Skip to main content
El fin de semana del 28 al 30 de abril, los jóvenes adventistas del distrito de Zaragoza disfrutamos del buen tiempo y la naturaleza de Anento (un pueblo situado en la provincia de Zaragoza), para aprender más sobre el arte de relacionarnos. Tuvimos el privilegio de ser dirigidos e instruidos por una visita muy especial llegada desde Málaga: Millys Sánchez, psicóloga y gran luchadora por el bienestar de los jóvenes de la iglesia.

Cada día se trató un tipo distinto de relación. El viernes, dando la bienvenida al sábado, lo hicimos de la mejor forma posible, ¿cómo debemos relacionarnos con Dios y por qué es tan importante? En primer lugar, hicimos una dinámica de grupo, en la que debíamos decir algo que poca gente conociera de nosotros, y hecho esto, dimos paso a una de las charlas más importantes del finde.

Nos distribuimos en tres grupos para analizar y comentar textos bíblicos, haciendo una puesta en común. De esta manera llegamos a la conclusión de que Dios es quien más nos ama y hemos sido elegidos para conocerle. Somos su obra maestra, gracias a Él tenemos esperanza y alegría. Como dice Juan 3:16: «Dios nos amó y nos ama tanto, que dio a su Hijo unigénito para que todo aquel que en Él crea, no se pierda mas tenga vida eterna». La relación con Dios es muy importante, y para ello hay que dedicar tiempo, como en una relación normal y corriente con nuestros seres queridos. Pero, ¿cuáles son los medios correctos para crear nuestra «carpa de la intimidad con Dios»? La oración y la Biblia. Es decir, la comunicación y el estudio.

Relación-Arte y las personas «difíciles de amar»

El sábado por la mañana dedicamos tiempo a las relaciones con las personas que son difíciles de amar, aquellas con las que solemos chocar o nos hacen sacar nuestro lado negativo. ¿Qué es lo que nos dice la Biblia sobre esto? La escucha y comprensión, la ayuda intencionada, la forma en la que respondemos y la empatía, son consejos que sacamos de ella y que nuestro Padre nos da. Muchas veces nos empeñamos en tener la razón o ponernos por encima de la persona con la que estamos conversando; sin embargo, bien sabemos que no es lo correcto. Romanos 12: 18 dice: «Hagan todo lo posible por vivir en paz con todos».

Por la tarde tratamos las relaciones positivas, aquellas que son agradables y en las que nos sentimos agradecidos, ¿Debemos trabajar este tipo de relaciones? Por supuesto que sí. No porque una relación fluya y sea recíproca deja de necesitar apoyo y cuidado por parte de las personas que la forman. A veces nos empeñamos en seguir adelante con relaciones que no nos hacen bien, en ocasiones se podrán solucionar y en otras no. Debemos saber dejar ir aquellas que no lo son, deseando siempre el bien. De igual modo que debemos saber cuando podemos ceder y cuando no. Una relación sana debe estar construida sobre los pilares del respeto, la comprensión y el apoyo.

Realizamos juegos de grupo, adivinanzas de palabras, representaciones, en las que podíamos expresar nuestras incertidumbres o aspectos que no entendíamos, aprendiendo en todo momento de forma dinámica. Concluimos el fin de semana disfrutando de nuestras amistades y apreciando el valor que tienen.

Aprendamos a amar mejor

La acción de relacionarnos con Dios y con los demás es, sin duda, un arte. Y como todo arte, podemos aprender y mejorar. Hay que amar siempre desde la capacidad e intensidad que el Señor nos ha permitido tener, y con la que Él desea que amemos. Dios nos ama tal y como somos, con nuestros problemas, manías e imperfecciones, y así es como Él nos pide que amemos a los demás.

Intentemos ser como Él, y brindemos, también, ese amor de forma especial a todas aquellas personas que todavía no le conocen.

Autora: Laura Peiró Pablos, jóven del distrito adventista de Zaragoza. 

Revista Adventista de España