Las implicaciones éticas y morales de la muerte asistida por un médico se han convertido cada vez más en puntos de controversia en la sociedad contemporánea y en la ética cristiana. Esta práctica puede definirse como alguna forma de asistencia médica para morir (AMM), ya sea activa o pasiva, y con o sin el consentimiento del paciente.
Este tema presenta muchos aspectos desafiantes. Por ejemplo, la ética y los profesionales médicos luchan por definir qué es la muerte. Bíblicamente, la muerte se considera como la pérdida del aliento o cuando la sangre, símbolo de vida, es derramada (cf. Génesis 9:4–6; Eclesiastés 3:19–21; Salmo 104:29). Sin embargo, con la medicina moderna, la respiración y el latido del corazón pueden reiniciarse después de detenerse, así como también puede administrarse sangre para reemplazar la que se ha perdido.
En el pasado, la muerte también se definía médicamente por criterios cardiopulmonares, pero ahora se equipara con la muerte cerebral en los países que tienen acceso a tecnología médica más avanzada. Esto se debe a que los procedimientos de soporte vital permiten que una persona que ni siquiera puede respirar por sí misma continúe «viviendo» indefinidamente. Incluso un estado vegetativo con la mayor parte del cerebro inactivo puede prolongarse. Esto hace que el tema sea mucho más complejo.
Ciertas cuestiones más filosóficas también complican el asunto. Algunos argumentan que no hay diferencia entre permitir que alguien muera y matarlo activamente. Además, otros creen que retirar el soporte vital a alguien en coma —permitiéndole morir— no constituye realmente matar a una persona, ya que su vida biográfica ha terminado aunque su vida biológica continúe técnicamente.
La pérdida de capacidades sociales y mentales también es considerada por algunos como razón para que la vida no valga la pena ser vivida. Además, debido a los niveles inmensos de dolor que algunos pacientes sufren, y que no pueden ser tratados adecuadamente, algunos piensan que retirar el soporte vital constituiría un acto de misericordia para permitirles morir en paz, ya que la muerte sería inminente de todas maneras.
Procesos más utilizados
La muerte asistida por un médico ya es legal en varios países (como Bélgica, Nueva Zelanda, Suiza, Colombia, etc.), y en muchos estados de EE.UU. (como Montana, Oregón, Nueva Jersey, Nuevo México, Vermont, etc.).
Los procesos más utilizados incluyen la sedación terminal (que reduce el dolor pero también acelera la muerte), o la administración directa de fármacos letales que provocan la muerte inmediata.
En ocasiones, renunciar al tratamiento de soporte vital (TSV) no se considera parte de la AMM, ya que se trata de permitir que la naturaleza siga su curso, aunque a veces la muerte se acelera como resultado.
Definiciones y contextos bioéticos
Los tipos de AMM pueden clasificarse de múltiples maneras:
- Voluntaria TSV retenido o retirado, con consentimiento del paciente competente o de acuerdo con una directiva médica firmada previamente. Muerte asistida por el médico (el paciente se administra la sustancia letal). Eutanasia (el médico administra, con consentimiento del paciente).
- No voluntaria TSV retenido o retirado, con consentimiento de la familia, ya que el paciente no puede consentir. Eutanasia (el médico administra, con consentimiento de la familia).
- Involuntaria TSV retenido o retirado, sin consentimiento del paciente, aunque el paciente sea competente. Eutanasia (el médico administra, sin consentimiento del paciente).
La AMM involuntaria es siempre incorrecta
Al evaluar estos casos desde una perspectiva bioética, queda claro que la AMM involuntaria es siempre incorrecta porque se viola el principio de autonomía. La AMM involuntaria va en contra del deseo del paciente y/o de sus cuidadores, ya sea respecto al retiro del TSV o a la administración de fármacos letales. Sin embargo, ha habido casos en distintas partes del mundo.
Cuando los hospitales están llenos o cuando las personas son persuadidas en contra de su voluntad de que morir es lo mejor para ellas, algunos bioeticistas consideran que la asistencia médica para morir (MAID, por sus siglas en inglés) pasiva, ya sea voluntaria o no voluntaria, es éticamente viable.
Esto sucede cuando se retiran los tratamientos de soporte vital (TSV), ya sea con consentimiento o cuando el paciente no puede consentir. No consideran que permitir que alguien muera en estos casos sea lo mismo que matarlo; la vida es sagrada pero finita, y eventualmente terminará. Los procesos naturales que conducen a la muerte están en curso, y el dolor puede mantenerse al mínimo con cuidados paliativos.
Algunos bioeticistas también creen que la MAID activa no voluntaria es aceptable, cuando el paciente está en coma, no puede tomar decisiones y no tiene posibilidades de vivir por sí mismo. La familia decide poner fin a una vida que probablemente ya se mantenía artificialmente.
La MAID activa voluntaria (eutanasia o suicidio asistido)
La controversia ética principal gira en torno a la MAID activa voluntaria, que incluye la eutanasia (el médico administra la dosis legal) o el suicidio asistido por un médico (administra al paciente la dosis legal). Aunque son procedimientos distintos, los principios éticos involucrados son los mismos, ya que en ambos casos el médico actúa a petición del paciente para terminar su vida.
Por un lado, estos casos se diferencian del suicidio, que con frecuencia ocurre en soledad y de forma violenta. Por otro lado, cuando un paciente decide voluntariamente terminar su vida, esta práctica —anteriormente llamada suicidio asistido por un médico— podría no diferir mucho del suicidio y plantea preocupaciones éticas similares.
Incluso los bioeticistas seculares expresan inquietudes sobre la MAID activa voluntaria. En países donde la eutanasia es legal, se ha observado un descenso en la calidad de atención a ancianos, enfermos terminales y personas con discapacidad.
A menudo, un pedido para morir es en realidad un grito de ayuda
La sociedad suele ver a las personas con discapacidad como miserables y una carga, en lugar de facilitarles vivir lo más normalmente posible. Además, la mayoría de quienes reciben tratamiento de salud mental no optan por morir. Además, a menudo pedir morir es, en realidad, un grito solicitando ayuda.
La MAID también puede entrar en conflicto con el Juramento Hipocrático que hacen los médicos, el cual defiende el principio de preservar la vida.
Este tema es muy sensible, ya que la mayoría de los pacientes que solicitan MAID buscan poner fin a sus vidas por dolor extremo, pérdida de autonomía o la sensación de haber perdido su dignidad debido a una enfermedad. Para muchos, no queda otra opción, ya sea por el dolor inmenso o por la carga financiera que dejarían a sus seres queridos.
Para alguien que no ha experimentado ese dolor insoportable, puede parecer sencillo decir que está mal terminar con la vida. Sin embargo, al presenciar el sufrimiento extremo, se puede comprender por qué algunos desean morir. Es necesaria la empatía para expresar las siguientes verdades fundamentales halladas en las Escrituras, las cuales ayudan a entender situaciones similares en la Biblia y también a responder a casos actuales.
Principios bíblicos fundamentales
Para los adventistas del séptimo día, la Biblia es la fuente principal de orientación frente a estos temas complejos. Desde una perspectiva bíblica, la santidad de la vida humana, la soberanía de Dios sobre la vida y la muerte, y la naturaleza del sufrimiento son cruciales para formular una respuesta ética sobre la MAID.
- La muerte es el enemigo final. La Biblia es clara: el pecado trae la muerte (Génesis 2:17; 3:19; Romanos 6:23), y Dios destruirá la muerte (1ª de Corintios 15:50–57; Apocalipsis 21:1–4). La muerte no es normal ni eterna.
- Los seres humanos tienen un valor infinito. Somos hechos a imagen de Dios (Génesis 1:27). Jesús demostró que Dios se preocupa por todos (Salmos 34:18; Isaías 41:10; Mateo 11:28–30). El valor de una persona no depende de su productividad, sino de que ha sido creada por Dios.
- Solo Dios tiene autoridad sobre la vida y la muerte. Job deseaba morir, pero reconocía que era Dios quien decidía (Job 14:5). Hay un tiempo para morir (Eclesiastés 3:1–2), pero el ser humano no debe tener poder sobre «el día de la muerte» (Eclesiastés 8:8).
Dios nos llama a elegir la vida. Debemos hacer todo lo posible por preservar la vida. Jesús sanaba, restauraba, y no discriminaba por estatus o salud. Nuestros cuerpos son templo del Espíritu (1ª de Corintior 6:18–20).
El sufrimiento puede tener un propósito redentor. «El sufrimiento produce perseverancia… carácter… y esperanza» (Romanos 5:3–4). Jesús mismo sufrió la peor muerte. Su ejemplo nos dignifica incluso en medio del dolor (Isaías 53:3–5).
La esperanza de vida eterna transforma nuestra perspectiva. Job encontró consuelo en la esperanza de la resurrección (Job 19:23–27). Lo mismo aplica hoy (1ª de Corintios 15; 1ª de Tesalonicenses 4:13–17).
Ejemplos bíblicos relacionados
- Quienes desearon morir y vivieron: Elías (1ª de Reyes 19) y Jonás (Jonás 3–4) desearon la muerte, pero Dios los trató con compasión.
- Desearon morir y murieron: Abimelec (Jueves 9:42–55) y Saúl (1ª de Samuel 31:1–5) pidieron ser asesinados. En ambos casos, no buscaron la voluntad de Dios.
- Quienes murieron por suicidio: Zimri (1ª de Reyes 16:15–19) y Judas (Mateo 27:3–10). Caso único: Sansón pidió a Dios morir con los filisteos y murió por sus propias acciones (Jueces 16).
Conclusiones y recomendaciones
Dado que cada ser humano tiene valor intrínseco por la creación, la encarnación de Cristo y la redención, se concluye que la vida siempre es mejor que la muerte. La MAID activa voluntaria contraviene la dignidad humana y el ejemplo de Jesús. Un paciente en agonía necesita la seguridad de que, en Jesús, hay vida eterna.
Observaciones clave:
- Se necesita compasión y cuidado para quienes sufren: cuidados paliativos, salud mental, acompañamiento.
- La iglesia debe ofrecer un espacio seguro, compasivo y bíblico para discutir decisiones del final de la vida.
- Aquellos que han perdido el sentido de propósito deben ser afirmados en su valor inestimable.
- La muerte es el último enemigo; la verdadera cura está en la vida eterna con Cristo.
- No se trata de prolongar la vida a cualquier costo. Hay una diferencia entre permitir una muerte natural y acelerar la muerte intencionalmente.
- Jesús amaba a las personas tal como eran. Terminar la vida va contra la dignidad revelada en el plan de redención.
El enfoque bíblico hacia la MAID debe fundamentarse en la santidad de la vida humana. Aunque el sufrimiento genera compasión, esa compasión debe motivar cuidado, no muerte. Dios llama a confiar en Él, incluso frente al dolor, y a defender la dignidad de todo ser humano como portador de Su imagen.
Incluso cuando alguien recurre a la MAID, es importante recordar la gracia de Dios y que Él comprende el dolor humano. Jesús experimentó el máximo sufrimiento y se acerca a los que sufren; y nosotros debemos hacer lo mismo.
Autor: BRIEC Statement. Adventistbiblicalresearch.org
Notas finales
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Gregory E. Pence, Medical Ethics: Accounts of Ground-Breaking Cases, 9.ª ed. (Nueva York: McGraw Hill, 2021), 20–60.
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Para una discusión más amplia, véase John F. Kilner, ed., Why the Church Needs Bioethics: A Guide to Wise Engagement with Life’s Challenges (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2011); y Ewan C. Goligher, How Should We Then Die?: A Christian Response to Physician-Assisted Death (Bellingham, WA: Lexham Press, 2024), 45–46.
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Véanse más estadísticas en “Suicide,” National Institute of Mental Health, actualizado en marzo de 2025, https://www.nimh.nih.gov/health/statistics/suicide. Por ejemplo, las mujeres suelen elegir medios menos violentos para el suicidio que los hombres.
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Véase Anita Hannig, “‘Assisted Suicide’ Deserves a Different Name,” BrandeisNOW, 6 de julio de 2022, https://www.brandeis.edu/now/2022/july/assisted-dying-hannig.html.
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Véase la declaración del BRIEC sobre el suicidio, “Suicide: A Biblical Perspective and Theological Reflection,” Reflections 86 (abril–junio de 2024): 2–8, https://www.adventistbiblicalresearch.org/wp-content/uploads/Reflections-86-April-June-2024.pdf.
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Para una discusión de todos estos temas, véase Pence, Medical Ethics, 20–60.
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Pence, Medical Ethics, 20–60; y Ellen Wiebe et al., “Reasons for Requesting Medical Assistance in Dying,” Can Fam Physician 64, n.º 9 (sept. 2018): 674–679, https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6135145:
“Hubo una diferencia en las razones dadas para solicitar MAID (asistencia médica para morir) entre personas con distintos diagnósticos; los síntomas relacionados con la enfermedad fueron citados como la razón más importante por el 39.0% de los pacientes con cáncer, el 6.8% de los pacientes con enfermedades neurológicas, y el 28.9% de los pacientes con insuficiencia de órganos terminales. La pérdida de autonomía fue citada como la razón más importante por el 16.0% de los pacientes con cáncer, el 36.4% con enfermedades neurológicas y el 23.7% con insuficiencia de órganos.” -
Véase Goligher, How Should We Then Die?, 17; y Kilner, Why the Church Needs Bioethics.
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Esto también se afirma en “A Statement of Consensus on Care for the Dying” votado por la Conferencia General de los Adventistas del Séptimo Día el 9 de mayo de 2013, https://gc.adventist.org/official-statements/a-statement-of-consensus-oncare-for-the-dying/.
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Harold Y. Vanderpool, “Death and Dying: Euthanasia and Sustaining Life (Historical Aspects),” Encyclopedia of Bioethics, ed. rev., ed. Warren T. Reich (Nueva York: Simon & Schuster Macmillan, 1995), 555.
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Para una discusión más amplia, véase Philip Yancey, Where Is God When It Hurts? (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2002).
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Para una discusión adicional sobre los métodos compasivos de Dios, véase A. Rahel Wells, “The Depressed Prophet,” Perspective Digest 27, n.º 2 (abril de 2022), https://www.perspectivedigest.org/archive/27-2/the-depressed-prophet.
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Otro ejemplo similar se encuentra en Hechos 16, cuando Pablo detiene al carcelero que intentaba quitarse la vida, lo cual aparentemente indica lo inapropiado de dicha acción (v. 28). Para más discusión sobre el suicidio, véase la declaración del BRIEC: “Suicide: A Biblical Perspective and Theological Reflection.”
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Véase General Conference of Seventh-day Adventists, “A Statem[…]”
Publicación original: Medical Aid in Dying: A Biblical Perspective – Reflections-89-January-March-2025.pdf