¿Tu vida está hecha pedazos? Por tu salud mental, intenta restaurarla… con oro. El Señor es el único que puede reconstruirte de nuevo.
¿Estás mirando desesperadamente los pedazos de tu vida? ¿Rompiste tus más bellos años con ignorancia e indiferencia? ¿A veces miras los pedazos y te preguntas cómo puedes salvarlos? Sería tan sencillo coger la pala y recogerlo todo, sacarlo a la basura y empezar de cero. Pero es imposible y no hay necesidad de ello. ¡Lo que has roto no necesita ser escondido o tirado!
Prueba el Kintsukuroi, un arte asiático que se puede traducir como «reparar con oro». La técnica es a la vez ingeniosa y efectiva, demostrando que una obra no es menos valiosa o menos bella si no se ve exactamente igual a como fue diseñada originalmente. Los artistas kintsukuroi transforman las cerámicas rotas en maravillosas obras de arte, utilizando una laca epoxi a base de oro, para rellenar los huecos de los vasos rotos. El resultado es sorprendente, tanto desde el punto de vista estético, como en cuanto a su resistencia en el tiempo. Cada grieta se rellena artísticamente con oro y así la vasija se vuelve más hermosa, especialmente porque ya se ha roto antes.
Una oportunidad para reconstruirte
A veces, cuando todo lo que hemos construido, valorado y amado durante años se rompe en pedazos, somos capaces de ver nuevas posibilidades que no hubiéramos visto antes, si la vida hubiera seguido nuestra trayectoria deseada.
Frente a las promesas rotas, los compromisos destruidos, los miedos y los errores, nuestros propios fallos o las decepciones causadas por la interacción con los demás, nos damos cuenta de que podemos ser más fuertes.
A veces, los traumas nos acercan a Dios y al propósito de nuestra existencia, ayudándonos a ser más sabios, más agradecidos y más cercanos a la gente.
Nuestras experiencias de vida y las de los demás nos muestran que somos más fuertes de lo que pensábamos y que podemos adaptarnos a las situaciones más difíciles.
También hay algunos que nunca se recuperan completamente después de lidiar con un trauma, pero esto es sólo porque se han negado a recoger los pedazos y a dejarse reparar. Sin embargo, en la mayoría de los casos, después del dolor y la lucha, hay un tiempo de recuperación y luego una continuación de la vida bajo auspicios felices. No es una promesa vana, sino una realidad probada una y otra vez por personas cuyas vidas se hicieron pedazos, pero que ahora brillan.
Todavía hay esperanza
La idea de que la gente puede brillar más fuerte después de sufrir no nos permite cometer errores para probar a la gente o para probarnos a nosotros mismos, pero es una señal de que todavía hay esperanza. La gente puede florecer ante el terror, amar a pesar de la decepción, perdonar y soñar a pesar de la pérdida que les rodea. Pueden seguir teniendo fe y crear nuevos recipientes, pegados con oro.
A menudo es difícil identificar el momento exacto en el que su vida se hace añicos y humo. En la mayoría de los casos, esto no sucede de repente, pero si en este momento tu vida se rompe, si te sientes atacado por todos lados, tienes que admitir que has fallado. Recoge las astillas e intenta reorganizarlas, repararlas, llenar los huecos y preguntarte por el resultado.
El oro es el símbolo de la divinidad, de la realeza, del bienestar sin fin. Si tu vida está rota, busca oro para volver a pegarla. Si te encuentras en el barro, busca al Creador de las estrellas.
En Isaías 57: 15 Dios te habla: «Vivo en un lugar alto y santo, pero también con el contrito y humilde de espíritu, para reavivar el espíritu del humilde y revivir el corazón del contrito». ¡Qué maravillosa promesa!
Autor: Youth Alive. Revista adventista juvenil.
Publicación original: ¿Tu vida está hecha pedazos? Intenta… ¡Kintsukuroi!