Mi amigo Manuel Martorell, ha muerto a los 89 años de edad. Falleció el pasado domingo 27 de noviembre de 2022 a las 14,45 horas, donde él quiso, en el Hospital de Santa Marina de Bilbao. Decía: «Deseo pasar al descanso en el hospital donde he sido tan bien atendido».
El acto de despedida se celebró en el Tanatorio de Balmaseda, Vizcaya, el jueves 1 de diciembre a las 11,30 h. A las 12,45 h. era enterrado en el Cementerio de Balmaseda, junto a la tumba de su esposa Laura, fallecida cuatro meses antes.
El sábado día 3 a las 5 h. de la tarde tendrá lugar, en el templo de Bilbao, (calle Huertas de la Villa), un acto IN MEMORIAM del pastor Manuel Martorell Sanz, glosando su figura. Estarán presentes sus familiares, miembros de iglesia y pastores venidos de diversos lugares. Los actos han sido y serán ofrecidos por Zoom.
Manuel Martorell Sanz, sus raíces
La saga de los Martorell-Sanz echa sus raíces en 1909, año en el que abrazó la fe su abuelo, el legendario pastor Pedro Sanz, adoctrinado y bautizado por el pastor y pionero americano Walter Bond en Barcelona. Pedro Sanz fue primeramente colportor y pronto un excelente pastor. Fue también un gran predicador y ganador de almas, que, entre otros muchos, llevó a la fe a los Tabuenca de Ainzón. Hermanos que años después emigraron a Argentina, entre los que hay insignes obreros, como Isidro Aguilar…
Pedro Sanz tuvo cuatro hijos: Mercedes, Daniel, Samuel y Pablo. Los cuatro fieles adventistas.
Daniel Sanz era un pastor incomparable en el púlpito y un poderoso ganador de almas. Algunos años alcanzó y superó la cifra de 50 bautismos en un año. Yo le aprecié y admiré muchísimo. Y Mercedes Sanz, bautizada en Barcelona por el pastor Walter Bond, fue pionera en la educación adventista. Abrió una escuela en Barcelona, allá por la década de los 20. Se casó con Manuel Martorell en la histórica Iglesia de Jérica, siendo el pastor oficiante Pedro Sanz, su padre y pastor de Jérica (por cierto, segunda iglesia Adventista de España organizada en 1912, fruto del trabajo del pastor Frank Bond).
Mercedes, fue madre de nuestro querido pastor Manuel Martorell Sanz, así como de Daniel Martorell Sanz, fiel laico, y de Alberto Martorell Sanz, también pastor.
De Manuel Martorell y Laura Pastor nacieron cuatro hijos: el pastor Sergio Martorell , y Rubén, José Manuel y Eva. Estos tres últimos, excelentes adventistas. Eva ha sido el soporte moral y físico de su padre hasta el último suspiro.
Así es, en la saga de los Martorell Sanz hay cinco pastores y un buen número de fieles laicos.
En los genes, en el tejido profundo del pastor Manuel Martorell Sanz, estaba impreso el más genuino y puro Adventismo. Los que le conocimos y tratamos en lo personal, vimos, tocamos y sentimos en él la fe pura de sus abuelos de más de un siglo atrás.
Manuel Martorell Sanz, pastor adventista
La familia Martorell – Sanz en El Valle
Hacia los años 50, un buen grupo de adventistas decidieron dejar la ciudad y establecerse en El Valle, a unos 20 kilómetros de Lérida, en una zona rural muy cerca de Fraga. Se trataba de los Martorell, Sanz, Ibáñez, Huerta, Sabaté… Familias adventistas que edificaron casas y cultivaron la tierra. Allí edificaron su casa los esposos Manuel Martorell y Mercedes Sanz. Recuerdo recuerdo muy bien aquel hogar, y a Mercedes tocando el piano, cantando…
Manuel parte a Madrid y Collonges
El joven Manuel Martorell Sanz partió de El Valle, con 18 años de edad, para estudiar teología en Madrid. Era 1951, periodo que marcaría su vida para siempre. Cuatro cosas destacaríamos de aquellos años de Manuel Martorell en Madrid:
1. Estudió teología en el aula del excelente profesor, D. Isidro Aguilar.
2. En la Facultad de Medicina de Madrid se graduó como ATS, formación que resultaría vital años después como misionero en Africa.
3. Formó parte de un cuarteto masculino de jóvenes que cantaban maravillosamente. Le pusieron por nombre Damaferis: David, Manuel, Fernando, Isaías.
4. Lo mejor, lo que marcó su vida, es que en Madrid encontró a Laura Pastor, su novia, (y la que más tarde sería su esposa y la madre de sus cuatro hijos. Laura tocaba muy bien el piano y tenía una preciosa voz de soprano. De modo que ambos cantaban a dúo admirablemente). Manuel era un joven muy activo, líder natural, cimero en su grupo y en donde estuviera. Con iniciativa, valiente, incansable y cristiano auténtico.
De Madrid partió para Collonges, (Francia), donde se graduó en teología y pasó a formar parte del ministerio español.
Pastor en Lérida
Finalizando la década de los 50 Manuel, todavía soltero, fue enviado a la Iglesia de Lérida como pastor de la pequeña congregación con «casa-templo» en calle General Yagüe. El salón de la vivienda del pastor se convertía en templo viernes noche, sábado y domingo. El fin de semana «todo eran dependencias del tempo». Abrigos sobre las camas, el WC, la cocina…
Poco después, siendo pastor de Lérida, Manuel y Laura se casaron en Madrid.
De la «casa templo» tengo el recuerdo de haber predicado siendo estudiante, y cantado en cuarteto bajo su batuta. Manuel tenía voz de tenor y capacidad para dirigir la música. Con el diapasón daba el tono, «la la, la», y a cantar «a capella».
Departamental de Jóvenes de la ICA, y director de La Voz de la Esperanza
Pronto destacó como predicador, líder de jóvenes, adultos… Fue nombrado departamental de Jóvenes de la ICA (Iglesia Cristiana Adventista) en España, y director de la Voz de la Esperanza, visitando interesados por todo el país.
En 1967 yo fui nombrado director de Publicaciones y compartimos, durante un año, un mini despacho Manuel y yo. Una mesa pegada a la otra, en la Avenida San Francisco de Sales de Madrid. Ahí se fraguó, nació una auténtica amistad que dura hasta hoy. Manuel era un amigo de los de verdad.
El Consejo de ICA en 1967 acordó la búsqueda de un terreno de acampada para la Juventud Española. En su dos CV lo acompañé alguna vez en la búsqueda por carreteras , caminos de tierra y hasta campo a través buscando. Dio como resultado la adquisición de Entrepeñas, todo un sueño para Manuel desarrollarlo, pero…
Llamado como misionero en África
Ese mismo año, la División le hizo un llamado para ir como misionero a Africa. Al saber la noticia Laura le dice: «¡Los niños son muy pequeños… Sergio 4 años, Rubén 2 y José Manuel 9 meses…!» A lo que él respondió: «He respondido a División que aceptamos…».
Así, se llevó a cabo la despedida en la Asamblea de Zaragoza, con la presencia de Samuel Monnier. Fue muy emotiva. Manuel y Laura cantaron como los ángeles un dúo inolvidable: «Si fui motivo de dolor, perdón te pido oh…». La Iglesia de Torrero lloraba.
El 6 de enero de 1968 aterrizaban en Bangui, La República Centroafricana, donde permanecieron 8 años. En La Zima los esperaba una casa de adobes, sin luz eléctrica, como ducha un cubo con agujeros colgado, luz de velas, quinqués…
Regresaron a España definitivamente en 1976. Se fueron cinco y volvieron 6; con la pequeñita Eva nacida en Africa.
No hace falta decir cómo y quién era Manuel. Entendió que podía ser un llamamiento divino al servicio misionero y no lo pensó dos veces.
En febrero pasado, en Safeliz estaba listo el libro titulado Desde el Corazón de Africa, en el que Manuel y Laura narran su vida en dicho país. Yo lo considero excelente.
Manuel Martorell en Bilbao
Manuel ha pasado por todo en el ministerio echando en el servicio alma, corazón y vida. Pastor de iglesia, departamental, presidente de Misión, consejero a todos los niveles…
Vamos a dar un salto en la no pequeña trocha o ruta de su vida, recordando sus 8 últimos años de servicio como pastor en la Iglesia Adventista de Bilbao. Se que Manuel y Laura amaban de corazón esa iglesia, también la iglesia los quería.
Allí quedaron dos de sus hijos: Rubén y Eva. Sergio y José Manuel marcharían lejos de sus padres.
Manuel se jubiló hacia 1998 y los dos se retiraron a su casa de Cantabría, cerca de Potes, donde gozaron realizando un viejo sueño de Manuel con un trozo de tierra de cultivo, la casa en el campo… Lugar que visitamos mi esposa y yo algunas veces. Pero de ninguna manera Manuel estuvo «desaparecido de la Iglesia«. A lo largo de sus más de 20 años de jubilado realizó innumerables visitas de fin de semana a diversas iglesias de toda España. Tmabién Semanas de oración, y se ocupó anualmente del Encuentro de Naturalia con otros muchos hermanos que aman la naturaleza. Allí Manuel exponía temas de setas, plantas… Manuel Martorell no aprendió a estar en la iglesia sin hacer nada.
Últimos días y años, de Manuel y Laura
En el año 2017, hace cinco años, Manuel y Laura comprendieron que la casa, la tierra, la soledad, la distancia hasta Bilbao (unos 80 kilómetros), así como sus cuerpos cansados y envejecidos, aconsejaban acercarse a sus dos hijos residentes en Balmaseda y Bilbao: Rubén y Eva. De modo que se instalaron en la casa de Rubén, en Balmaseda, (Vizcaya). Rubén era el hijo soltero que ofrecía a Manuel y Laura, espacio, relación de padres e hijo, atención en caso de necesidad. Pero además tenían a Eva en Bilbao, a 28 kilómetros. Estaban muy contentos; Manuel y yo conversábamos con cierta frecuencia.
El 2 de mayo de 2020 Manuel se sintió mal. Lo llevaron al hospital en el que permaneció varias semanas. Un temible ICTUS lo había dejado paralizado totalmente del lado derecho. El diagnóstico médico fue certero: parálisis lateral y sin esperanza de recuperación. En esa situación ha permanecido dos años y medio. Un calvario para un hombre de acción e inquieto. Totalmente dependiente, y en silla de ruedas.
Recuerdos
Desde que fue posible mantener comunicación, he hablado con Manuel todas las semanas de su estado y salud. Alguna vez hemos terminado llorando los dos… Y yo aprendí a no conversar sobre ciertos temas sensibles para él. Recuerdo uno de los últimos. El era un experto micólogo y le comenté que habíamos salido a Montes Universales y regresamos a casa Josefina. Yo con unos 2 kilos de níscalos. El campo estaba precioso… Te recordamos caminando por las campas, Manuel… Silencio seguido de llanto. Yo también lloré. Había cometido un error: llevarlo en el recuerdo a sus «paraísos» de naturaleza, ahora vedados. Pero no será para siempre. Disfrutará de espectáculos mayores, con pleno vigor, cuando Cristo vuelva.
Alguna vez me telefoneó él. Recuerdo una de esas veces. Sería alrededor de marzo pasado, para comunicarme que a Laura los médicos le habían diagnosticado un tumor cerebral inoperable y le daban tres meses de vida. El llanto ahogó la conversación. Yo tampoco podía articular palabra oyéndole… Su querida Laura murió a los dos meses y medio.
Mi querido amigo Manuel ha vivido un calvario en general aceptando su suerte, como debe ser y manteniendo la esperanza cristiana. Desde el jueves 1 de diciembre Manuel y Laura descansan, en el cementerio de Balmaseda, uno al lado de otro. Como si estuvieran en su cama de matrimonio, pero cubiertos de tierra, «mirando» al cielo, a la espera de que el Señor los porga en pie para envolverse entre sus brazos y no separarse jamás.
Hasta pronto queridos Manuel y Laura. Vuestros hijos, nietos, familiares y amigos soñamos con ese gran día en el que Jesús bajará envuelto en gloria y nosotros «subiremos» mirándole con embeleso. ¡Ven ya, Señor Jesús!
Autor: Andrés Tejel Almorín, gran amigo y compañero de ministerio de Manuel Martorell Sanz.
Como no podía ser de otro modo , su amigo y mejor cronista De la Iglesia Adventista , a puesto luz a la biografía e historia de un personaje único e inolvidable , para muchos miembros De la Iglesia Adventista Española .
Estilo peculiar de Andrés Tejel , buen amigo de sus amigos, de los que me cuento , para resaltar todo aquello ejemplar de un héroe de nuestro elenco de Pastores , veteranos que van dejando sus huellas escritas en la historia de nuestra Iglesia .
!! Maranatha !! Nos veremos junto al Río !!
Grandes amigos, el pastor Tejel y el pastor Martorell. Ciertamente, el cariño se percibe en el texto. Muchas gracias por tu comentario, Francisco. Bendiciones.
Descanse en paz en la esperanza de la segunda venida.
Mis condolencias a su familia.
¡Amén! Un saludo y gracias por comentar. Bendiciones, Miguel.
Me uno al sentimiento del pastor Andrés Tejel en esta semblanza al pastor Manuel Martorell. Era una persona muy querida para mí. Pero también para muchos adventistas pues fue una de las columnas del adventismo español. Emprendedor, sabio y humilde que en él se conjugaban con toda naturalidad. Era imposible estar con él y no aprender algo nuevo. Su biografía se cruzó con la mía en numerosas ocasiones.
Cuando yo comenzaba mi ministerio docente en la escuelita de Lérida él era director nacional del Departamento de Educación. Fue él quien propuso mi traslado como director del Colegio Timón de Madrid donde estuve 17 años que me marcaron profundamente. Después me llamaba casi todos los veranos para ser su administrador de los campamentos que él dirigía. Era muy accesible y fácil llevarse bien con él.
Con el paso de los años me ayudó en momentos de mucha dificultad para mí, sin ser yo consciente de ello. Manuel era así y se la jugó porque creía en mí. Era de esa clase de personas que se ponen “de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos”.
Y últimamente he tenido el honor de ayudarle a editar su libro “Desde el corazón de África”. Ese libro fue la última gran satisfacción del matrimonio Laura y Manuel. ¡Con qué gozo hablábamos asiduamente de los pormenores de la edición!… Y de algunos secretos personales…
Con estas dilatadas experiencias conjuntas puedo decir, desde el corazón, que Manuel es una de las personas más buenas que he conocido. Grande como predicador, grande como pastor, grande como persona…
[Como homenaje a él, he querido terminar mi pequeño testimonio con unos puntos suspensivos que a él tanto le gustaban al escribir. En su libro, que acaba de publicar Editorial Safeliz sobre su experiencia como misionero en África, hemos tenido que suprimir muchos de ellos porque quizás eran excesivos. Los consideraba una especie de pausa para la reflexión, para pensar, para digerir… Como las pausas de un buen predicador para enfatizar lo que acababa de decir, o lo que iba a señalar a continuación. Lo dicho, no encontraremos muchos adventistas como él en la historia del adventismo español…]. Hasta pronto, amigo, y gracias.