Si has tenido la oportunidad de viajar y conocer diferentes lugares del mundo, has disfrutado de uno de los mayores placeres de esta vida. Ya sea en auto, en barco, en avión o incluso en bicicleta, viajar representa vivir, experimentar y crecer. América del Norte, por ejemplo, ofrece a los viajeros lugares maravillosos como el Cañón del Colorado o los impresionantes colores de otoño de las montañas de Carolina del Norte. Centroamérica tiene una fauna y flora riquísima para aquellos que gustan de avistar plantas y aves exóticas. Europa con sus lagos como el Baikal, los fiordos de Noruega o poblados de ensueño como Giethoorn* en Holanda ofrece al viajero paisajes impactantes.
Dios hizo un mundo hermoso
Nepal, situado en Asia, es el lugar ideal para aquellos que deseen conquistar la cima del Everest incluso con el estremecedor peligro de morir en el intento. En fin, faltaría tiempo y espacio aquí para lograr una buena descripción de la belleza del planeta Tierra. ¡Dios hizo un mundo hermoso! La Biblia ya lo registró a través del sabio Salomón en Eclesiastés 3:11 “Todo lo hizo hermoso en su tiempo…” Lamentablemente, el pecado ha deteriorado en gran manera la belleza de este mundo. Sin embargo, hay un lugar donde se concentra todo lo que un ser humano puede necesitar.
Hay grandes ventajas al viajar hacia este lugar. No se necesita ningún tipo de transporte, tarjetas de crédito o dinero en efectivo. Tampoco es necesario hacer maletas pesadas o comprar ropa de estación. El viajero sólo necesita llevar algo especial en sus manos. ¡Oh! ¡Algo muy importante! No existen problemas étnicos, sociales, políticos o económicos en este lugar. ¿Visa? No se necesita. Hay libre acceso. ¿Reservas de hospedaje y alimentación? Ya se hicieron para todos los que deseen ir. ¿Vacunas? ¡No te preocupes! Allí solo se respira salud total.
Cualquiera puede viajar hasta allí
Sin importar donde viva, cualquiera puede alistarse para este viaje sin impedimentos. El que vive en el Tibet como el que reside en las extremas tierras de la Patagonia argentina, todos pueden tener la oportunidad de viajar hacia este perfecto lugar y permanecer allí para siempre. Es un lugar lleno de paz y con todos los recursos para comenzar otra vez, aunque la vida parezca un rompecabezas cuyas piezas se han perdido en el tiempo.
Muchos han visitado este maravilloso lugar y han encontrado razones para vivir plenamente. Otros, viéndolo de lejos, lo han rechazado sin haber visto sus bondades. ¡Y miles más ni siquiera saben de su existencia! El amigo lector, la amiga que lee debe estar pensando que se necesita fe para iniciar un viaje como este. Y así es.
Los brazos de Jesús, el mejor lugar del mundo
¿Dónde se encuentra este lugar? Querido amigo, querida amiga, exactamente allí donde estás en este momento se puede acceder a este lugar pues son los maravillosos brazos de Jesús, tu Salvador y Redentor.
Ese es el único lugar donde los estresados, cansados y agobiados seres humanos pueden encontrar todo lo que necesitan para seguir viviendo. En los brazos de Jesús hay sanidad para el enfermo físico o emocional. “Más él herido fue por nuestros pecados, molidos por nuestras transgresiones, el castigo de nuestra paz fue sobre él y por sus llagas fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5 Reina Valera 1960).
En los brazos de Jesús hay esperanza para los problemas del diario vivir. “Dios es nuestro amparo y fortaleza nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” Salmos 46:1. Incluso para los que están cansados y agobiados físicamente hay solución. “Él da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas” (Isaías 40:2 Versión Reina Valera 1960). Para aquellos que ven esfumarse el dinero entre sus manos Ageo 2:8 tiene la respuesta “Mía es la plata y mío el oro, dice el Señor”. Miles agonizan en medio de los difíciles retos de esta vida. He aquí la promesa de Dios para estos corazones atribulados: “La paz os dejo; mi paz os doy, yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo” (Juan 14:27 Reina Valera 1960).
Esperanza en Jesús
¿Vencido por el sufrimiento de esta vida? Cristo hizo provisión para una vida mejor. “Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:3,4 Reina Valera 1960).
Tanto abarcan los brazos de Jesús que alcanzan no sólo el presente y el pasado sino también el futuro. Sin importar las miasmas del pasado, el presente se ubica delante del que viaja con Cristo con verdadera esperanza de recuperación. Y si hay derrotas en el presente, el futuro se extiende delante del viajero cristiano con la claridad y el gozo de un sol de mediodía que anuncia la certeza de algo mejor.
El sufrimiento, las guerras, epidemias y todo resultado que trajo el pecado tiene fecha de vencimiento en el calendario celestial. ¡Cristo viene muy pronto por segunda vez para liberarnos del sufrimiento del pecado! Si te decides a viajar hacia los amantes brazos de Jesús, recuerda que sólo se necesita llevar algo muy especial en las manos. Un mapa que guiará tu viaje y es la Palabra de Dios.
La Biblia, nuestro mapa
La Biblia, atacada por el enemigo de Dios durante miles de años, sobrevive incólume por todas las edades alumbrando el camino de todos los que deciden emprender el maravilloso viaje de la salvación en Cristo Jesús. Con ella en la mano y depositando sus enseñanzas en la mente, el viajero puede enfrentar las turbulencias, tempestades o caminos pedregosos que haya a lo largo del viaje.
“Viajar es vivir” dice un antiguo proverbio. Es un verdadero placer. Conocer nuevas culturas y costumbres diferentes hace que el ser humano se desarrolle intelectual y culturalmente. Escuchar los sonidos de otro idioma e incluso aprender algunas expresiones básicas enriquece nuestro acervo cultural. Degustar de platos típicos de una región y algunas veces encontrar que, aunque muchas veces un país dista mucho de otro en términos geográficos, resultan tener los mismos ingredientes en sus comidas. Disfrutar de paisajes que dejan mudos de asombro a quienes los contemplan o el placer de compartir con las personas del lugar va más allá de lo que podamos imaginar.
Los placeres de estos viajes pasan. Muchas veces sólo quedan fotos para ayudarnos a recordar aquellos momentos. Sin embargo, cuando se emprende el viaje hacia los brazos de Jesús las vivencias son eternas porque él es la vida eterna. Muchos gozan ya de las bendiciones de esta experiencia de salvación … ¿Y tú? ¿Has emprendido ya el viaje?
Evidelia Gómez. Profesora de inglés en el Instituto Adventista Panameño.
Foto: Kyle Glenn en Unsplash