Como padres y maestros siempre nos asalta la misma pregunta: ¿qué debemos enseñar a nuestros hijos para guiarlos en su relación con Dios? ¿Qué deben aprender sobre Dios para construir una base firme de todas las experiencias espirituales de su vida?
Si Dios pudiera escribirnos una carta posiblemente sería algo parecido a esta.
Queridos padres:
“Esto es lo que tus hijos necesitan aprender […] Necesitan saber que siempre los amo, más de lo que son capaces de imaginar. Los amo si son buenos o si son malos. Los amo sea que respondan a mi amor o no. Anhelo gozar de su amistad. En su amor les envié un Salvador que los rescatara de los engaños de Satanás, de modo que podamos gozar de mutua compañía por la eternidad. Mi amor se extiende a ellos, llamándolos tiernamente para que me amen en respuesta, y para que luego alcancen a otros con mi amor.
Necesitan saber que también pueden confiar en mí. Por cuanto los amo tanto, siempre haré lo mejor para ellos. Del mismo modo como pueden depender de mí para proveer a sus necesidades, así pueden también confiar en mí en relación con su vida –toda ella-, sus gozos, tristezas, ambiciones, el desarrollo de su carácter, su salvación y su vida eterna; aun sus dudas. Nunca los dejaré caídos, porque yo quiero lo mejor para ellos.
Cuando me amen y confíen en mí, hallarán que les resultará más fácil obedecerme. Sabrán que aunque obedecer es difícil, es lo mejor para ellos, y que siempre estaré allí para ayudarlos. Cuando me obedecen, están simplemente confiando en mí para desarrollar en cada uno de ellos mismos una semejanza de mi persona.
Porque mientras ellos aprendan lecciones espirituales de amor, confianza y obediencia, tus hijos descubrirán también cómo soy yo. Llegarán a saber, en lo íntimo de ellos, que se puede confiar en Dios […]”.
Tomado de “Enséñales a amar” de Donna Habenicht.
Esther Villanueva. Maestra de educación infantil y primaria. Coordinadora de la sección infantil de Aula7activa y del proyecto Mi Biblia, mi tesoro.
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