Tal vez ya has escuchado la expresión «cosmovisión» en discusiones filosóficas, teológicas, o hasta en conversaciones informales en el salón de su casa. Es algo que hoy está presente en cualquier asunto, incluso cuando no se menciona. No, esta afirmación no es exagerada. Existe cosmovisión en todo lo que hacemos. Vamos a entender mejor el significado de esta palabra.
En resumen, es posible decir que la cosmovisión es la forma a través de la cual una persona ve el mundo. Dos preguntas importantes para hacer sobre el sentido de las cosmovisiones serían: ¿por qué nacieron las cosmovisiones?, ¿por qué son necesarias? Una respuesta simple, aunque no simplista, sería: «Las cosmovisiones tienen su origen en la búsqueda que la mente hace de una estructura que pueda orientar a las personas en el mundo alrededor y los asuntos de vida».[1]
Esto implica que las cosmovisiones sustentan la forma en la que los hombres y mujeres interpretan la realidad, esto es, como ellos les dan sentido a sus vidas. En esta dirección, la cosmovisión presenta razones que justifican el «ser y existir en el cosmos. Esta razón no es fruto de la casualidad, sino de las presuposiciones estructurantes y organizativas de un sistema de pensamiento».[2]
Por los motivos que mencionamos anteriormente, podemos afirmar que en todos los temas de la vida existe la cosmovisión. La elección de los temas a los que daremos énfasis y la forma en la que trataremos estos asuntos son influenciados por nuestra cosmovisión, ya sea consciente o inconscientemente.
Diferentes cosmovisiones
Hay cosmovisiones diversas, pero podemos clasificarlas en tres grupos generales: la teísta, la atea, y la panteísta. La cosmovisión teísta abarca todas las formas de ver el mundo y que consideran la posibilidad de la existencia de un ser superior, eterno y poderoso. O sea, es la cosmovisión la que cree en la existencia de la divinidad. Es verdad que existen variaciones internas dentro de este grupo general, pero todos pueden llamarse teístas.
La visión atea abarca todos los pensamientos que desconsideran la posibilidad de la metafísica. En otras palabras, la cosmovisión atea es materialista, ya que considera que todo lo que existe está en el plano material. Dentro de esta cosmovisión, están las ideologías marxistas, por ejemplo, que explican el mundo partiendo de elementos puramente terrenales. Es por este y otros motivos que el cristianismo y el marxismo no combinan, ya que es imposible harmonizar el ateísmo con el teísmo bajo un mismo conjunto de creencias.
Ahora, la cosmovisión panteísta tomó fuerza, especialmente a partir del fin de la Edad Media (aunque ya se notaba en tiempos anteriores) con el pensamiento de que Dios existe, pero no es un ser personal con quien podemos relacionarnos. En esta cosmovisión, la divinidad es más una energía que rodea a toda la materia, incluso a los seres humanos.
Puntos que definen una cosmovisión
La mayoría de los teóricos están de acuerdo en que la palabra cosmovisión nació en Alemania en el siglo XVIII. Cosmovisión es una traducción de la palabra alemana Weltanschauung, y fue usada por primera vez por el filósofo iluminista Immanuel Kant en su obra La crítica del juicio (1790). Goheen [3] afirma que «Kant uso el término solo una vez, lo que no desempeñó un papel central en su pensamiento». Por eso, podemos decir que, para Kant, la palabra cosmovisión no obtuvo la atención en sus estudios y argumentos, y no fue estudiada profundamente en relación con su concepto. La mención de la cosmovisión no se convirtió en una indicación o en una teoría que debía ser desarrollada.
A partir del siglo XIX, el concepto de cosmovisión comenzó a ser más usado. Pero, en vez de situarse con una definición única, cuanto más fue estudiado, más definiciones aparecieron. Lo correcto es decir que «no hay una definición única con la que todos están de acuerdo». [4]
Nash [5] destaca cinco puntos que definen a una cosmovisión: Dios, metafísica, epistemología, ética y antropología. Los puntos levantados por Nash aparecen de la misma forma en la mayoría de los teóricos con nomenclaturas diferentes, pero el punto en común es que están de acuerdo en que la cosmovisión definirá las respuestas a las preguntas más íntimas de los seres humanos. Comentando estos puntos, Nicodemus dice lo siguiente:
«Lo que un individuo cree sobre estos cinco puntos es lo que tiñe las lentes con las que visualiza y descifra el mundo a su alrededor. También es la influencia decisiva de su relación consigo mismo, con su prójimo, con el mundo, en su casa, en su trabajo y en la sociedad como un todo». [6]
La cosmovisión del individuo, por lo tanto, determinará cuáles serán las decisiones que tomará con relación a todas las áreas de su vida. Yo diría que, especialmente, en las áreas más básicas y fundamentales. Partiendo desde este presupuesto, cada uno de nosotros tiene que buscar e identificar cuál es su cosmovisión.
Nosotros, como cristianos, debemos buscar construir una cosmovisión que esté en armonía con la Palabra de Dios, ya que solo de esta forma podremos tomar decisiones que se ajusten a la voluntad de Dios para nuestra vida.
Autor: Felippe Amorim, teólogo con un posgrado en Docencia Universitaria y Psicología Pastoral. También es magíster en Teología con énfasis en la Cosmovisión Cristiana y doctorando en Filosofía por la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp). Es autor de 13 libros, presenta el programa Biblia Fácil en TV y Radio Nuevo Tiempo, y es gerente de la Escuela Bíblica de Red Nuevo Tiempo.
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Publicación original: ¿Qué es cosmovisión?
Referencias:
[1] NAUGLE, David K. Cosmovisão: a história de um conceito. Brasília, DF: Editora Monergismo, 2017, p. 36.
[2] DOMINGUES, Gleyds Silva. Diretrizes para a educação cristã bíblica. Curitiba: Emanuel Editora, 2018, p. 23.
[3] GOHEEN, Michael W. Introdução à cosmovisão cristã: vivendo na intersecção entre a visão bíblica e a contemporânea / Michael W Goheen y Craig G. Bartholomew – São Paulo: Vida Nova, 2016, p. 36.
[4] HIEBERT, Paul G. Transformando cosmovisões: uma análise antropológica de como as pessoas mudam. São Paulo: Vida Nova, 2016, p. 17.
[5] NASH, Ronald. Questões Últimas da Vida: uma introdução à filosofia. São Paulo: Cultura Cristã, 2008, p. 45.
[6] NICODEMUS, Augustus. Polêmicas na Igreja: doutrinas, práticas e movimentos que enfraquecem o cristianismo. São Paulo: Mundo Cristão, 2015, p. 183.