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«Lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros» (Filipenses 4: 9).

Marcus es un Eliseo en mi vida. Volé a su país, donde lo conocí por primera vez. Él tenía hambre de conocer a Dios personalmente, de convocar a su comunidad de fe a un reavivamiento y al discipulado de las nuevas generaciones.

Me hizo muchas preguntas, muchas de las cuales yo nunca había pensado antes. A veces, tuve que pedirle tiempo para orar por sabiduría. Me preguntó qué hacía en ciertas situaciones y el porqué de algunas decisiones. Recibí la impresión de Dios de que Marcus era un Eliseo, y de que Dios me estaba llamando a invertir mi vida en él.

–¿Qué puedo hacer por ti? –le pregunté.
Se tomó bastante tiempo para responder. Más tarde, me llamó desde su país:

–Tengo una gran petición para hacerte. Me gustaría visitarte y quedarme en tu casa por cuatro o cinco días, para ser parte de lo que haces y ver cómo vives. ¿Sería esto posible para ustedes?
Dijo que quería crecer como discípulo y ser un hacedor de discípulos. Abril y yo respondimos:

–¡Sí! ¡Ven y quédate con nosotros!

Nunca habíamos conocido a alguien que nos pidiera quedarse con nosotros con el propósito de participar en nuestras actividades y conocer cómo vivíamos cotidianamente. Tenemos vidas bastante simples. Nos preocupaba que mi Eliseo, Marcus, nos visitara y se decepcionara.

Marcus viene a casa

Finalmente, Marcus vino a nuestra casa. Comió con nosotros y participó del culto familiar. Se unió a Abril y a mí en nuestras caminatas diarias. Permaneció a mi lado mientras visitaba a la gente, oraba con ellos y llevaba a estudiantes y maestros para que ministraran a la gente de la ciudad. Me acompañó mientras asesoraba a los líderes. Me observó mientras salía de casa temprano en la mañana, con mi linterna y Biblia en la mano.

–¿Adónde vas? –preguntó.
–¡Voy a encontrarme con Dios! – respondí.
–¿Puedo ir contigo?
– Sí. Ven.

Marcus caminó trabajosamente, bajo las estrellas, para orar conmigo. Alabamos a Dios por su magnificencia, le agradecimos por sus bendiciones esa semana, confesamos nuestros pecados, pedimos y recibimos por fe el nuevo bautismo del Espíritu Santo para ese día. Buscamos a Jesús en las Escrituras y esperamos las órdenes de Dios para ponernos en marcha ese día. Cada mañana, comenzamos el día de la misma manera.

Una semana después, Marcus se fue. Más tarde, nos confesó que no obtuvo lo que había venido a buscar. Originalmente, había venido con la idea de aprender técnicas de discipulado. Sin embargo, se fue con algo que le cambió la vida… Esa semana, Dios lo ayudó a aprender una lección que recordaría todos los días de su vida. Marcus escribió:

La lección más importante

La lección que fue escrita en mi corazón esa semana fue: «A la hora de discipular a otros, quienes somos en Cristo es más importante que nuestras habilidades de discipulado».

Marcus regresó a su casa. Empezó a reunirse con Dios, temprano, cada mañana. Pasó tiempo diario, sin prisas, en las Escrituras y en oración. Pidió y recibió el bautismo del Espíritu Santo día a día. ¡Encontró una experiencia viva con Dios!

La gente anhelaba tener la relación que él tenía con Dios. Un día, me di cuenta de que no podía aceptar una importante sesión de entrenamiento en el Lejano Oriente. Mis anfitriones para el evento se sintieron muy decepcionados cuando les comuniqué que enviaría a un Eliseo, Marcus, en mi lugar.

Les aseguré que él caminaba con Dios y que contaba con todo mi apoyo.

Marcus fue en mi lugar y quedó encantado al enterarse de que su audiencia era un grupo especial de inmigrantes de su propio país. El Espíritu Santo habló a través de él con poder, moviendo los corazones del pueblo con su testimonio. Los anfitriones del evento estaban emocionados y testificaron de la mano de Dios en Marcus.

¡Libera a tu Eliseo!
¡Sé mentor de tu Eliseo!
¡Orienta a esa persona para que vaya más allá de ti!

Medita

«Conságrense a Dios, jóvenes y ancianos, emprendan la obra y, trabajando con humildad, avancen bajo el control del Espíritu Santo» (Elena de White, Joyas de los Testimonios, tomo 2, página 547).

En la práctica

1. ¿Con quién te sientes más representado: con Elías o con Eliseo? Ambos son grandes ejemplos a seguir. Ora pidiéndole a Dios que te ayude a serle fiel.
2. ¿Eres fiel en dedicar los primeros momentos del día a Dios? ¿Se reúnen en familia para adorar a Dios? Toma la decisión hoy de consagrarte a ti y a tu familia de un modo especial, y conversen sobre cómo ser mejores representantes de Dios.

Cada miércoles de estos 40 días, tendremos un encuentro por Zoom (6:30 AM).

Tema: Vive como Elías – 40 Días de Oración 2025
Cada semana, el miércoles.
Únete a la reunión de Zoom:
https://us02web.zoom.us/j/87603273658?pwd=WqRTlihGm778cuKW8GbCvOqGVYzk5J.1

ID de reunión: 876 0327 3658
Código de acceso: 223988

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