Nuestro hermano en Cristo, Jean-Paul Archambeau Pateau, pasó al descanso el 27 de junio de 2023 a los 73 años, después de una larga enfermedad. Y lo hizo con la esperanza y firme convicción de la vida eterna.
Jean-Paul será siempre recordado por su iglesia, familia y amigos, por ser un hombre de Dios. Siempre dispuesto a colaborar para llevar el mensaje de salvación a todo el mundo. Recordamos con especial cariño su desempeño fiel llevando la luz de Cristo a las prisiones.
Un obrero incansable con 30 años de ministerio en las prisiones
No tuvo una vida fácil. Con 13 años marchó a París para poder convertirse en Chef. Más tarde la vida le trajo a España en unas vacaciones, donde conocería a su futura esposa: Mari Carmen. Su nueva patria pasaría a ser Lérida (España). Fruto de ese matrimonio nacieron 3 hijos: Daniel, Jonatán y Patricia.
En 1985 se bautizó, junto a su esposa, en la iglesia adventista de Lérida. Allí ha sido un obrero incansable de parte de Dios, pregonando las buenas nuevas a todo el mundo; colaborando con ADRA; con la iglesia; y ayudando desinteresadamente siempre que le ha sido posible. Resalta su ministerio evangélico en las prisiones durante más de 30 años.
Todo el que le conoció, le recordará por su sonrisa sincera, su espiritualidad franca y su entrega desinteresada a los demás.
Jean-Paul fue una persona que dejó huella, y un verdadero cristiano.
Con la seguridad con la él predicaba la paz, la esperanza y la confianza en las promesas de Jesús, le decimos: ¡¡¡hasta muy pronto!!! (…me parece ya estar casi oyendo las palabras del Maestro en Mateo 25: 23:«Bien, buen siervo fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré, entra en el gozo de tu Señor».
Jean-Paul, descansa en paz hasta que Jesús vuelva.
Mientras ese momento llega, que Dios nos dé paz y fuerza a su familia, amigos e iglesia, para poder seguir en los caminos del Señor hacia el reencuentro eterno. ¡¡¡MARANATHA!!!!
Autor: Daniel Archambeau, hijo de Jean-Paul.
Siempre lo llevaré en mi corazón, hasta que Cristo venga. Hasta pronto hermano.
Sin duda fue un gran hombre de Dios. Humilde, positivo, sincero, siempre amable y bondadoso. Reflejaba a Jesús en el semblante y siempre estaba dispuesto a ayudar. Colaborador de la ONG ADRA siempre que podía, fue sobre todo un laico fiel convertido en gran misionero por la gracia de Dios. Jean-Paul llevó esperanza a cientos de personas en las prisiones, durante más de 30 años de su vida. Le recordaremos con cariño, hasta que Cristo vuelva. Bendiciones, Montse.
Desde el departamento de Ministerio Personal de la Unión Española nosotros notamos el vacío que nos deja nuestro querido hermano Jean Paul.
Ha sido un esforzado y laborioso director de este departamento en su iglesia con el que tuvimos una más que buena relación. Deseamos estrecharnos en un cálido abrazo en nuestro encuentro en la tierra nueva en dónde nos espera la vida abundante que nos proporciona nuestro Salvador Jesucristo.