Cristianismo, naturaleza, y medio ambiente

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La naturaleza y el medio ambiente, deben verse desde un punto de vista bíblico. El cristianismo tiene mucho que ver con cómo cuidamos la creación de Dios.

El asunto ambiental, con frecuencia, está involucrado en polémicas. Ya sea por el mal uso político de la plataforma, por intereses económicos o conceptos erróneos relacionados con la Nueva Era y el panteísmo. ¿Será que como cristianos debemos involucrarnos en esas cuestiones? ¿Será que tenemos alguna responsabilidad delante de Dios con relación al medio ambiente? «Al final, son los gobernantes los que toman las decisiones y no yo», -pueden decir algunos-.

Por su parte, la ONU (Organización de Naciones Unidas) busca incentivar el debate sobre cuestiones ambientales que van desde el consumo sustentable hasta aspectos relacionados con el tráfico de animales silvestres y la protección de especies amenazadas de extinción [1].

Medio ambiente y estilo de vida

La relación que tenemos con el medio ambiente desde la creación puede ser muy profunda y a veces imperceptible. Reconocer su importancia va más allá de apenas proteger las áreas forestales y los animales amenazados de extinción o hacer la separación de los residuos que producimos en casa. Estar en contacto con la naturaleza tiene influencias en nuestro cuerpo y mente.

En una encuesta publicada en septiembre de 2020, los investigadores condujeron un cuestionario para verificar la cercanía con la naturaleza y su relación con la salud mental, en el contexto del aislamiento social causado por la pandemia del COVID-19, en Tokio, Japón [2]. Los investigadores consideraron entonces cinco variables relacionadas con la salud mental: depresión, satisfacción de vida, felicidad, autoestima y soledad. Los datos indicaron que salir a espacios verdes y la existencia de ventanas con «vistas verdes» estaban asociados a niveles mayores de autoestima, satisfacción de vida, felicidad y bajos niveles de depresión, ansiedad y soledad, sugiriendo que una «dosis regular de naturaleza» puede contribuir a una buena salud mental.

Contacto con el medio ambiente

Estar en contacto con el medio ambiente nos proporciona experiencias multisensoriales. Por ejemplo, médicos británicos han recetado a sus pacientes actividades basadas en el contacto con la naturaleza, como observaciones de aves y caminatas en la playa para tratar la ansiedad, el estrés, las enfermedades cardiovasculares y la diabetes [3]. Los sonidos de la naturaleza, como el canto de los pájaros o el ruido del agua en la correntada del río, pueden tener efecto terapéutico como alivio del estrés promoviendo la relajación [4].

Sin embargo, para seguir disfrutando del bienestar que puede promover la naturaleza, nuestro papel es ser participantes del cuidado y conservación ambiental.

Todo para que podamos acceder a sus beneficios por más tiempo y con la máxima calidad. De nada servirá levantar carteles de «conserve la Amazonía» o «salve las ballenas», si en nuestra propia casa usamos y abusamos de envases descartables, cambiamos el móvil por cada modelo nuevo y descartamos todos los residuos en un solo recipiente. Cada uno debe desempeñar la parte que le corresponde. Nuestra fuerza está en la unidad.

El medio ambiente y la creación

En el libro de Génesis tenemos por lo menos dos momentos (Génesis 1:27, 28 y 2:15) en los que Dios da al hombre una responsabilidad importante sobre su creación. En la Biblia (Nueva Versión Internacional) las órdenes son cultivar y cuidar. Algunas versiones también pueden citar dominar. Esas acciones están directamente relacionadas con nuestro papel de mayordomos de la creación.

La mayordomía no se refiere solo a los diezmos y las ofrendas, también tiene que ver con el deber que tenemos de usar los recursos naturales que Dios nos dio por medio de su creación. Por lo tanto, ese uso debe hacerse con responsabilidad, para que todos puedan disfrutar de ese regalo. Ejercer dominio no significa tener permiso para destruir o usar desenfrenadamente los recursos naturales. Dios se preocupa con su creación y nos dio el deber de cuidarla [5].

Nuestra parte

¿Cómo podemos cumplir con la parte que nos corresponde? [6] Es importante tener acceso a la información, pero información de acuerdo con la perspectiva bíblica. Amar al prójimo también significa pensar en la herencia que estamos dejando a nuestros hijos, especialmente con relación a nuestras actitudes, poniendo en práctica las informaciones. Enseñamos especialmente por nuestro ejemplo.

Reflexione sobre la forma como usted consume los recursos. En lo posible, siempre repiense, reduzca, vuelva a usar, recicle, rechace. Mientras se cepilla los dientes, cierre el grifo; aproveche la comida en la medida de lo posible; sustituya las bombillas de su casa por las más económicas; tenga bolsas reutilizables, para evitar el uso de plástico; use el transporte público o júntense con amigos para viajar.

Cambie su estilo de vida. Considere disminuir el consumo de carne o hágase vegetariano. De acuerdo con informaciones de la Water Education Foundation, para producir medio kilo de carne bovina se gastan más de once mil litros de agua. Por otro lado, para producir una cabeza de brócolis, se usan cincuenta litros [7]. Así usted cuida de su salud, y también conserva el medio ambiente.

Transmita estas informaciones a las personas que están a su alrededor. Trabaje con sus alumnos, hijos, vecinos, conquistadores, aventureros de manera que puedan tener acceso a las informaciones de manera atractiva usando la dramatización, la tecnología, el arte y las metáforas. Haga un proyecto y lleve al Club de Conquistadores, o la clase de Escuela Sabática, a plantar árboles a algún parque o plaza de su ciudad, o a limpiar la playa si vive en el litoral.

Puede parecer poco, pero hace la diferencia. Cuidar de la naturaleza, estar en contacto con la creación y contemplarla es un privilegio y una responsabilidad dada por Dios (Génesis 9:9-10, 12-17; Oseas 2:18). Es mi papel y el suyo ser mayordomos fieles.

Autora: Maura Brandão, bióloga egresada del UNASP-SP y Doctora en Ciencias de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo con énfasis en Patología, trabajando con la contaminación del aire y los efectos en la salud. Hoy es la coordinadora del Museo Orígenes de la Naturaleza, ubicado en el Archipiélago de Galápagos, donde realiza actividades de apoyo a la investigación, un grupo de estudio con la comunidad local y atención a los visitantes del museo. También es miembro de la Sociedad Creacionista Brasileña, NULON-SCB. Es co-creadora y coproductora de Origens Podcast, un podcast de divulgación científica

Referencias