Skip to main content

«A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, de que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia» (Deuteronomio 30: 19).

El rostro de Acab se contrajo de ira al ver a su archienemigo. Tanto así, que lanzó esta pregunta: «¿Eres tú el que perturbas a Israel?» (1ª de Reyes 18: 17). El rey esperaba que Elías se encogiera de miedo, pero Elías no reaccionó así. En cambio, dijo: «Yo no he perturbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, al abandonar los mandamientos de Jehová y seguir a los baales» (versículo 18). Elías no retrocedió, sino que enfrentó el pecado con la justicia de Dios.

Con valentía, el profeta fugitivo tomó el control de la situación y ordenó al rey: «Manda, pues, ahora a que todo Israel se congregue en el monte Carmelo, con los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel» (versículo 19).

Elías habló con la autoridad de Dios. Él conocía a Aquel que lo había llamado. Permaneció en reverencia ante el Dios vivo. No se limitó a pronunciar el mensaje que Dios le dio: lo vivió. Y Acab obedeció. «Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo» (versículo 20).

Elías se paró en el monte Carmelo y observó mientras sus compatriotas avanzaban hacia la cima del monte desde todas partes de Israel. Como un ejército de hormigas saliendo de un hormiguero perturbado, vinieron llenos de ira contra el profeta, a quien culpaban de la sequía. Con actitud hostil, rodearon a Elías, quien se mantuvo firme.

En aquel momento, Elías podría haberse disculpado por su mensaje y, tal vez, salvar su vida. Esta era una oportunidad para suavizar su mensaje y ganar algunos amigos. Pero la historia fue otra. «Entonces Elías, acercándose a todo el pueblo, dijo: «¿Hasta cuándo vacilaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; si Baal, id en pos de él». Y el pueblo no respondió palabra» (versículo 21).

Elías convocó al pueblo a decidir a quién seguirá y expuso las opciones: Dios o Baal. No ofreció una posición media, ni intermedia, ni indecisa, ni neutra.

Medita

«Únicamente aquellos que permanecen en Cristo pueden saber lo que es la vida verdadera. Ellos comprenden el valor de la verdadera religión. Han llevado sus talentos de influencia, y recursos, y habilidades al altar de la consagración, procurando únicamente conocer y hacer la voluntad de Aquel que murió para redimirlos.

»Ellos saben que el camino que deben recorrer es recto y estrecho, y que tendrán que hacer frente a muchos obstáculos y tentaciones a medida que resistan las seducciones del camino más ancho que conduce a la ruina; pero también discernirán las pisadas de Jesús, y se apresurarán a ir hacia la meta en demanda del premio de la soberana vocación en su Señor y Salvador» (Elena de White, Nuestra elevada vocación, página 10).

En la práctica

  1. ¿De qué modo la actitud de Elías fue un testimonio para la nación completa?
  2. ¿Cómo puedes tú ser un testimonio ante las personas que te rodean?

Participa en las reuniones por Zoom

Cada miércoles de estos 40 días, tendremos un encuentro por Zoom (6:30 AM).

Tema: Vive como Elías – 40 Días de Oración 2025
Cada semana, el miércoles.
Únete a la reunión de Zoom:
https://us02web.zoom.us/j/87603273658?pwd=WqRTlihGm778cuKW8GbCvOqGVYzk5J.1

ID de reunión: 876 0327 3658
Código de acceso: 223988

Leave a Reply