Vivimos tiempos difíciles, no lo podemos negar, pero estoy convencido de que no es momento para el miedo, sino para la fe. La pregunta que me gustaría hacerte es: ¿cómo se ve o cómo se vive la fe en estos tiempos difíciles?
Para dar respuesta a esta pregunta, debemos establecer la diferencia entre fe y presunción (RAE: “acción de presumir”, se podría utilizar incluso como sinónimo de orgullo). Y para facilitar la comprensión de esta diferencia, me parece conveniente mencionar el siguiente ejemplo bíblico:
Vamos a la Biblia a Mateo 4:5-7: “Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te sostendrán. Para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios.”
No tentarás a tu Dios
El enemigo cita el Salmo 91:11-12 para tentar a Jesús, esperando que Jesús ponga a prueba su fe en Dios, una fe basada en las promesas del Señor hacia el ser humano, hacia el pueblo de Israel (Salmo 91:10).
Pero Jesús no cae en la arrogancia de querer probar al Dios que ama y en el que confía, con una fe que mueve montañas. Y como siempre Jesús da una lección magistral al enemigo, utilizando las Escrituras, cita Deuteronomio 6:16: “No tentaréis a Jehová vuestro Dios, como lo tentasteis en Masah”.
Literalmente, tentar en este texto se debe traducir por “probar” o “poner a prueba”. No se utiliza en el sentido moderno de incitar al pecado. Se usa esta palabra para referirse a la forma en que Dios prueba a los hombres, para ayudarles a desarrollar su carácter, fortalecer su fe y lealtad (Ex. 20:20; Dt. 8:2, 16; Dn. 1:14). A la vez que les recuerda que no cometan el error de Masah, cuando el pueblo de Israel desafió y puso a prueba al Señor Éx. 17:2, 7).
Cristo responde a Satanás, con firmeza, sin desconfianza, si Jesús hubiese cedido a la provocación del enemigo de Mateo 4, hubiera demostrado presunción y no fe. Y la presunción es la falsificación de la fe.
El ejemplo de Jesús
Si analizamos este diálogo entre Jesús y Satanás, ¿qué nos enseña esta interacción? ¿Qué podemos sacar en limpio?
- Que la verdadera manifestación de fe, no es probar a Dios, sino confiar en Él.
- Que en momentos difíciles debemos creer en sus promesas, para lo cual necesitamos construir una relación estable y sólida día a día con el Señor, tomando como base el gran sacrificio que hizo por la humanidad al dar su vida por todos nosotros, por amor. Y en consecuencia esa relación irá creciendo y convirtiéndose en algo estable y llena de confianza mutua.
- También nos enseña que debemos tener cuidado, al utilizar textos bíblicos de manera ligera y sin un profundo estudio de lo que verdaderamente nos quiere comunicar el texto.
Estas conclusiones nos pueden ayudar hoy, para enfrentar el momento difícil y complicado que nos ha tocado vivir, por lo que creo oportuno que nos sintamos libres y con total seguridad de rechazar esa misma tentación de querer probar a nuestro Señor.
Experimentando una fe real
Hoy más que nunca es necesaria una fe real, que nos lleve a ser conscientes del tiempo que nos ha tocado vivir, y pensar en las necesidades de los demás, como una forma proactiva de comunicar nuestra fe. Una fe que nos inste a ayudar a los menos favorecidos. Una fe que se manifiesta en forma visible, respetando recomendaciones básicas de higiene y salubridad, en beneficio y por amor a nuestro prójimo.
Es tiempo de realizar un giro radical de nuestro estilo de vida, no con el fin de eternizarnos en este planeta, sino con el fin de compartir un mensaje de esperanza, acorde a los tiempos y circunstancias. También creo muy oportuno mantener la confianza necesaria en el Señor, para dar un giro del pánico al servicio, del miedo hacia la solidaridad con aquellos que son más vulnerables y se encuentran a nuestro alrededor. Tal vez en tu propio edificio o en tu barrio.
Es verdad, vamos a cuidarnos para no contagiarnos y contagiar a otros, pero no por ello vamos a dejar de servir. Esta semana mi esposa acompañaba a una señora mayor que tiene problemas de corazón a una revisión rutinaria al hospital; en medio de todo el revuelo y pánico que vivimos, pero alguien tenía que ayudar a esta mujer. Ella no es de la Iglesia, pero eso ahora mismo es irrelevante: es una vecina que le pidió un favor especial a mi esposa, en vista de que sus hijas no viven cerca.
Mensajeros de esperanza
Estoy convencido que hoy más que nunca, el Señor nos quiere utilizar para ser mensajeros de solidaridad, frente a una sociedad que tiene miedo, que está aterrorizada. Es tiempo de sacar lo que verdaderamente tenemos en nuestro corazón. Mientras parte de la sociedad arrasa supermercados, genera un caos impresionante e innecesario, nosotros como creyentes mantengamos la calma, conservemos la cordura, seamos mensajeros de esperanza. Estoy seguro de que juntos o de manera individual, estos días podremos reflejar a Jesús mediante la solidaridad. ¡Que nuestra fe se muestre en estos días en quien verdaderamente hemos creído!
Autor: Fernando Bacuilima, pastor de las iglesias adventistas de Móstoles, Collado Villalba y Madrid Ventas.
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