Viajar es una experiencia necesaria que amplía nuestras fronteras mentales y nuestra cultura. Recorrer caminos nos hace crecer como personas. Seguro que tu diario de viajes mental guarda mil experiencias vividas sobre la marcha.
Lo cierto es que la vida real también está llena de caminos, que nos invitan a escoger entre varias opciones, a decidir, a tomar decisiones y asumir sus consecuencias. Nuestras decisiones son firmes y permanecen en el tiempo cuando los conocimientos (la razón), las convicciones (los sentimientos) y la conducta (las acciones) van de la mano.
La Palabra de Dios está llena de expresiones en relación a los caminos: Enoc caminó con Dios (Gén. 5: 24); se relaciona el caminar con Dios con guardar su Ley y practicarla (Éx. 18: 20; Sal 119: 9); en el desierto, Dios fue delante de su pueblo por todo el camino (Deut. 1: 31; Neh. 9: 12), a pesar de que a veces el pueblo se apartó del mismo (Éx. 32: 8); Job reconoció que lo que conocemos de Dios es apenas el borde del camino, (Job 26: 14); Dios prometió a David que le haría entender y le enseñaría el camino que debía andar (Sal. 32: 8); Dios es el que aprueba nuestros caminos (Sal. 37: 23), por eso vale la pena encomendárselos (Sal. 37: 5) para que los enderece (Prov. 3: 6); Salomón dijo que el camino de los transgresores es duro (Prov. 13: 15), y que a veces nuestra insensatez tuerce nuestro camino y luego nos irritamos contra Yhwh (Prov. 19: 3); Jeremías invitó a pararnos en los caminos y preguntar por las sendas antiguas, si queremos hallar descanso (Jer. 6: 16); el mismo Jesús no sólo abrió caminos en el mar (Sal. 77: 19) sino se definió a si mismo como El Camino (Jn. 14: 6), y lo relacionó con verdad y vida; el símbolo es tan rico que los primeros cristianos eran conocidos por los de El Camino (Hch. 24: 14).
La aplicación es clara: ¿Cómo están tus caminos? ¿Dónde te encuentras? ¿Dónde crees que vas? O mejor dicho: ¿Por qué no vas donde crees? ¿Dónde llegarás si sigues en la misma trayectoria? ¿Con quién estás escogiendo viajar? ¿Y si le das una oportunidad a Dios?
Sigue adelante en tu camino entre Egipto y Canaán, sin mirar hacia atrás (Deut. 17: 16). Inspírate en la cantidad de personas que han caminado antes que nosotros (Heb. 12: 1). Y sobre todo tómate bien fuerte de la mano de Jesús de Nazaret, quien abrió un Camino nuevo y vivo a través de su vida (Heb. 10: 20).
¿Te vienes?
Imagen: (cc) Flickr / kafka4prez. Esquina inferior: Daniel moreno.