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residencia Maranatha fLa Fundación Residencia Maranatha, sin ánimo de lucro, es el hogar de muchos de nuestros mayores. Situada en Cardedeu, la residencia está rodeada por un idílico paisaje y es un placer acercarse hasta allí para ser partícipes de la paz y el cariño que se respira en este lugar.

En Maranatha, las personas mayores disfrutan de una atención personalizada, así como de la calidad de sus servicios, instalaciones, actividades y terapias. Todo eso, además del trato siempre respetuoso y amable del personal, les hace sentir que están en familia. Pero tal vez lo más importante de la residencia, lo que la hace especial y casi única, es su espiritualidad.

Dentro de la residencia no solamente celebran un servicio religioso cada sábado, sino que durante la semana disfrutan de momentos especiales con el Señor.

Más que una residencia, un hogar

Juan Andrés Prieto, administrador de Maranatha, nos contaba que lo más difícil es que les coges cariño a personas que un día, de repente, pasan al descanso. «Por eso, lo importante es dar lo mejor de ti cada día, porque no sabes si esta será la última vez que puedan escuchar tus palabras» -decía emocionado-. Y es que en nuestra residencia de mayores, cada miembro del personal ama sinceramente a los ancianos que tiene a su cargo. Desde Joel Moyano, el director; pasando por Juan Andrés y su esposa Alicia; la pastora Lourdes Estalayo, capellán de la residencia; hasta el personal sanitario, las asistentes o el personal de cocina, todos muestran siempre un gran cariño y cuidado por los mayores que viven allí.

Algunos de nuestros obreros y obreras viven en este lugar. Tal vez ya no nos conocen, porque el tiempo les ha robado la memoria… pero nosotros a ellos sí, y valoramos su trayectoria y su labor evangelística de tantos años.

Juan Andrés nos hablaba de la emotiva despedida, por ejemplo, de la querida maestra Violeta Balué hace un par de años. Y es que cada despedida es un momento entrañable que nos recuerda que esto no se acaba aquí. Tenemos la esperanza de una vida nueva, eterna y feliz con Cristo.

Alicia, una de las trabajadoras de Maranatha, psicóloga, nos decía que «ojalá todos los mayores adventistas tuvieran la oportunidad de vivir en una residencia así». ¡Y qué razón tiene!

No hay edad para encontrarse con Jesús

Pero también hay muchos ancianos que no son adventistas en la residencia, para los que somos un gran testimonio del amor de Dios. Algunos no quieren saber nada, pero otros asisten a los servicios religiosos, e incluso hay quienes han manifestado su deseo de bautizarse.

Vivimos y morimos, pero no es lo mismo vivir y dejar este mundo con esperanza que sin ella. Que los últimos años de vida de una persona estén llenos de amor, de cuidado y de esperanza, es algo que, desde la revista, queremos poner en valor.

Gracias a todos los miembros del equipo de la residencia Maranatha por hacer de ella un centro de esperanza y una antesala del cielo. Gracias porque vuestra labor añade vida a los años, llena los corazones y demuestra que nunca es tarde para conocer a Jesús.

Autora: Esther Azón, teóloga y comunicadora. Coeditora y redactora de la Revista Adventista en España y QueCurso.es, gestora de las redes sociales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España y asistente de dirección y producción en HopeMedia España.

 

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