Descarga tu revista de la Semana de Oración integrada, que celebraremos del 7-14 de noviembre. El tema de la misma es: “Fidelidad en el estilo de vida cristiano” y se puede descargar, en PDF, aquí: Semana Oración Integrada 2020
Vivamos los principios divinos de salud.
Fuimos hechos para un mundo mejor. Fuimos hechos para disfrutar de vidas mejores. Cuando Dios creó el mundo y colocó a la humanidad en medio de él, «Dios miró todo lo que había hecho, y consideró que era muy bueno» (Gén. 1:31, NVI). Dios diseñó el mundo, y la vida que está en él, para que fuesen perfectamente buenos.
Fuimos creados para tener vidas que, en cada acción, pensamiento y sentimiento, reflejen, proclamen, celebren y disfruten de cuán bueno es Dios. Esa era y sigue siendo la intención y el deseo de Dios para nuestra vida. Pero algo salió mal.
La caída
En el Edén, Adán y Eva escogieron desviarse del diseño de Dios para su vida. Sus acciones arrojaron sus existencias y las de toda la creación a un dolor y sufrimiento indescriptibles. Si tan solo hubieran escuchado, si tan solo hubieran sido fieles, todo el mal que siguió habría sido evitado. Pero confiaron en sí mismos antes que en Dios, y escucharon al diablo. Desde entonces, la historia de la humanidad ha estado marcada por la infidelidad al diseño de Dios para la vida, la falta de confianza en Dios, el dolor, el sufrimiento y la muerte.
El rescate
Dios, sin embargo, no nos ha abandonado. Está tratando continuamente de alcanzar a cada ser humano. Siguen en pie su intención y su deseo de que exista el bien en este mundo y en nuestra vida. Pero el diablo se encuentra en la misión de atacar todo lo que es de Dios, todo lo que él creó, todo lo bueno, todo lo que es vida. Vivimos en medio de este gran conflicto entre Cristo y Satanás, entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte. Cristo está buscando salvar, mientras que el diablo busca destruir.
Todos hemos caído víctimas de los ataques del diablo. Todos nos hemos apartado e ido por nuestros caminos (Isa. 53:6). Pero donde el diablo busca destruir, Dios ya está allí para buscar y salvar (Luc. 19:10). Dios no nos ha abandonado, ni ha abandonado a este mundo.
«He venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia» (Juan 10:10),[1] dijo Jesús. Su misión era y es contrarrestar y vencer el mal del diablo, quien viene «para hurtar, matar y destruir» (vers. 10). La misión de Cristo en el mundo es vida, y vida en abundancia. La misión del diablo es la muerte.
No hay vida en el mal. En el mal hay solo muerte. Solo podemos tener vida en Cristo. Solo podemos tener vida en lo que es bueno. La vida –y la vida en abundancia– solo puede disfrutarse en fidelidad al diseño de Dios para el mundo y la vida que está en él.
Desde el comienzo, el diablo ha sido «mentiroso y padre de mentira» (Juan 8:44). Su engaño maestro ha sido convencer a los seres humanos que lo que él ofrece es mejor, más apetecible, más apasionante, más satisfactorio. Él hace que lo malo, pecaminoso y malvado tenga buen aspecto. Su gran engaño es afirmar que lo que nos ofrece nos libera y nos da más vida, mientras que lo que Dios ofrece limita y le resta valor a la vida.
No obstante, es una mentira. Solo podemos tener vida real y verdadera en lo que Dios ha creado, bendecido y dado. Solo lo que Dios da se ocupa de nuestras necesidades reales y satisface nuestros anhelos mas profundos.
«No quitará [Dios] el bien a los que andan en integridad» (Sal. 84:11).
Dios es el único dador, sustentador y sanador de la vida. Solo el que creó la vida puede prescribirle a la humanidad lo que es bueno. Los principios de vida de los cuales el Espíritu Santo nos convence cuando con oración leemos y reflexionamos en las Escrituras son la prescripción divina para que tengamos la mejor vida posible en este mundo.
Desde la historia de la creación hasta la promesa de «cielo nuevo y tierra nueva» (Apoc. 21:1), desde Génesis hasta el Apocalipsis, «él te ha declarado lo que es bueno» (Miq. 6:8). No nos retiene ninguna cosa buena.
Aunque vivimos en medio de un conflicto furioso entre el bien y el mal, al recordar el Edén y el anhelo del cielo, necesitamos sanación y restauración diarias. Dios ha prescrito cómo deberíamos vivir, y Elena White reflexiona sobre los principios de este estilo de vida en el libro El ministerio de curación. Dice ella: «El aire puro, el sol, la abstinencia, el descanso, el ejercicio, un régimen alimenticio conveniente, el agua y la confianza en el poder divino son los verdaderos remedios»[2].
Estos principios de vida sana, sin embargo, están bajo ataque. Elena White aconseja que «todo hábito que destruye las energías físicas, mentales o espirituales, es pecado, y que la salud se consigue por la obediencia a las leyes que Dios estableció para bien del género humano».[3] Sigue diciendo:
«Indíquese claramente que el camino de los mandamientos de Dios es el camino de la vida. Dios estableció las leyes de la naturaleza, pero sus leyes no son exacciones arbitrarias. Toda prohibición incluida en una ley, sea física o moral, implica una promesa. Si la obedecemos, la bendición nos acompañará. Dios no nos obliga nunca hacer el bien, pero procura guardarnos del mal y guiarnos al bien[4].
Cuando el pueblo de Israel se encontraba en la frontera junto a la Tierra Prometida, Moisés los desafió y les rogó:
«Hoy te doy a elegir entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal. Hoy te ordeno que ames al Señortu Dios, que andes en sus caminos, y que cumplas sus mandamientos, preceptos y leyes. Así vivirás y te multiplicarás […]. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes. Ama al Señor tu Dios, obedécelo y sé fiel a él, porque de él depende tu vida» (Deut. 30:15-20, NVI).
Hoy día también nos encontramos en la frontera de otra Tierra Prometida. Vivimos en los últimos días antes de la llegada de «un cielo nuevo y una tierra nueva» (Apoc.21:1). El desafío y el ruego a cada uno de nosotros ahora y cada día es este: Amar a Dios, escuchar su voz, caminar en obediencia y aferrarnos a Él. Entonces conoceremos lo que es bueno, y podremos escoger la vida.
PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR
- ¿En qué áreas siente más los ataques del diablo sobre su vida?
- ¿Qué le está pidiendo Dios que cambie en su estilo de vida, para que pueda disfrutar de una mayor plenitud?
- ¿Cómo puede buscar el poder divino y el apoyo de otras per- sonas cuando decide efectuar cambios en su vida?
Autor: Torben Bengland, doctor y director de Ministerios Adventistas de Salud de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
NOTAS
1 A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas han sido extraídas de la versión Reina-Valera 95® © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Usada con autorización.
2 Elena White, El ministerio de curación
Press Pub. Assn., 1959), p. 89.
3 Ibíd., p. 76.
4 Ibíd., p. 77.