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Otra vez con lo mismo

Ya llega el tiempo en el que los muros de FaceBook se llenan de acalorados debates sobre la Navidad.
Predicadores excitados aprovechan las redes para confundir a sus audiencias explotando el morbo, la provocación y las medias verdades. «Hermanos y hermanas» se dedican públicamente críticas y acusaciones.
Que si esa no es la fecha, que si el arbolito es pagano, que si las bolas representan cabezas decapitadas, que si celebras eso eres un…

Y cada año la misma historia.
Horas de vídeos producidos sobre el asunto, ¿con qué fruto? Miles de palabras disparadas, ¿con qué fin? Tiempo invertido en ver y leer sobre estos temas, ¿con qué provecho?

  • En diciembre el debate de la navidad.
  • En enero los reyes magos, que ni reyes ni magos.
  • En abril, el de la fecha de la crucifixión.

Y cualquier fecha es buena para discutir otros temas: que si los pantalones, que si las faldas, que si la corbata, que si… Y así nos pasamos la vida, de combate en combate.
¡Qué desgaste! ¡Qué cansino!

Y mientras tanto…

Mientras tanto, el Enemigo, Satanás, tocando palmas. Aplaudiendo. Él y sus agentes contentos de que, un año más, nos tienen absortos en sus historias y controversias.

Y mientras tanto las personas muriéndose en la desesperanza. En la soledad. En la necesidad de que alguien las llame para preguntarles cómo están o las visite para darles un abrazo sincero.

Y mientras tanto la iglesia enredada. Perdiendo a adolescentes, jóvenes y adultos por la puerta de atrás, y por la de delante. Y luego nos preguntamos el porqué.

Tenemos al elefante en el salón, pero nos dedicamos a perseguir ratones por los pasillos. Mientras nuestros problemas graves y obvios están delante de nuestras narices, preferimos, porque es mucho más fácil, distraernos con otros asuntos insulsos y mirar a un lado o a los problemas de los demás.

Pero…

Bueno, pero ¿acaso no hay personas sinceras a las que les preocupan estos temas? Sí, es verdad.
¿Acaso no hay un tiempo para todo? ¿Tiempo de preguntar, de investigar y de buscar respuestas? Sí, es verdad.
¿Acaso estos debates no son algo residual, de unos pocos que gritan mucho? Sí, es verdad.

Lo preocupante es que la voz de esos pocos se transforme en la vida espiritual de muchos.
Que lo que debe ocupar un corto tiempo, se convierta en todo el tiempo.
Y que los sinceros acaben repitiendo las preguntas y los discursos de los provocadores.

Por supuesto, como dice el apóstol Pablo, “¿qué tiene que ver la luz con las tinieblas?” (2 Corintios 6:14).
Sí, estudia cada tema, investiga desde fuentes fiables y actúa por convicción personal, en conciencia.

Pero cuando elevamos nuestras opiniones al estatus de mandamientos, nos autoengañamos.
Cuando vamos más allá de la revelación, o nos investimos con el conocimiento de saber lo que Dios haría o dejaría de hacer en temas en los que ni Él se ha manifestado, estamos ocupando una posición que no nos pertenece.
Cuando queremos imponer una visión particular o convencer a otros que no piensan igual que yo, estamos ejerciendo un poder que no es el que nos corresponde.

¿Y si…?

En cierta ocasión, Jesús dijo:«¡Ay de vosotros, hipócritas! Dais la décima parte de vuestras especias. Pero habéis descuidado los asuntos más importantes de la ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. (…) Coláis el mosquito pero os tragáis el camello» (Mateo 23: 23-24).

Hay tanto que hacer por los demás.
Hay tanto que compartir con los que no conocen a Jesús.
Vivimos en los tiempos finales de la historia, así que no podemos permitirnos gastar ni un minuto en temas que no sean vitales y urgentes para la salvación de las personas.
Dios nos ha entregado Luz para iluminar a los demás, no para quemarlos. Y no, no vamos a iluminar al mundo ni con las luces de los árboles de navidad ni con «antorchas purificadoras». Solo con Jesús, la luz del mundo (Juan 8: 12).

¿Y si en vez de participar de estos debates, como espectador o como tertuliano, te conviertes en un mensajero de esperanza?
¿Si cambiamos el espíritu de controversia por uno de reconciliación?
¿Y si el tiempo que dedicamos a estos temas lo invirtiésemos en conocer más y más a Jesús?

Comparte a Jesús

Como dijo Pablo, «no quiero saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo» (1 Corintios 2: 2). Sí, «necesitamos muchas menos discusiones, y mucho más presentar a Cristo» (Ellen G. White, El Evangelismo, 130.1).

¡Que esto sea una realidad, esta Navidad, en la cena con tu «cuñao»!

Aprovecha estas fechas para cumplir el mejor propósito: amar a los demás, así como Dios te ha amado primero (1 Juan 4:19). Del regalo de la gracia que has recibido, da.

Porque “en esto sabrán que sois mis discípulos” (Juan 13:35), porque “el cumplimiento de la ley es el amor” (Romanos 13:10), porque “permanecen estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor” (1 Corintios 13:13).

¿Hay alguien a tu alrededor que puede sentirse solo? Visítale. Invítale a cenar.
¿Todavía no te hablas con aquella persona que…? Ahora es el momento.

Tenemos una misión especial, un mensaje tan valioso e importante, que no podemos dejar que otros debates lo oculten.

No puede haber un mejor regalo, ni un mejor propósito, que el de compartir a Jesús… También en Navidad.

Autor: Samuel Gil, responsable del Depto. de Comunicaciones de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España, y director de HopeMedia.es
Imagen de Shutterstock

8 Comments

  • Natty dice:

    Excelente reflexión hay muchas luchas pero de todas nos saca nuestro salvador mi pasión es compartir el amor de Cristo pero pienso que lo hago mal mi comunión debe ser más constante

  • Claudia Babilonia dice:

    Lo realmente relevante es exaltar a Cristo, lo demás son cortinas de humo en las que no nos debemos ahogar.
    Comparte a Cristo, comparte amor y las críticas se irán de tu pensamiento y de tus labios 😉

  • Mari dice:

    Amén y amén.
    Se puede decir más alto, pero no más claro
    Ahora queda perdir al altísimo, que nos llene de su Espíritu para dar lo que por nosotros no podemos…
    Muchas gracias por el mensaje .

  • angel dice:

    Pues a mi me sigue pareciendo mal que la iglesia adventista celebre la navidad. Satanas siempre pone alguna explicacion por la cual debes desobedecer, y el resultado es ese, que desobedecemos.
    Con la bonita explicacion de que Cristo resucito un domingo, es que los catolicos desobedecen el 4º mandamiento, pero no es mas que un pretexto para desobedecer.
    Asi sucede con la navidad. No debe de haber ninguna explicacion ni excusa para celebrarla. Si a Dios no le gusta, no le gusta. Punto.

  • Esther dice:

    Amén , siempre es bueno y más aún en este mes , mas amor y perdón entre todos tenemos un Dios de amor hagamos lo que él deja por encargo hermanos.

  • Daniel Salvador Evangelio dice:

    Querido Samuel.
    Me parece muy apropiada tu reflexión apoyada por la Biblia. Necesitamos poner los acentos en lo que Jesús considera importante, y eso es el amarnos “de hecho y en verdad”.
    Celebró cada día que Jesús haya nacido, y de forma más acusada en las fechas que todos la celebran, para así dar más fácil testimonio del hecho salvífico del nacimiento de Jesús.
    Enhorabuena.

Revista Adventista de España