– Oye, ¿quieres ir con nosotros, después de la escuela, a comer una hamburguesa? –preguntó Érica, emocionada.
– No, no lo creo –respondió Yuko, cortésmente.
– ¿Por qué no? ¡Es delicioso y barato! –dijo Érica con picardía–. Chicas, ¿no están de acuerdo conmigo?
– ¿No sabes que eso no es bueno para ti? –preguntó Yuko, sorprendida–. Basta con mirar toda esa grasa en la hamburguesa…
– ¡No seas como esos fanáticos de salud! –respondió Érica–. ¡Una hamburguesa no te va a matar!
– Mi mamá me dijo que, si comemos saludablemente, creceremos tan fuertes e inteligentes como el profeta Daniel, de la Biblia. Una cosa más: podemos ser buenos discípulos de Jesús y ser sus testigos –dijo Yuko, confiadamente.
– ¿Por eso es que siempre tienes buenas calificaciones? –añadió Érica con sarcasmo.
– Yo estoy de acuerdo. Nuestro libro de Ciencia dice que deberíamos comer más frutas y verduras –intervino Kylie.
– Hey, ¿por qué no comemos algunas frutas o ensalada? –sugirió Yuko ansiosamente–. ¡Conozco un excelente lugar para eso!
– ¡Qué aburrido! –replicó Érica con un suspiro–. Chicas, ¿están seguras de que quieren hacer eso?
– Sí, tratemos de ser saludables. ¡Vamos a conseguir las frutas y las ensaladas! –dijeron las chicas al unísono.
Gema para memorizar:
“Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse” (Dan. 1:8).
Piensa
• Identifica uno o dos textos bíblicos que resalten la importancia de tener un cuerpo sano. ¿Cómo debemos tratar a nuestro cuerpo?
• ¿Qué dice el Salmo 139:13 y 14 sobre cómo fuiste hecho? ¿Indica esto la manera en la que te valoras a ti mismo?
Vive
• Prepara tu propia receta de ensalada de frutas y compártela con tus padres y amigos.
• Haz una tabla que muestre los valores nutricionales de tus frutas y verduras favoritas.
Sigue las instrucciones para determinar la ubicación de cada letra en esta frase. Esta nos habla de cuán especial es considerado nuestro cuerpo por Dios.