Del «75 Hard Challenge» al «75 días para crecer en Dios». Atrévete a participar en el desafío de depender de Dios.
Hace unos años tomé la decisión de tener una mascota. Al principio, todo era emoción y alegría, pero pronto comprendí que cuidarlo implicaba un compromiso diario: sacarlo a pasear sin importar el clima, incluso cuando no tenía ganas o estaba cansada. Esa rutina, que al principio parecía un acto sencillo, se transformó con el tiempo en un verdadero ejercicio de disciplina y responsabilidad.
Recuerdo especialmente una mañana fría de invierno. Mientras caminaba medio dormida, me pregunté:
«¿Tengo esa misma constancia con Dios? ¿O permito que el “hoy no” gane terreno y me aleje de mi relación con Él?»
Esas preguntas me llevaron a reflexionar sobre la inconsistencia espiritual y la importancia de la disciplina en la vida cristiana.
Ejemplos bíblicos
Al buscar respuestas, recordé dos ejemplos poderosos que ilustran la importancia de la comunión con Dios, incluso en medio de circunstancias difíciles.
Jesús, el Hijo de Dios, a pesar de tener un ministerio agotador y lleno de demandas, se retiraba de las multitudes para renovarse en la presencia del Padre (ver Lucas 5:16). Nos mostró que la fortaleza espiritual y la dirección no se encuentran solo en la actividad o el descanso, sino en los momentos íntimos de oración y silencio con Dios.
Por otro lado, Daniel es un ejemplo impresionante de fidelidad. Vivió en un imperio pagano donde la adoración a Dios estaba prohibida bajo pena de muerte. Sin embargo, nunca abandonó su hábito de orar tres veces al día y dar gracias a Dios (ver Daniel 6:10). Su vida nos enseña que la verdadera fortaleza surge de una fe constante, incluso frente a las adversidades más severas.
Estos ejemplos me enseñaron que la fuerza para enfrentar cada día no proviene únicamente del descanso o la alimentación, sino de una comunión sincera y constante con Dios. Es en ese tiempo a solas con Él donde se renueva la fe, se fortalece la voluntad y se encuentra dirección para el camino.
75 Hard Challenge
En los últimos años, han surgido varios desafíos de desarrollo personal que buscan fortalecer la disciplina y la constancia mediante hábitos diarios exigentes. Uno de los más conocidos es el 75 Hard Challenge, creado en 2019 por Andy Frisella, empresario, autor y consultor de marketing. Este programa ha ganado gran popularidad en redes sociales, acumulando millones de seguidores y menciones.
El reto dura 75 días e incluye entrenamiento físico intenso, nutrición estricta, lectura diaria, consumo de agua y otras prácticas enfocadas en fortalecer cuerpo y mente. Aunque es efectivo para desarrollar fortaleza mental y resistencia física, su enfoque es principalmente secular y no contempla la dimensión espiritual, fundamental para un crecimiento integral en la vida de un creyente.
Desde una perspectiva cristiana, la verdadera transformación comienza cuando Dios es el centro del proceso. Así lo entendía Elena G. de White, quien resaltaba que el desarrollo del carácter requiere tanto disciplina como dependencia de Dios:
«Los hábitos correctos en el comer, beber y vestir, ejercen una influencia refinadora sobre el carácter, y cuando se los pone en práctica con referencia a la gloria de Dios, llegan a ser una parte de la religión.» (Elena G. de White, Consejos sobre el régimen alimenticio, página 45).
Para White, la disciplina no es un fin en sí misma, sino un medio para glorificar a Dios en todos los aspectos de la vida. Así, cuidar el cuerpo, renovar la mente y cultivar la vida espiritual son expresiones prácticas de una fe viva que transforma. En ese sentido, un desafío como este puede ser adaptado para incluir prácticas espirituales que ayuden a crecer en fe, carácter y comunión con Dios.
75 días para crecer en Dios
Inspirándome en estas ideas, te propongo un reto espiritual complementario: «75 días para crecer en Dios», donde cada disciplina física y mental se combina con prácticas espirituales diarias para crecer en fe y carácter.
Este reto es más que una lista de hábitos; es un llamado a una transformación completa. Durante estos días, te animamos a comprometerte con prácticas que fortalezcan tu comunión con Dios y promuevan un equilibrio integral en tu vida. No se trata de perfección, sino de perseverancia. De levantarte cada día con la decisión de buscar a Dios primero, incluso en medio del cansancio, la rutina o las distracciones.
A través de este desafío, cultivarás una vida de oración constante, te nutrirás de la Palabra de Dios y desarrollarás hábitos que honren al Señor en lo físico, mental y espiritual. Leer un libro devocional, cuidar tu cuerpo con una alimentación consciente y descanso adecuado, y mantener una actitud de gratitud y entrega son pasos sencillos pero poderosos para vivir una fe activa y transformadora.
Dependencia diaria
Al seguir este camino, aprenderás que la verdadera disciplina nace de la dependencia diaria en Dios, y que el propósito no es llegar al final con una lista marcada, sino con una relación más profunda con Dios. Como Jesús al retirarse a orar o Daniel en su constancia ante el peligro, tú también puedes descubrir que en la presencia de Dios hay fuerza, dirección y paz.
Así que, ¿por qué no comenzar hoy? Acepta el reto, invita a alguien a recorrerlo contigo, y permite que este reto sea el comienzo de una vida espiritual más firme, enfocada y plena.
Porque cuando Dios está en el centro, cada esfuerzo tiene propósito y cada día es una nueva oportunidad para crecer en Él.
Autora: Wendy Canaza Mamani, estudiante de la UC3M y miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Moriah-Pinto en Madrid.
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