Descarga tu revista de la Semana de Oración integrada, que celebraremos del 7-14 de noviembre. El tema de la misma es: “Fidelidad en el estilo de vida cristiano” y se puede descargar, en PDF, aquí: Semana Oración Integrada 2020
Los adventistas estamos presentes en la mayoría de los países del mundo. Apocalipsis 14:12 nos explica la razón. Ese pasaje apocalíptico describe dos valores y verdades claves que miden la fe cristiana. Son la fe de salvación en Cristo como el único Salvador de la humanidad, y la obediencia a los mandamientos de Dios. Esos valores eternos crean paz, gozo y felicidad en la vida humana.
El llamado a la lealtad
La lealtad a Jesús como Señor es fundamental para la credibilidad de nuestro testimonio. La vida desleal significa un fracaso espiritual total.
Elena White observó: «Negamos a Jesús como al que quita los pecados del mundo si, después de aceptar la verdad, no revelamos al mundo los efectos santificadores de la verdad en nuestro propio carácter. Si no somos hombres y mujeres mejores, si no somos más bondadosos, más compasivos, más corteses, más llenos de ternura y amor; si no manifestamos a otros el amor que indujo a Jesús a venir al mundo en misión de misericordia, no somos testigos ante el mundo del poder de Cristo». (EGW. A fin de conocerle. p.304)
Un ejemplo de amor
No podemos compartir con convicción el amor de Jesús con otros antes de experimentarlo por nosotros mismos. No podemos compartir lo que no tenemos. El mundo está lleno de personas que buscan amor y aceptación, anhe- lando la paz y la felicidad. Ellos saben rápidamente si somos falsos. Por el contrario, la sinceridad gana muchos corazones.
Tom era hijo de padres cristianos. Fue bautizado a los quince años junto con sus amigos. Era lo que todos esperaban que hiciera, pero no estaba realmente convertido. Se casó con una hermosa mujer cristiana, pero eso no le impidió unirse a los que viajan por el camino ancho que lleva a la perdición. Muchos años después, su esposa invitó a un pastor para que coordinara un estudio bíblico grupal en su hogar. A Tom no le interesaba, pero tampoco se opuso, porque el pastor y él eran amigos.
Sin que nadie lo supiera, Tom escuchó los estudios bíblicos desde otra habitación. Después de unas semanas se unió al grupo, sentándose casi sin ser visto junto a la puerta. Fue testigo de los cambios en la vida de su esposa y de los demás integrantes del grupo. Le impresionaba la honestidad del grupo al admitir sus errores y al procurar hacer transformaciones personales. Una noche, comenzó a llorar. No eran lágrimas comu-nes sino de angustia y gozo al mismo tiempo. Testificó: «Jamás comprendí el mensaje adventista. Al escuchar estos estudios, vi a Jesús bajo una nueva luz. Dios me ha dado una segunda oportunidad y un nuevo par de ojos. Veo las cosas de otra manera».
Fue bautizado, porque descubrió un amor convincente que le resultó auténtico y contagioso.
Una obediencia que sana
La obediencia es una verdad malentendida y difamada. Obedecer los mandamientos de Dios lleva en último término a la sanación de la humanidad, y siempre beneficia a los que la practican. Es una verdadera expresión de nuestro amor a Jesús.
Juan escribió: «Este es el amor a Dios: que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos» (1 Juan 5:3).
Una joven de dieciocho años dejo su hogar para ir a la universidad. Durante la primera semana, descubrió que una de sus clases era el viernes por la noche. Fue a hablar con el profesor, explicándole que como adventista, guardaba el sábado y no podría asistir a clases los viernes por la noche. El profesor expresó su desilusión y rehusó a hacer cambios. En lugar de verse intimidada por la difícil situación, la joven decidió entregar su problema a Dios.
Una semana después, el profesor informó a los estudiantes que había cambiado la clase al viernes por la mañana. Sin que la joven lo supiera, él se había contactado con la sede de la iglesia y había preguntado:
«¿Es verdad que los adventistas observan el sábado de la puesta del sol del viernes a la puesta de sol del sábado?» Cuando supo que era así, decidió cambiar la hora de la clase. Esto resultó en una bendición doble. Confirmó a la joven en su fe, e influyó a su profesor que aprendió a respetarla, a la vez que lo puso en conocimiento de la fe y el estilo de vida adventistas.
Nuevas oportunidades de ser una bendición
Los valores y verdades del reino de Dios no tienen el poder de bendecir a los que los conocen, ni de influir sobre aquellos que no los conocen, a menos que sean vividos con gozo en la práctica y la conducta de los miembros de iglesia. La profesión de la fe tiene poder de convicción solo cuando se practica en la vida real.
Cuando hacemos lo bueno, honesto y verdadero, y nos ponemos de parte de los valores bíblicos del reino de Dios, creamos posibilidades de que Dios no solo actúe en nuestro favor sino para tocar la vida de otras personas.
Considere esta pregunta del salmista: «Jehová, ¿quién habitará en tu Tabernáculo?, ¿quién morará en tu monte santo?» (Sal. 15:1). La respuesta es clara: «El que anda en integridad y hace justicia; el que habla verdad en su corazón; el que no calumnia con su lengua ni hace mal a su prójimo ni admite reproche alguno contra su vecino; aquel a cuyos ojos el indigno es menospre- ciado, pero honra a los que temen a Jehová» (vers. 2-4).
Nuestro mundo está fracturado y confuso. Esto es así en todo lugar donde nos toca estar. Para vivir nuestra fe en público, tenemos que prepararnos y hacer que crezca en privado. Dios desafió a Jeremías para que recorriera las calles de Jerusalén buscando una persona que fuera honesta y que estuviera procurando encontrar la verdad (Jer. 5:1). En el presente, Dios aún sigue buscando esas personas: los que traten con honestidad con las cosas que descubran en la palabra escrita de Dios, vivan la verdad, tengan fe en Cristo y anden conforme a sus mandamientos. Que cada uno de nosotros le responda positivamente diciendo:
«Querido Señor, seré una persona fiel. Ayúdame a ser lo que debo ser como verdadero cristiano». Nuestra respuesta crea oportunidades para que Dios nos bendiga no solo a nosotros, sino también a las personas con quienes entramos en contacto. Ese es nuestro placer como adventistas.
PREGUNTAS DE REFLEXIÓN
- ¿Cómo podemos vivir de manera que renueve nuestra fe?
- ¿Qué necesitamos cambiar para que otros sientan que pueden creer en nuestro testimonio?
- Solo la obra del Espíritu Santo puede acomodar en verdad nuestra vida. ¿Cómo podemos hallar el valor de permitirle que haga precisamente eso? ¿Qué puede interferir que le demos una respuesta positiva?
Autor: Audrey Andersson, secretaria ejecutiva de la División Transeuropea de la Iglesia Adventista.