La adicción a los videojuegos es una conducta que, al principio, puede parecer no perjudicial. Sin embargo, finalmente lo termina siendo. Esto no sucede por casualidad. El desarrollador del videojuego busca intencionalmente que, cuanto más se juegue, mejor se juegue. Ahora bien, ¿cómo saber si tengo una adicción? La forma de darnos cuenta de esta conducta es mediante la evidencia de ciertos síntomas, como:
- No puedo estar sin jugar.
- Cada vez necesito más tiempo para jugar, y juegos más estimulantes.
- Tengo recaídas luego de intentar dejar de jugar.
- Tengo pérdida de la noción del tiempo.
- Sustituyo actividades sanas y me aíslo socialmente para jugar.
- Tengo indiferencia a las advertencias y las consecuencias de mi conducta.
Esta adicción trae como consecuencias estas perturbaciones:
Consecuencias
- Malestar emocional tanto al jugar como al no jugar.
- Problemas familiares entre padres e hijos.
- Crisis matrimoniales y dificultades sociales.
- Bajo rendimiento académico.
- Riesgos laborales y penalidades legales.
- Riesgos financieros.
- Desorden en las horas de sueño.
- Cansancio continuo.
- Trastornos alimenticios y obesidad.
- Incapacidad de concentración y disminución del hábito de la lectura.
Sin embargo, la peor consecuencia es la espiritual. Niños, adolescentes, jóvenes y adultos de nuestra iglesia son usuarios regulares de diversos tipos de videojuegos. Es más, quizá tú, que estás leyendo, acostumbres utilizar juegos de acción, de arcade, de deportes, de estrategia, de simulación y musicales. Esto, en diferentes plataformas como PlayStation, Xbox, Wii, Nintendo switch, tabletas y celulares.
Desde luego, generalizar que todos los videojuegos son malos y deben prohibirse sería un error. Pero, debemos recordar que “antes de que el cristiano peque abiertamente, progresa en su corazón un largo proceso de preparación que el mundo ignora. La mente no desciende inmediatamente de la pureza y la santidad a la depravación, la corrupción y el crimen. Se necesita tiempo para que los que fueron formados a la imagen de Dios se degraden hasta llegar a lo brutal o satánico. Por la contemplación somos transformados. Al nutrir pensamientos impuros en su mente, el hombre puede educarla de tal manera que el pecado que antes odiaba se convierta en agradable” (Elena de White, Patriarcas y profetas, p. 490).
Cinco preguntas para el buen uso y elección de videojuegos
Así que, quiero compartir contigo cinco preguntas para que puedas reflexionar sobre tu uso y elección de los videojuegos:
- Los videojuegos que utilizas, ¿superan el filtro de Filipenses 4:8 como verdaderos, honestos, justos, puros, amables, de buen nombre, de virtud y dignos de alabanza?
- Tu uso de los videojuegos, ¿está teniendo sobre ti alguna de las consecuencias mencionadas en el artículo, haciendo que no cuides tu cuerpo, que es el templo del Espíritu Santo?
- Lo realizado en el videojuego o su narración, ¿va en contra de alguno de los mandamientos de Dios?
- Si nos transformamos por lo que contemplamos, ¿pasas más tiempo contemplando los videojuegos que usas de forma regular o a Jesús?
- El uso de los videojuegos ¿está perjudicando tu testimonio de excelencia e integridad en alguna área de tu vida, o está siendo un obstáculo en la relación con tu prójimo?
Tomate unos minutos para reflexionar sobre estas preguntas en oración. Tal vez te sentiste identificado, o eres un padre que quiere ayudar a su hijo. Pronto hablaremos sobre cómo salir de este comportamiento.
PUBLICACIÓN ORIGINAL: ¿Adicto a los videojuegos?