¿Fueron los Días de la Creación de Veinticuatro Horas o Períodos Indefinidos de Tiempo?[1]
Los días de la creación han sido entendidos de distintas maneras. Algunos los interpretan como días simbólicos; otros como una descripción poética o como un relato evolutivo de la actividad creativa de Dios; y otros más lo ven como una revelación de Dios y toman los días como días literales. Para determinar cuál interpretación es correcta, es necesario investigar de cerca el término yom (día) en el relato de la creación (Génesis 1:1–2:4), ya que solo el contexto puede arrojar luz sobre el asunto.[2]
«Dios llamó a la luz “día” y a la oscuridad la llamó “noche”. Y fue la tarde y la mañana: el primer día» (Génesis 1:5, NVI).
Génesis 1 como genealogía
El contexto inmediato del relato de la Creación sugiere que se trata de una genealogía o una historia (Génesis 2:4); no es mitología, una predicción, una metáfora, una parábola, poesía ni un himno. Una genealogía es un relato histórico con significado real: por ejemplo, el agua en el relato de la creación es agua, la vegetación es vegetación, los animales son animales y los días son días.
Esta observación es significativa cuando se descubre que la estructura literaria de todo el libro de Génesis está dividida en diez genealogías (Génesis 2:4; 5:1; 6:9; 10:1; 11:10; 11:27; 25:12; 25:19; 36:1; 37:2). Si las genealogías de Adán, Noé, Abraham, Isaac, Jacob y José son literales, y estas personas son históricas, esto sugiere que la genealogía de los cielos y la tierra debe interpretarse de la misma manera. Hay que ser coherente: o todas las genealogías son literales o ninguna lo es.
Los días de la creación
La palabra «día» en la semana de la creación aparece consistentemente en singular (en el versículo 14b, los días tienen una función diferente). Además, es significativo que la palabra «día» en Génesis 1 siempre aparezca como un sustantivo simple, sin preposiciones, sufijos u otras partículas. Por otro lado, cada día de la Creación está siempre acompañado de un numeral: «el primer día», «el segundo día», etc. Cuando la Biblia, en un relato histórico, usa la palabra «día» en combinación con un numeral, se refiere consistentemente a un día normal, como «el primer día», «el segundo día», etc. (Números 7:12–78; 29:1–35).
La frase única «y fue la tarde y la mañana» siempre precede a cada día particular de la Creación (Génesis 1:5, 8, 13, 19, 23, 31 NVI). Esta expresión proporciona un límite temporal que implica la existencia de un día compuesto por un período de veinticuatro horas.
Otros textos bíblicos también interpretan los siete días de la creación de manera literal. Por ejemplo, el cuarto mandamiento contiene la frase: «Porque en seis días hizo Dios los cielos y la tierra, y el séptimo día descansó» (Éxodo 20:11), y en Éxodo 31:17 se les dijo a los israelitas que guardaran el sábado «porque en seis días hizo el Señor hizo los cielos y la tierra, y en el séptimo día se abstuvo de trabajar y descansó». En ambos textos se exhorta a los seres humanos a seguir el ejemplo de Dios y descansar en el séptimo día.
Opiniones académicas
Gerhard von Rad enfatiza: «Los siete días deben ser entendidos indudablemente como días reales y como un lapso de tiempo único e irrepetible en el mundo»[3].
Terence E. Fretheim está de acuerdo y dice: «Otras posibilidades para entender el día (simbólico; secuencial, pero no consecutivo; litúrgico) son menos probables. Los esfuerzos por entender el día en términos de, por ejemplo, períodos evolutivos, revelan demasiado interés en la armonización»[4].
Gordon Wenham coincide: «No puede caber duda de que aquí el día tiene su sentido básico de un período de 24 horas»[5].
Y James Barr afirma acertadamente: «Hasta donde yo sé, no hay profesor de hebreo o del Antiguo Testamento en ninguna universidad de primer nivel que no crea que él(los) autor(es) de Génesis 1–11 pretendían transmitir a sus lectores la idea de que la creación ocurrió en una serie de seis días que eran iguales a los días de 24 horas que experimentamos hoy»[6].
Siete días literales consecutivos
La enseñanza bíblica de una semana de creación de siete días es un relato único que no tiene paralelo en ninguna historia extrabíblica de creación en la literatura del antiguo Cercano Oriente. La enseñanza de que el Dios Creador hizo todo en siete días está incorporada en la misma estructura del orden de la Creación. El eliminar esto significa una grave distorsión de la doctrina de la Creación.
Existen varias buenas razones para considerar que los días de la creación son idénticos a nuestra semana tal como la conocemos. La evidencia quíntuple asociada con el término «día» en Génesis 1 (forma singular, siempre acompañado de un numeral, presentado como un sustantivo simple sin preposición ni otras construcciones, precedido por una frase temporal, y vinculado al descanso divino) apunta inequívocamente a una sola conclusión: el autor del libro de Génesis quiso decir que los días de la semana de la creación son días normales compuestos por períodos de veinticuatro horas y no pueden interpretarse figurativamente.
Es el único ciclo temporal que no se deriva de fenómenos astronómicos naturales, y la semana de la creación debe entenderse como compuesta por siete días literales, históricos, fácticos, consecutivos y contiguos. Génesis 1 proporciona la única evidencia que tenemos sobre el origen de nuestra semana de siete días. El propósito del autor fue proveer un relato de lo que realmente ocurrió durante la semana de la creación. La teología y la historia del relato de la creación se complementan y no se contradicen entre sí.
Autor: Jiří Moskala, decano del Seminario Teológico de la Universidad de Andrews y profesor de Exégesis y Teología del Antiguo Testamento.
Imagen: Shutterstock
Referencias:
[1] Este artículo está tomado de Gerhard Pfandl, ed., Interpreting Scripture: Bible Questions and Answers (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, 2017), 116–118.
[2] Para una discusión exhaustiva de estos temas, véase Gerhard F. Hasel, “The ‘Days’ of Creation in Genesis 1: Literal ‘Days’ or Figurative ‘Periods’/‘Epochs’ of Time” en Creation, Catastrophe and Calvary, ed. John Templeton Baldwin (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2000), 40–68.
[3] Gerhard von Rad, Genesis: A Commentary, trad. John Marks (Philadelphia, PA: Westminster, 1972), 65.
[4] Terence E. Fretheim, “‘Were the Days of Creation Twenty-Four Hours Long?’ YES,” en The Genesis Debate: Persistent Questions about Creation and the Flood, ed. Ronald Youngblood (Nashville, TN: Nelson, 1990), 12–34.
[5] Gordon J. Wenham, Genesis 1–15, Word Biblical Commentary (Waco, TX: Word, 1987), 1:19.
[6] James Barr to D. C. K. Watson, 23 April, 1984, carta personal publicada en el boletín de la Creation Science Council of Ontario n.° 3, no. 4 (1990–1991).
Publicación original: ¿Fueron los Días de la Creación de Veinticuatro Horas o Períodos Indefinidos de Tiempo?