de Dios, se transformó en una ocasión tolerablemente interesante. Con el correr de los meses, el culto familiar pasó a ser un precioso momento para compartir amor y fortalecer los vínculos, mientras Dios derramaba su paz. El altar familiar al Dios verdadero, aunque no hecho de piedras, fue reparado. Aquel hogar es hoy un lugar de paz, descanso y amor.
Dios repara los altares rotos en cada hogar
Lejos de este lugar, al sur, una ocupada pareja llena de amor por el otro y por Dios luchaba para continuar adorando a Dios como familia. Sus hijos estaban cursando la universidad y era imposible coincidir en un mismo lugar, al mismo tiempo. Mientras la pareja oraba, Dios los iluminó con una idea para reconstruir su “altar familiar”. Cada día, a través de un grupo en una red social digital, esta familia comparte de forma escrita lo que descubren acerca de Dios en su Palabra.
La reparación de altares rotos es diferente en cada hogar. No importa cuán dispersas estén las piedras, ni cuán fragmentado esté el hogar, Dios tiene la clave para convocar a cada familia.
Haz de tu hogar un lugar para adorar a Dios.
Medita
«Como los patriarcas de la antigüedad, los que profesan amar a Dios deberían erigir un altar al Señor dondequiera que se establezcan. […] Los padres y las madres deberían elevar sus corazones a menudo hacia Dios para suplicar humildemente por ellos mismos y por sus hijos» (Elena de White, Conducción del niño, página 490).
En la práctica
- ¿Crees que adorar en familia puede transformar las relaciones personales? ¿Tienes un testimonio que puedas compartir sobre esto?
- ¿De qué forma adorar en familia ofrece una oportunidad para servirnos unos a otros?
Participa en las reuniones por Zoom
Cada miércoles de estos 40 días, tendremos un encuentro por Zoom (6:30 AM).
Tema: Vive como Elías – 40 Días de Oración 2025
Cada semana, el miércoles.
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