La neurodiversidad es un concepto que se ha ido consolidando en la sociedad moderna, enfatizando la aceptación y puesta en valor de las variaciones neurológicas humanas. Esta perspectiva no solo reconoce las diferencias en el funcionamiento cerebral, sino que también promueve una comprensión inclusiva y respetuosa de la diversidad cognitiva, destacando aquellos rasgos positivos que pueden sumar en la sociedad y en la iglesia.
¿Qué es la neurodiversidad?
Gordos, delgados, altos, bajos, de colores de piel diversos, con personalidades distintas. Los seres humanos somos todos iguales, porque somos todos diferentes. También a nivel cerebral. La neurodiversidad reconoce que las diferencias neurológicas, como el autismo, el asperger, las altas capacidades, el TDAH, la dislexia, y otras condiciones similares, no son patologías a ser curadas o corregidas, sino variaciones del funcionamiento cerebral humano.
El concepto de neurodiversidad surge del movimiento del autismo en la década de 1990, liderado por activistas que buscaban cambiar la visión sobre el autismo de alto funcionamiento como una enfermedad, a una variante de la neurología humana. No están enfermos, solamente tienen un cerebro diferente. Desde entonces, esta perspectiva se ha expandido para incluir una gama más amplia de diferencias neurológicas y cognitivas.
La neurodiversidad contempla a las personas neurotípicas y neurodivergentes
Dentro de la neurodiversidad se encuentran las personas neurotípicas y las neurodivergentes. Los neurotípicos tienen un patrón de inteligencia más plano, los neurodivergentes tienen picos, características diferentes y pueden ser inteligentes y excéntricos, especialmente sensibles y con diversas cualidades. Sus diferencias son notorias. Por eso cuesta aceptarlos. Siempre cuesta aceptar lo distinto. Pero… es que todos somos diferentes. Hay un artículo de Pablo Castañeda que me gusta mucho y que explica todo esto muy bien, titulado El mito del cerebro normal y el poder de la neurodiversidad
La neurodivergencia desafía la noción de que hay una única forma «correcta» de funcionamiento neurológico. En lugar de ver las diferencias neurológicas como trastornos que deben ser corregidos, la neurodiversidad ve estas diferencias, simplemente, como variaciones del cerebro humano.
Las personas neurodivergentes experimentan el mundo de maneras únicas, lo que puede influir en su forma de comunicarse, aprender y relacionarse con los demás. Sin embargo, estas diferencias no deben verse como impedimentos sino como aspectos valiosos de la diversidad humana. Reconocer y aceptar la neurodivergencia implica entender que todos, independientemente de nuestras diferencias, somos iguales a los ojos de Dios y merecemos un trato justo y respetuoso.
Muchos científicos, artistas, etc. que han contribuído al progreso de nuestra sociedad, han sido y son neurodivergentes. Si sus puntos fuertes han enriquecido y enriquecen a la sociedad y a la iglesia, supongo que sus puntos débiles deberían ser también aceptados y validados con la intención de ayudarles.
Enriquecen la sociedad y la iglesia
En una sociedad cada vez más consciente de la diversidad, es esencial reconocer y valorar las contribuciones de las personas neurodivergentes. Este término abarca a aquellos cuyas mentes funcionan de manera diferente a lo considerado típico. Sus diferencias no solo representan desafíos, sino también una serie de virtudes y habilidades que pueden enriquecer cualquier comunidad, incluida la Iglesia Adventista.
Las personas neurodivergentes suelen poseer capacidades en diversas áreas. Por ejemplo, algunos autistas tienen una atención al detalle y una memoria prodigiosa, lo que les permite detectar patrones y errores que otros podrían pasar por alto. Estas habilidades son invaluables en la planificación y ejecución de eventos, así como en el análisis y la interpretación de textos bíblicos. La meticulosidad y la dedicación que pueden aportar estas personas a proyectos específicos pueden elevar el estándar de cualquier actividad dentro de la iglesia.
La creatividad y el pensamiento fuera de lo común son otras virtudes asociadas a la neurodivergencia. Algunas personas con TDAH, por ejemplo, a menudo son altamente creativas y capaces de generar ideas innovadoras. Esta capacidad para pensar de manera no convencional puede ser especialmente útil en el desarrollo de nuevos programas y métodos para atraer a la congregación y servir a la comunidad. La iglesia puede beneficiarse enormemente de esta perspectiva fresca y original.
La resiliencia es otra característica destacable. Las personas neurodivergentes, al enfrentar y superar desafíos diarios, suelen desarrollar una fortaleza y perseverancia admirables. Esta capacidad resiliente puede inspirar y fortalecer a la comunidad de fe, recordando a todos los miembros la importancia de la paciencia, la comprensión y el apoyo mutuo.
Las neurodivergencias aportan una serie de ventajas y características positivas que enriquecen tanto a los individuos que las poseen como a la sociedad en general. Algunas de estas ventajas incluyen:
Pensamiento creativo e innovador
Las personas neurodivergentes a menudo muestran una capacidad única para pensar de manera creativa e innovadora. Por ejemplo, las personas con autismo pueden concentrarse en áreas de interés intensas, lo cual puede llevar a soluciones innovadoras y avances en campos especializados.
Perspectivas únicas
Las diferentes formas de procesar la información y percibir el mundo que poseen las personas neurodivergentes pueden ofrecer perspectivas frescas y originales. Estas perspectivas pueden desafiar el pensamiento convencional y fomentar un mayor entendimiento y empatía en diversas áreas de la vida social y profesional.
Resiliencia y adaptabilidad
Las personas neurodivergentes a menudo desarrollan habilidades para manejar el estrés y adaptarse a situaciones cambiantes, cualidades valiosas en muchos contextos.
Enriquecimiento en el trabajo y la educación
En el ámbito profesional y educativo, la inclusión de personas neurodivergentes puede enriquecer el entorno con una variedad de habilidades y enfoques. Esto no solo mejora la creatividad y la innovación, sino que también promueve una mayor equidad y acceso a oportunidades.
La neurodiversidad dentro de la Iglesia Adventista
La Iglesia Adventista del Séptimo Día, con su enfoque en la salud, el bienestar y el servicio, puede beneficiarse enormemente de la inclusión y valorización de la neurodiversidad. Aunque cada comunidad religiosa tiene sus propios desafíos y oportunidades en relación con la inclusión de personas neurodivergentes, la Iglesia Adventista puede desempeñar un papel fundamental en la promoción de un entorno acogedor y comprensivo.
Principios adventistas y neurodiversidad
Los principios de la Iglesia Adventista están centrados en la creencia en la dignidad inherente de cada individuo como creación de Dios, y en la idea de que todos somos parte del plan divino. Esta base teológica puede servir como un fuerte apoyo para la aceptación y la inclusión de personas neurodivergentes en la vida comunitaria y eclesiástica.
Dignidad y valor de cada individuo
Cada persona es valiosa y digna de respeto por su condición inherente como creación de Dios. Reconocer y aceptar la neurodiversidad como una parte natural de la variabilidad humana es congruente con esta visión.
Educación y comprensión
La educación es un pilar fundamental de la Iglesia Adventista. Implementar programas educativos sobre neurodiversidad puede aumentar la comprensión y reducir el estigma asociado con las diferencias neurológicas. Estos programas pueden ofrecer talleres, charlas y materiales informativos tanto para miembros de la iglesia como para la comunidad en general.
Beneficios de la inclusión de las personas neurodivergentes en la Iglesia Adventista
La aceptación e inclusión de las personas neurodivergentes no solo beneficia a las personas neurodivergentes, sino que también enriquece la experiencia de todos los miembros al fomentar una mayor empatía y comprensión mutua.
Las personas neurodivergentes pueden aportar talentos únicos a la iglesia, desde habilidades en áreas creativas hasta capacidades analíticas. Reconocer y aprovechar estos talentos puede mejorar las actividades y los programas de la iglesia, desde la música y el arte hasta la administración y el liderazgo. ¡Es la riqueza de la neurodiversidad humana!
Desafíos y oportunidades
A pesar de los beneficios, la inclusión de personas neurodivergentes puede efrentar algunos desafíos, y es importante abordarlos de manera proactiva para garantizar una verdadera inclusión.
Es importante proveer de apoyo y recursos informativos adecuados a las personas neurodivergentes y sus familias. Por eso, nuestra iglesia colabora, a través del Ministerio de las Posibilidades (MAP), con profesionales y organizaciones especializadas.
Uno de los principales desafíos es la falta de comprensión sobre las neurodivergencias. Por eso, desde el MAP se siguen creando programas educativos y de sensibilización dentro de la iglesia puede ayudar a superar malentendidos y prejuicios.
Asegurarse de que los programas y espacios de la iglesia sean accesibles y adaptables a las necesidades de las personas neurodivergentes es muy importante. Pero cada persona es un mundo y tiene su personalidad, carácter y grado, las neurodivergencias no son moldes. Tampoco los neurotípicos son todos iguales, por eso, para atender a todas las personas dentro de la neurodiversidad que nos caraceriza como seres humanos, es necesario que cada iglesia conozca las necesidades concretas de los hermanos que asisten. De ese modo, podrá facilitar un ambiente lo más acogedor posible.
Dentro de las neurodivergencias, igual que en el caso de los neurotípicos, hay grados de capacidad-discapacidad y necesidades específicas. No es lo mismo un autista de grado 1 que uno de grado 3, por ejemplo. Por eso hay que ser sensibles a las necesidades concretas de cada persona. Hay indivíduos plenamente válidos y otros que requieren de una ayuda especial. Seamos siempre solidarios.
Conclusión
La neurodiversidad es un concepto que celebra la variabilidad natural en el funcionamiento neurológico humano, reconociendo las diferencias no como disfunciones sino como contribuciones valiosas a la sociedad. En la Iglesia Adventista, la aceptación y promoción de la neurodiversidad no solo está alineada con los principios de dignidad y servicio, sino que también ofrece una oportunidad para enriquecer la vida comunitaria y eclesiástica.
Para aprovechar plenamente el potencial de las personas neurodivergentes, nuestra iglesia está tratando de educar sobre la neurodiversidad, así como crear entornos accesibles y ofertar oportunidades que permitan a las personas neurodivergentes participar y liderar según sus fortalezas. Al hacerlo, la iglesia no solo cumplie con su misión de amor y aceptación, sino que también se enriquece con la diversidad de dones y talentos que estas personas aportan.
Autora: Esther Azón Fernández, teóloga y comunicadora. Redactora y coeditora de revista.adventista.es
Revisado por Maryan Sánchez, responsable de APASM – Asociación de Profesionales Adventistas de la Salud Mental.
Imagen: Shutterstock
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