Lecturas, películas o juegos relacionados con la categoría de lo oculto y el terror afectan la calidad de vida y el desarrollo espiritual de los niños.
Recuerdo como si fuera hoy la vez que pasamos un fin de semana con una familia que no era adventista y por la noche las niñas de la familia decidieron ver «Jack, el destripador». No estaba con mis padres, pero aun sintiéndome desprotegida, no tenía valor para quedarme mirando. Me fui al dormitorio, pero como la casa era pequeña se podían escuchar los gritos y sonidos que me asustaban más que ver lo que sucedía en la película. Ese día me dije a mí misma que no vería nada relacionado con la categoría de películas de terror o que exaltara lo oculto y macabro. Mi motivación fue saber que no estaba bien meterse con el enemigo, pero sobre todo el miedo que me provocaban esos temas.
Pero… y si el miedo no estuviera allí, la base espiritual recibida, ¿sería suficiente para mantenerme lejos de esas cosas?
La maldad cada vez viene en los formatos más variados y atractivos. Noticias macabras, shows de magia, fiesta de disfraces en octubre, lecturas de historias fantásticas, películas de zombis, juguetes de monstruos, por mencionar algunos. Encuentras desde dibujos animados que encantan a niños y grandes, hasta lo más pesado como películas de terror que dejan sin dormir hasta a los más valientes. El enemigo fue adoptando diversas estrategias a lo largo de la historia de la humanidad, pero el objetivo es el mismo: alejar a los hijos de la Luz y llevarlos a la oscuridad y la destrucción eterna.
Peligros para la mente infantil
No es un tema menor considerar como funciona la mente de los niños. La mente infantil tiene características únicas en relación con cómo percibe y procesa la diferencia entre lo concreto (real) y la fantasía. Esta capacidad cambia a medida que los niños crecen. Comprender este desarrollo es crucial para proteger su bienestar emocional y psicológico. (Para más información leer «Etapas del desarrollo cognitivo de Piaget».)
Debido a su limitada capacidad para distinguir entre lo que es real y lo que es imaginario, los niños, especialmente los pequeños, pueden confundir las situaciones ficticias con la realidad. Por ejemplo, un niño podría pensar que un monstruo de una película de terror realmente existe y podría aparecer en su habitación por la noche. Esa capacidad para separar lo real de lo imaginario también depende del contexto y de su exposición a diferentes tipos de medios y experiencias. Los entornos o situaciones que parecen “reales” (como casas embrujadas de atracciones o juegos interactivos) pueden intensificar esta confusión.
A medida que los niños crecen y su desarrollo cognitivo avanza, su capacidad para distinguir entre lo real y lo imaginario mejora. Este avance está relacionado con el desarrollo de habilidades como el pensamiento lógico, la comprensión de causa y efecto, y la capacidad para razonar de manera más abstracta. Sin embargo, aunque cognitivamente un niño pueda empezar a entender que lo que ve en la pantalla o en un libro no es real, emocionalmente puede seguir reaccionando con miedo o ansiedad. Esta confusión puede manifestarse en comportamientos como miedo a la oscuridad, temor a quedarse solos o incluso pesadillas recurrentes. Estos miedos pueden afectar su calidad de vida, dificultando el sueño y generando ansiedad constante.
Una cuestión espiritual
Ya lo decía Pablo en Efesios 6:12: «Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales». (NVI)
El conflicto espiritual es real, independientemente si crees o no. Sin embargo, exponerse o exponer a los niños, a quienes tienes la responsabilidad de educar, con contenido que deliberadamente aborda temáticas ocultistas, ¿trae algún peligro?
Normalizar el mal
Un niño puede empezar a normalizar el miedo y la violencia que ve en las películas o historias de terror. Lo que inicialmente provoca miedo puede convertirse en algo aceptado o incluso atractivo, desensibilizando al niño a la violencia y al horror. Esta desensibilización puede llevar a una búsqueda constante de emociones fuertes o «emociones aterradoras», lo que podría atraer al niño hacia contenidos cada vez más extremos e inapropiados. Esto no solo es perjudicial para su bienestar emocional, sino que también puede exponerlo a temas y comportamientos que no son saludables o seguros.
Contradicción de valores espirituales y creencias bíblicas
Estos contenidos promueven ideas sobre la muerte, lo oculto, el más allá y los espíritus, cosas que contradicen las enseñanzas bíblicas. A medida que los niños crecen, la exposición constante a prácticas y creencias contrarias a su fe puede debilitar su comprensión y compromiso con las enseñanzas bíblicas. ¡Cuidado! Lecturas, películas o juegos basados en ocultismo, podrían ser uno de los primeros pasos hacia una aceptación más amplia de ideas y prácticas que no están alineadas con la fe cristiana.
Dominio de Satanás
Al abrir la puerta para participar del mundo de las tinieblas, a través de la exposición a contenidos que exaltan lo oculto, la muerte y lo macabro, la persona se coloca bajo el dominio de Satanás. La Biblia advierte repetidamente no involucrarse con poderes sobrenaturales peligrosos, comúnmente referidos como lo oculto. (Ver Deuteronomio 18:10-12, Isaías 8:19, Levítico 20:27).
Ore y lea la siguiente advertencia de Elena de White: «La obra de Satanás consiste en inducir a los hombres a no tener en cuenta a Dios, a absorber de tal manera su atención que no pensarán en su Hacedor. La educación que recibieron fue de un carácter tal que contribuyó a confundir la mente y eclipsar la luz verdadera. Satanás no quiere que la gente conozca a Dios; y si puede poner en ejecución juegos y representaciones teatrales que confundan los sentidos de los jóvenes para que perezcan seres humanos en las tinieblas, mientras que en derredor suyo brilla la luz, queda bien complacido», (Elena de White, El Hogar Cristiano, p.365).
Protegiendo las mentes y los corazones de nuestros niños
En un mundo donde lo macabro y lo oculto se presenta cada vez más como entretenimiento inocente, es vital que como padres, educadores y guías espirituales estemos atentos a las influencias que rodean a nuestros niños. No podemos subestimar el poder de las imágenes, las historias y las experiencias que, aunque parezcan inofensivas, tienen el potencial de moldear sus mentes y corazones.
La responsabilidad de proteger a nuestros hijos del terror y lo oculto no solo recae en evitarles el miedo o la confusión, sino también en fortalecerlos con la verdad bíblica y la luz de Cristo. Al ofrecerles alternativas que nutran su espíritu y fortalezcan su fe, estamos asegurando que se mantengan firmes en un mundo que, a menudo, busca alejarlos de la verdad.
Recordemos siempre la advertencia de Pablo en Efesios 6:12 y la profunda enseñanza de Elena de White: No debemos subestimar las estrategias del enemigo ni permitir que las tinieblas tomen lugar en los corazones de nuestros pequeños. Al mantenernos firmes en nuestra fe y vigilantes en nuestra labor como guardianes, podemos guiar a nuestros niños hacia la verdadera Luz, donde encontrarán paz, seguridad y un futuro lleno de esperanza.
Autora: Cuca Lapalma, licenciada en psicopedagogía. Dejó su trabajo en gabinetes escolares para dedicarse a cuidar de sus hijos. Administra una página web con recursos digitales para maestros de Escuela Sabática de niños; además de un canal en YouTube destinado a fortalecer la vida espiritual familiar, denominado: Como la brújula al polo.
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