1 Pedro 2:9-13 «Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. Ustedes antes ni siquiera eran pueblo, pero ahora son pueblo de Dios; antes no habían recibido misericordia, pero ahora ya la han recibido. Queridos hermanos, les ruego como a extranjeros y peregrinos en este mundo, que se aparten de los deseos pecaminosos que combaten contra la vida. Mantengan entre los incrédulos una conducta tan ejemplar que, aunque los acusen de hacer el mal, ellos observen las buenas obras de ustedes y glorifiquen a Dios en el día de la salvación» (NIV).
En el pasado Dios eligió un pueblo, pudo elegir a cualquier otro pueblo, pero eligió a Israel. En el presente Dios eligió un pueblo, pudo elegir cualquier otro pueblo, pero eligió a los adventistas (nosotros incluidos). El llamado es para ser salvos, ¡maravilloso! Pero en tanto esta salvación se completa, nos elige para mostrar al mundo lo que significa vivir al lado de Cristo.
Quien vive junto a Jesús, NO puede vivir de la misma forma que quien está alejado de Él. Nuestro pasaje dice que es necesario mantener una conducta ejemplar. Por supuesto, nadie será salvo por tener una conducta ejemplar, la conducta apropiada debe ser el resultado natural de la salvación en Cristo.
«¿Acaso no se fija Dios en mis caminos y toma en cuenta todos mis pasos?» (Job 31:4); ¿Qué comeremos? «Más vale comer verduras sazonadas con amor que un festín de carne sazonada con odio» (Proverbios 15:17); ¿Qué vestiremos? «Que la belleza de ustedes no sea la externa… Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible» (1 Pedro 3:3, 4); y aún, ¿cómo dormiremos? «En paz me acuesto y me duermo, porque sólo tú, SEÑOR, me haces vivir confiado» (Salmo 4:8).
Llamado vivir como Cristo
Qué alegría ser parte de los elegidos de Dios; como tales, pedimos su ayuda para vivir como corresponde, reflejando mediante nuestros actos que le amamos.