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Este texto pretende ser un pequeño comentario de la experiencia vivida en el campamento de montaña, de Singles, en Andorra este verano. El campamento tuvo lugar del 24 al 28 de julio de 2020, y lo vivimos así:

Casi podría decir, que empezamos esa mañana de diferentes sitios, de rodillas en nuestra habitación hablando con el Señor. Volcando todas las expectativas, todas las inquietudes para los próximos días en Andorra  con nuestros hermanos en Cristo.

Así, con el corazón lleno de goce nos dirigimos hacia allí en diferentes medios: coche, tren o avión para nuestro destino.

¡Qué sentimiento más intenso y embriagador al encontrarnos con ellos!

Siempre he pensado que estar compartiendo esos pequeños- grandes instantes, son un anticipo a la eternidad. Creciendo como un cuerpo, vibrando como una melodía.

Son tantas vivencias juntas, que aparecen en mi mente como imágenes muy queridas.

El primer día es una fiesta, somos como niños que nos preparamos para vivir esta enriquecedora experiencia.

¡Allí está nuestra líder! Nuestra querida Montse, arropándonos y ajustando todos los detalles diarios, colaborando todos en la dinámica de preparación

Llega lo tan ansiado: ¡Nuestro primer contacto con la naturaleza!

Contemplando la Creación

Si hay un momento clave en el que sentimos al Señor, ese es al contemplar su creación. Ahí está majestuosa e imponente. Nuestros corazones comienzan a latir fuertemente y nuestros sentidos se agudizan. ¡Es vida!

El Señor nos acaricia y nos abraza, en una gran bienvenida.

Los singles dejamos de ser individualidades para fundirnos en un cuerpo, donde todo tiene un orden y una función.

Escuchamos la voz de Montse, inconfundible, con un “Vamos a seguir, vamos a seguir”, lo cual nos indica: Gracias Señor, volvemos a estar juntos, felizmente vivos.

Así transcurre minuto a minuto donde cada instante es un reto, un esfuerzo, con nuestra recompensa de llegar al objetivo del camino. Ahí donde solo estamos con el cielo, con la montaña, con el olor a tierra. Tenemos nuestro ansiado descanso contemplativo.

A través del sendero nuestra conciencia va creciendo y el Espíritu Santo nos responde a nuestros interrogantes. No necesitamos las paredes de un templo, la presencia del Señor está con nosotros. Somos iglesia, como en el exilio.

Escrito está: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18:20)

Autoras: Adriana y Alejandra Virginia Rojas, corresponsales de Singles. 

 

Revista Adventista de España