¿Hasta qué punto influimos espiritualmente en las personas que nos rodean? ¿Es posible marcar una diferencia en la vida de los alumnos?
Desde que empecé a trabajar en el CEAS me he planteado estas preguntas en muchas ocasiones ya que mis tareas del día a día no están directamente relacionadas con un aula. No obstante, trabajar en una institución educativa adventista es una gran bendición que brinda la oportunidad de dar respuesta diariamente a estas cuestiones. Por ello aprecio, cada vez más, lo gratificante que es tratar con jóvenes e influir, en la medida de lo posible, en su vida espiritual.
Mi puesto de trabajo se ubica físicamente en el departamento de secundaria y me gustaría compartir con vosotros una experiencia que ocurrió el año pasado con un grupo de alumnos de bachiller.
En el mes de abril se realizó, como cada año, el esperado día de la familia. En esta jornada, es costumbre regalar a las familias un pequeño obsequio que tenga, a poder ser, una implicación espiritual. Pensando sobre qué obsequio se podría regalar, surgió la idea de montar en el CEAS la “ExpoBiblia”. Cuando oí la idea me entusiasmé y mi mente empezó rápidamente a imaginar cómo sería tener esta exposición en nuestras instalaciones. Sin embargo, poco después comencé a pensar… ¿Sería adecuado para el día de la familia?, ¿Entenderían bien los padres y alumnos nuestro propósito? Realmente para nosotros era uno de los mejores regalos que les podíamos hacer… Pero, ¿qué acogida tendría?
Para mi gran sorpresa, una tarde, unos alumnos de bachiller me preguntaron si yo había leído la Biblia alguna vez. Esperaba que me preguntasen cualquier otra cosa pero me quedé sorprendida al escuchar la pregunta.
Me alegré, por supuesto, y les dije que sí. Acto seguido comenzaron a hacerme preguntas sobre ella y les pregunté que a qué se debía ese interés. Me respondieron que esa misma tarde les había tocado pasar por la carpa de la ExpoBiblia, que tras el día de la familia había seguido montada unos días más y ¡les había encantado! Incluso una chica me dijo que, si hubiera podido, habría pasado una segunda vez. El haber acudido a la exposición les había despertado cierto interés por las historias de la Biblia, por sus personajes e incluso por cuestiones más trascendentales a las que sólo podemos responder mediante la Palabra de Dios.
Fue una alegría compartir nuestras creencias con este grupo de jóvenes aquella tarde y descubrir lo interesante que puede ser la Biblia para la gente que aún no sabe de ella.
Aplicación Espiritual
Compartir nuestras creencias con los demás a veces puede resultar un reto, un desafío en el cual no siempre vamos a poder obtener resultados espectaculares, pero si ponemos todo nuestro esfuerzo y dedicación en dar a conocer a Dios, Él encontrará la forma de llegar a cada una de las personas a las que nos dirijamos.
No debemos tener miedo al poner la semilla del evangelio en los corazones de todo alumno sino más bien al contrario, es la mejor y más gratificante labor que podemos hacer por ellos.
Motivo de oración
Os sugiero que hoy oremos al Señor para que nos siga dando ideas e iniciativas que consigan llevar su poderoso mensaje a todo nuestro entorno.