Éxodo 39:22-31 “Hizo también el manto del efod de obra de tejedor, todo de azul, con su abertura en medio de él, como el cuello de un coselete, con un borde alrededor de la abertura, para que no se rompiese. E hicieron en las orillas del manto granadas de azul, púrpura, carmesí y lino torcido. Hicieron también campanillas de oro puro, y pusieron campanillas entre las granadas en las orillas del manto, alrededor, entre las granadas; una campanilla y una granada, otra campanilla y otra granada alrededor, en las orillas del manto, para ministrar, como Jehová lo mandó a Moisés. Igualmente hicieron las túnicas de lino fino de obra de tejedor, para Aarón y para sus hijos. Asimismo la mitra de lino fino, y los adornos de las tiaras de lino fino, y los calzoncillos de lino, de lino torcido. También el cinto de lino torcido, de azul, púrpura y carmesí, de obra de recamador, como Jehová lo mandó a Moisés. Hicieron asimismo la lámina de la diadema santa de oro puro, y escribieron en ella como grabado de sello: SANTIDAD A JEHOVÁ. Y pusieron en ella un cordón de azul para colocarla sobre la mitra por arriba, como Jehová lo había mandado a Moisés.”
Es interesante ver cuan cuidadoso fue Dios al dar los detalles de la vestimenta de los sacerdotes. Materiales, colores, diseño, etc. Hasta la ropa interior fue considerada. Esto nos muestra que la manera en que vestimos no es un asunto de poca importancia para Dios.
Un momento, ¿pero eso fue dado a los sacerdotes? Cierto, y de acuerdo al apóstol Pedro nosotros somos «real sacerdocio» (1 Pedro 2:9). Es decir, representamos a Dios ante el mundo, somos juzgados, también, por la forma en que vestimos.
Cuando asistimos a una reunión o vamos a una entrevista de trabajo elegimos cuidadosamente lo que hemos de vestir, no deseamos presentarnos en forma descuidada. Existen incluso profesionales que le enseñan a la gente a vestir, hay programas televisivos que transforman a las personas y los hacen parecer más jóvenes después de algunas modificaciones en su vestuario.
La Biblia utiliza referencias al vestido para representar la obra que Dios desea realizar en nuestra vida, la transformación del carácter. Por lo tanto, es importante prestar atención a la forma de vestirnos.
El pensamiento de hoy nos invita a considerar la sencillez y modestia en nuestro atuendo. No necesita ser costoso lo que usemos, pero sí de buena calidad. No debe ser llamativo o estrafalario, sino de buen gusto y que inspire respeto. Elena de White al aconsejar a los jóvenes comparte algunos pensamientos que merecen ser tomados en cuenta:
«Los cristianos no deberían afanarse por vestir de un modo tan distinto al del mundo que lleguen a ser objeto de todas las miradas. Pero si, de acuerdo con su fe y su deber respecto a la modestia e higiene en el vestir, están al margen de la moda, no deberían cambiar su vestimenta para ser como los del mundo. En cambio, deberían manifestar una noble independencia y valor moral para ser rectos, aunque todo el mundo difiera de ellos. Si el mundo introduce una moda modesta, conveniente y sana, que está de acuerdo con la Biblia, no cambiará nuestra relación con Dios o con el mundo el adoptar tal estilo de vestimenta. Los cristianos deberían seguir a Cristo y conformar su vestuario con la Palabra de Dios. Deberían evitar los extremos. Deberían seguir humildemente una conducta recta, indiferentes al aplauso o la censura, y aferrarse a la justicia por causa de sus propios méritos». (Mensajes para los jóvenes, p. 247).
Llamado
Procuremos agradar a Dios con lo que vestimos. Elijamos de nuestro guardarropa lo que mejor le represente, que cuando el mundo nos observe pueda ver reflejada en nosotros una correcta relación con Dios.