¿Cómo fue el movimiento Millerita después de 1844? Una evaluación histórica que muestra cómo Dios condujo incluso un evento como la decepción.
El gran chasco fue un duro golpe para los creyentes milleritas que esperaban el regreso de Jesús el 22 de octubre de 1844. Un gran grupo de milleritas apostató completamente de la fe cristiana. Otros volvieron a sus antiguas iglesias. La gran mayoría, sin embargo, aunque desorientados, pasando por una crisis existencial y siendo el ridículo de la sociedad, mantuvo la fe, pero terminó dispersándose y originando nuevos movimientos que posteriormente dieron origen a nuevas iglesias.
Guillermo Miller y algunos de los que lo apoyaban convocaron y realizaron dos asambleas para intentar evitar que eso ocurriera y con la esperanza de mantener el movimiento millerita unido.
Primera asamblea de los milleritas
La primera de ellas tuvo lugar entre los días 28 y 29 de diciembre de 1844 en la ciudad de Low Hampton, Nueva York, Estados Unidos. Esta estuvo dedicada a apaciguar el ánimo de los líderes del nuevo movimiento millerita y mantenerlos unidos. Asumieron que se había cometido un error humano en relación a los cálculos proféticos y que había una diferencia de 4 a 5 años todavía pendiente para el regreso de Jesús, lo que hizo menos fuerte el golpe del chasco.[1]
Segunda asamblea de los milleritas
La segunda asamblea ocurrió entre el 29 de abril y el inicio de mayo de 1845 en la ciudad de Albany, Nueva York.[2]Esta se dedicó a 60 representantes del movimiento millerita, con el objetivo de eliminar divergencias doctrinarias, pues ya habían surgido nuevas doctrinas[3] relacionadas a la doctrina de la segunda venida de Cristo que amenazaban la unidad del movimiento.
Una de las principales doctrinas fue la de la puerta cerrada, precedida por el clamor de media noche y basada en Mateo 25:1-13. La idea era que la obra de la predicación de la segunda venida de Jesús había concluido y que la puerta de la gracia se había cerrado el 22 de octubre de 1844. Para los defensores de esta doctrina, todos los que hasta allí habían creído en la predicación de la segunda venida de Jesús se encontraban salvos, y los que no habían creído, ni se habían unido al movimiento, estaban perdidos.
El objetivo de estas dos asambleas no fue alcanzado. La unidad de los milleritas y la división del movimiento ocurrió de manera inevitable poco tiempo después. De ese gran grupo de milleritas chasqueados se originaron cuatro movimientos que posteriormente se organizaron en nuevas iglesias:
Adventistas evangélicos
Los adventistas evangélicos se organizaron en 1858 bajo el liderazgo del pastor Josías Litch y adoptaron el nombre Asociación Americana del Milenio (American Millenial Association).[4] Continuaron publicando el periódico Advent Herald, fundado por Joshua Himes en Boston en 1840, en ese entonces bajo el título The Signs of the Times, que propagaba sus enseñanzas escatológicas (sobre el final de los tiempos). Creían en el estado consciente de los muertos y en el sufrimiento de los perdidos en el infierno de fuego eterno. En 1906, el nombre del periódico pasó a ser Messiah’s Herald. La iglesia tenía 481 miembros, y continuó existiendo hasta 1916, cuando fue disuelta.[5]
Adventistas cristianos
Los adventistas cristianos se separaron del movimiento millerita alrededor de 1854, liderados por Jonathan Cummings. En 1861, en Salem, Massachusetts, se organizaron formalmente como iglesia después de la adhesión de Charles F. Hudson y George Storrs. Storrs había fundado el grupo Unión de la vida y del advenimiento, en Wilbraham, Massachusetts y estaba publicando semanalmente el periódico The Herald of Life and of the Coming Kingdom en Springfield. Con la adhesión de Storrs, los adventistas cristianos pasaron a llamarse Iglesia Cristiana Adventista. Creían en la segunda venida de Cristo de manera personal, visible, literal e inminente, en la inconsciencia de los muertos, en el bautismo por inmersión y observaban el domingo como día sagrado. En 1900, durante su Conferencia General, ellos aprobaron en asamblea su credo doctrinario. En 1964 se fusionaron con la Iglesia Cristiana del Advenimiento, nombre adoptado hasta hoy.[6]
Adventistas sabatistas
A este grupo pertenecen José Bates, Jaime White, Hiram Edson, entre otros. Después de vivenciar el gran chasco y padecer una gran amargura, decidieron perseverar en oración. El grupo se reunió bien temprano por la mañana del día 23 de octubre de 1844, en el granero de Hiram Edson para orar pidiendo luz sobre lo que había ocurrido. Después del periodo de oración, tomaron el desayuno.
Después, Edson y su amigo Owen Loomis Crosier fueron a visitar a algunos creyentes milleritas fuertemente chasqueados. Ellos se dirigieron hacia ese lugar tomando un atajo que pasaba por un campo de cultivo. De pronto, en medio del camino, Edson recibió la respuesta a las oraciones de ellos. Él se detuvo por un momento, recibiendo un destello de luz sobre el tema del gran chasco. El 22 de octubre de 1844, Jesús salía del lugar santo del santuario celestial para entrar en el lugar santísimo para iniciar el juicio previo al advenimiento, en lugar de salir del lugar santísimo para venir a la Tierra.[7]
Inmediatamente el texto de Apocalipsis 10:10-11 cobro total sentido: «Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre».
La esperanza del inminente regreso de Cristo al mundo encontrada en el libro de Daniel 8:14 fue para los milleritas «dulce como la miel», pero la experiencia del gran chasco se volvería «amarga en el vientre».
Así, ellos comprendieron que el gran chasco se encontraba profetizado en la Biblia y que se estaba cumpliendo, pero que todavía no había llegado el tiempo del regreso de Jesús. Dios aún les había dado una gran obra que hacer: Apocalipsis 10:11 «Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes».[8]
Iglesia de Dios del Séptimo Día
La Iglesia de Dios del Séptimo Día fue fundada en 1858 por Gilbert Cranmer, disidente de los adventistas sabatistas por negar la inspiración profética de Elena G. White. La iglesia inició la publicación del periódico The Hope of Israel, el 10 de agosto de 1863 en Hartford, Michigan. Este fue el principal medio de diseminación de sus creencias y que ayudó a la iglesia a expandirse a los estados de Missouri, Nebraska, llegando hasta Canadá. Aún en 1863 otro cuerpo adventista sabatista independiente, formado en 1860 en Marion, Iowa, se unió a la iglesia.
Creían en las doctrinas de la segunda venida y en el sábado como día santo, que la crucifixión de Cristo ocurrió en un día miércoles y su resurrección en sábado. En 1884 la Conferencia General de la Iglesia de Dios fue organizada. En 1899, ellos incorporaron el séptimo día como día santo y, en 1923, se añadió el nombre de la denominación.[9]
Aplicación espiritual
Cuando el sol está brillando y el cielo está azul, recorremos el trayecto de manera fácil y tranquila. Pero cuando en medio del camino nos encontramos con un desvío que inesperadamente nos conduce a subidas y bajadas, el tiempo se detiene y nos sentimos desolados y desorientados.
Un pequeño grupo de milleritas chasqueados, que posteriormente originó la Iglesia Adventista del Séptimo Día, pasó por eso en el ámbito espiritual. Ellos tenían motivos para desanimarse, pero no se rindieron. Continuaron buscando a Dios en oración por nueva luz y, aprendiendo a confiar en Dios, vivenciaron su providencia.
Perseverar en la fe en oración pidiendo luz del cielo aun sin entender lo que se está pasando y buscar con profundidad en la Palabra de Dios para obtener respuestas a nuestras más profundas inquietudes hace la diferencia también para nosotros hoy.
Terminamos dándonos cuenta que no necesitamos entender, ni saber por qué o para qué todo ocurre. Solo es necesario confiar en la omnisciencia de Dios, pues él mismo dice en su Palabra «Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes […], planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza» (Jeremías 29: 11, NVI).
Curiosidad
Además de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, existen hasta hoy por lo menos otras dos iglesias oriundas de los milleritas:
Una de ellas es la Iglesia Cristiana del Advenimiento (antes adventistas cristianos). Su sede mundial se encuentra en el estado de Carolina del Norte, organizada en 25 asociaciones y tiene alrededor de 200 congregaciones y 25.000 miembros esparcidos por los Estados Unidos y Canadá y otros 20 países más. Tienen una universidad, Aurora University, en la ciudad de Aurora, Illinois, Estados Unidos.[10]
La otra es la Iglesia de Dios del Séptimo Día. Su sede mundial fue establecida inicialmente en Stanberry, Missouri, Estados Unidos. En 1933, pasaron por un proceso de división estructural y, también, doctrinaria. En agosto de 1949 los grupos de Salem, Virginia Occidental y de Stanberry-Missouri se reunificaron. Actualmente publican el periódico The Bible Advocate. La Iglesia de Dios hoy cuenta oficialmente con 14.000 miembros. Posee alrededor de 233 congregaciones, presentes en cerca de 20 países, pero que en su gran mayoría se encuentra en los Estados Unidos, Canadá y Brasil. La iglesia posee algunos sanatorios, y su sede mundial y editora Bible Advocate Press están ubicadas en la ciudad de Denver, Colorado, Estados Unidos.[11]
Autor: Edegar Link. Teólogo especializado en historia de la Iglesia Adventista en Brasil. Tiene una Maestría en Teología de la Universidad Adventista de Friedensau, Alemania. Y actualmente es pastor en el estado de Sajonia, Alemania.
Sugerencia para lectura adicional:
Knight, George R. Adventismo: Origem e Impacto do movimento Milerita. Casa Publicadora Brasileña, Tatuí-SP, 2014.
Maxwell, C. Mervyn. História do Adventismo, Casa Publicadora Brasileña, Santo André-SP, 1982, Ps. 51-55.
Schwarz, Richard W.; Greenleaf, Floyd. Portadores de Luz: História da Igreja Adventista do Sétimo Dia. Engenheiro Coelho: Unaspress, 2016, Ps. 54-56
[1] Timm, Alberto Ronald. História da Igreja Adventista do Sétimo Dia: Seminario Adventista Latino-Americano de Teologia – Instituto Adventista de Ensino, Sao Paulo, 1988, P. 26.
[2] Ibidem, Ps. 27-28.
[3] Schwarz, Richard W.; Greenleaf, Floyd. Portadores de Luz: História da Igreja Adventista do Sétimo Dia. Engenheiro Coelho: Unaspress, 2016, P. 54.
[4] Ibidem, P. 55.
[5] Müller, Konrad. Die Frühgeschichte der Siebenten-Tags-Adventisten. Ers-Verlag, 4. verbesserte Auflage, Berlin, 1995, p. 129.
[6] Ibidem.
[7] C. Mervyn Maxwell. História do Adventismo, p. 50.
[8] Ibidem, p. 52-54. Este grupo se volvió el núcleo de los adventistas sabatistas y posteriormente originó la Iglesia Adventista del Séptimo Día. El próximo artículo aquí en el sitio tratará más detalles de “cómo se originó la Iglesia Adventista del Séptimo Día”.
[9] Ver: https://acgc.us/about/#Structure Ingreso 16.03.2020.
[10] Ver: https://cog7.org/about-us/ Ingreso 16.03.2020
[11] Ver: https://acgc.us/about/#Structure Ingreso 16.03.2020
Contenido original: El declive y la división del movimiento millerita