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Recientemente se celebraba en Manzanares (Cuidad real) el bautismo de Pilar, una maestra de infantil a la que Monica ha llevado a Jesús a través de una hermosa relación de amistad. 

Al mudarnos a Manzanares, provincia de Ciudad Real, en 2009, nuestras niñas eran pequeñas y las anotamos en una escuela. Como referencia tomamos los datos de una de nuestras vecinas, que era maestra de infantil. Paso el tiempo e hicimos amistad con nuestra vecina a través de viajes de ida y vuelta con las niñas de casa al cole y viceversa. Muchos días, nuestras niñas volvían caminando a casa, de la mano de su profesora Pilar. Poco a poco, conversando cosas que solo ellas saben… fue creciendo su cariño.

Un día enfermó el padre de Pilar y falleció. Tuvimos la necesidad de acompañarla en su despedida, con un fuerte abrazo le dije al oído: “ésta no es una despedida para siempre”. Ella me miro sorprendida, y a la vez esperanzada, y me dijo: “eso me lo tendrás que explicar muy bien”.

Fue así que tras algunas circunstancias adversas, como una enfermedad que dificultó su visión en gran manera, llegue otra vez a su casa a visitarla. No sabía cómo ayudarla, sólo le pregunte: “¿quieres que oremos?”. Y desde entonces se hicieron imprescindibles las visitas de los viernes por la tarde para estudiar la Palabra de Dios comenzando, por supuesto, con el tema de la muerte y la resurrección en Cristo.

Estudiando la Palabra

Cada día el Espíritu Santo se abría paso en su corazón y le hacia entender cada palabra. Disfrutamos muchísimo esos encuentros donde aprendimos más y más de nuestro Seños Jesús. Luego comenzó a acompañarnos a la iglesia los sábados, donde disfrutaba de todo el programa sintiéndose muy feliz.

Pilar tenía muy clara su decisión de entregar su vida a Jesús, pero no tardo en aparecer el rechazo, por parte de algunos familiares queridos, a esa decisión. Sin embargo, ella se mantuvo firme y fiel a Jesús. Sentía que no debía retardar más tiempo su entrega. Un sábado el pastor nos comentó que habría bautismo en unos días, y ella le contesto, casi sin esperar que terminara, “Yo quiero!”. Y así lo hizo.

Estuvo acompañada por su esposo, en una ceremonia muy emotiva, llena de cantos y alegría. Nuestra familia entera es parte de ese milagro

Dios permita que cada uno de nosotros viva esa experiencia preciosa de evangelizar haciendo amigos, no es difícil.

Autora: Monica Hein Wertz, laica adventista de Manzanares, Ciudad Real.

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Revista Adventista de España