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Lección 4 para el 28 de octubre de 2023: COMPARTIR LA MISIÓN DE DIOS.

La misión de Dios es salvar a la humanidad. Para conseguir su propósito, Él nos ha asignado a cada uno una parte en el cumplimiento de esa misión.

A través del ejemplo de Abraham, vamos a estudiar algunas de las formas en que podemos compartir la misión de Dios.

  • Compartiendo la misión de Dios:

    • La hospitalidad (Gn. 18:1-15).
      • Sentado a la sombra de la puerta de su tienda, Abraham vio pasar a tres personas cerca de él. Inmediatamente, corrió hacia ellos. No esperó a que solicitasen su hospitalidad (en caso de que tuviesen intención de hacerlo), sino que tomó la iniciativa y les ofreció lo que tenía (Gn. 18:1-8).
      • Abraham deseaba satisfacer, en la medida de sus posibilidades, las necesidades de aquellos con los que se relacionaba –no solo las materiales, sino también las espirituales–. Por ello, edificaba un altar allá donde iba (Gn. 12:7-8; 13:18).
      • De este modo, llegó a ser una bendición para quienes le rodeaban. Un ejemplo a imitar.
    • El amor por los demás (Gn. 18:16-23).
      • Abraham había tenido la oportunidad de conocer a los habitantes de Sodoma cuando los rescató de Quedorlaomer y los acompañó de regreso a su ciudad (Gn. 14:14-16, 21). Sabía que eran impíos. También sabía que, entre ellos, moraba una familia justa (2P. 2:7).
      • Si Abraham no hubiese amado a los impíos habitantes de Sodoma, hubiera dicho: “Rescata a mi sobrino, no dejes que perezca con los impíos”. Pero no fue eso lo que pidió.
      • Debemos amar a los demás porque Dios murió por ellos, y aún hay esperanza de que, en algún momento de su vida, acepten la salvación.
    • La oración intercesora (Gn. 18:24-33).
      • Al escuchar la sentencia sobre Sodoma y las ciudades vecinas, Abraham intercedió ante Dios en favor de sus indignos habitantes (Gn. 18:24).
      • Seguro que entre ellos hay gente justa que no merece morir. Tal vez 50… 45… 40… 30… 20… ¿10? (Gn. 18:25-32).
      • En realidad, fueron 4 (menos 1). ¡Y Dios perdonó a toda una ciudad –Zoar–, por amor a ellos (Gn. 19:20-21)! Esa fue la respuesta a la oración intercesora de Abraham.
  • Resultados de la misión:

    • Aceptar las decisiones individuales (Gn. 19:1-29).
      • Abraham intercedió por Sodoma, pero solo 3 personas sobrevivieron. Lot intercedió por sus hijos, hijas y yernos, pero solo 2 hijas sobrevivieron.
      • ¿Fue un fracaso la intercesión de estos hombres justos? No.
      • Dios no salvará nadie contra su propia voluntad. La salvación depende de la elección de cada uno.
      • Sin embargo, la oración intercesora ofrece oportunidades de cambio que, de otro modo, no serían ofrecidas.
    • Someterse a la voluntad divina (Gn. 12:1-9).
      • Cuando Dios le llamó para ir a Canaán y ser bendición al mundo, Abraham obedeció (Gn. 12:1-5). No ignoró el llamado, ni le puso travas ni peros.
      • Al tener que separarse de su sobrino, le dejó elegir el territorio consciente de que Dios cumpliría su voluntad en cualquier caso (Gn. 13:8-12, 14-15).
      • Después de su oración intercesora por Sodoma, Abraham salió a la mañana siguiente esperando ver cumplida su petición. Pero lo que vio fue destrucción (Gn. 19:27-28).
      • No hubo quejas por su parte. Nuevamente, se sometió a la voluntad divina. Siempre debemos aceptar la voluntad de Dios, aunque difiera de la nuestra.

Para meditar:

«El amor hacia las almas a punto de perecer inspiraba las oraciones de Abraham. Aunque detestaba los pecados de aquella ciudad corrompida, deseaba que los pecadores pudieran salvarse. Su profundo interés por Sodoma demuestra la preocupación que hemos de tener por los impíos. Debemos sentir odio hacia el pecado, y compasión y amor hacia el pecador». Elena G. White (Patriarcas y profetas, pg. 135).

Autor: Sergio Fustero, miembro de la Iglesia Adventista del 7º Día en Castellón. Responsable, junto con su esposa Eunice Laveda, de la web de recursos para la E.S. Fustero.es
Imagen: Librito oficial de Escuela Sabática

 

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