Cadetes 2021. El domingo 11 de julio dejamos a nuestra hija en el campamento de cadetes 2021, en Entrepeñas. Era su primer campamento en cadetes, pero anteriormente había estado en algún campamento de Tizones.
Entrepeñas, lugar conocido. Personas que han cuidado de ella en años anteriores. Todos los integrantes del equipo JAE (Juventud Adventista Española), entregando con inmenso amor todo lo que estaba a su alcance para que pudiese disfrutar de unos días inolvidables.
Inicio de adolescencia y post pandemia. Viendo de cerca, viviendo cada día y acompañando la tristeza de los que sufren. Después de tanto tiempo, tenía al fin la oportunidad de estar en contacto con la naturaleza, salir, respirar, convivir, recuperar y poder estar presente en el sentido mas amplio de la palabra. Tiempo en compañía de nuestro Creador.
Dejamos a nuestra hija allí y, con mi esposa, iniciamos el camino de retorno a casa. Íntimamente sentíamos que nuestra hija podría tener alguna crisis, producto de ese coctel novedoso de sensaciones que mencionaba anteriormente. Difícil de controlar y más aún de contener.
Valeria no quiere quedarse
Y sucedió lo que temíamos. Al día siguiente, con tono que denotaba angustia, y con lagrimas que hasta podíamos sentir, nos pedía por favor que la fuéramos a buscarla para traerla de vuelta a casa. Enfrentábamos como padres una situación difícil que requería una decisión rápid, por nuestra parte, amén de tener que tomarla a la distancia, sin entender el cómo ni el por qué. No había nada a su alrededor que motivase esa reacción. Simplemente se sentía así. Son las circunstancias inexplicables de la adolescencia, donde ellas y ellos son los que mas sufren.
Pusimos la situación en oración. Nuestra confianza en el equpo JAE era absoluta. Empezando por la directora del campamento, Esther; también hacia nuestros amigos de siempre, Jonatán, Sarai y Josevi; su monitora Merichel; el resto de monitores y monitoras; los instructores, el Pastor Jonathan Contero, Felix y los ayudantes de cocina; Vanesa en la coordinación… En fin plena confianza en todos y cada uno de ellos. Vidas preciosas y consagradas, que son muy importantes para que estos eventos prosperen.
Éxito final
La historia de mi hija Valeria acabó dibujando una sonrisa en su diario, por haber pasado un campamento maravilloso. Por haber revertido su angustia, por ver que su mejor amiga, Marisol, que conoce a nuestra iglesia, manifiestara que había pasado el mejor campamento de su vida y que desea repetir el próximo año.
Como padres, solo queremos manifestar un enorme agradecimiento a todo el equipo JAE por el apoyo incondicional a nuestra hija. Estoy seguro que hubiesen actuado de igual forma con cualquier participante que hubiese atravesado por las mismas circunstancias.
Que la publicación de estas letras sea un testimonio vivo para otros padres del por qué podemos estar felices y tranquilos al mandar a nuestros hijos e hijas a los campamentos de verano JAE. Y lo mas importante, agradecer a Dios, porque el Señor estuvo allí, como ha estado en otros campamentos y como seguirá estando por siempre.
Felicitaciones JAE. Misión cumplida. Mucho ánimo, y ¡a por más!
Autor: Javier Díaz Valledor, anciano de la Iglesia Adventista en Manzanares