Mi nombre es U Po Thee, tengo 35 años, y mi esposa Ma Tu de 28 años, vivimos en la aldea de Tha Kan que está a 21 kilómetros del distrito de Pakokkhu. Tenemos cuatro hijos, tres niños (edades de 11, 4 y 3) y una chica de sólo 2 años. Mi esposa y yo son VIH-positivos.
Yo trabajaba en una herrería. Ganaba 1.000 kyats (aproximadamente 1 dolar) al día. La vida era difícil para nuestra familia y tuvimos que luchar para conseguir poner comida sobre la mesa todos los días. Mi esposa no puede salir y ganar dinero, porque está ocupada con las tareas domésticas y cuidar nuestros hijos. Mis hijos están en edad escolar, pero tuvimos que sacar a nuestro hijo mayor de la escuela para que ayudara en el trabajo en un restaurante local birmano como camarero. Gana 1.500 Kyats (1,50 dólares) por día.
Un día, el personal de ADRA llegó a nuestra aldea para recopilar datos para un proyecto del programa mundial de alimentos (PMA); nuestros nombres estaban en la lista para recibir apoyo. Estábamos encantados. Desde entonces, el 26 de cada mes, recibimos la ayuda alimentaria con 12 kg de arroz, 1 litro de aceite de cocina y 250 g de sal. Con esta ayuda de ADRA y el PMA, estamos ahora creando una pequeña herrería al servicio de nuestra comunidad rural haciendo cuchillos y herramientas que se necesitan para trabajar en el campo. Hemos pedimos a nuestro hijo que volviera y nos ayude en nuestra propia herrería. Tratamos de trabajar todo lo posible cada día. Cuando terminamos un cuchillo ganamos de 1.500 kyats a 2.000 kyats, y eso es muy bueno para nuestra familia. Por el momento, no somos los dueños del equipo en la herrería y no contamos con suficiente capital para comprar las herramientas que necesitamos para nuestro pequeño negocio. Sin embargo, el jefe donde solía trabajar me prestó algunas de las herramientas que necesitaba para empezar mi negocio.
Ser VIH positivo, nos obliga a cuidar nuestra salud. Tenemos que tomar el tratamiento antirretroviral todos los días, y estamos muy agradecidos por las organizaciones que nos ayudan. Recientemente hemos realizado pruebas a nuestros hijos y ninguno es portador del VIH. Estamos muy contentos de que estén libres de esta terrible enfermedad.
Agradecemos a ADRA y a su personal porque siempre nos han animado a ser positivos y también por proporcionarnos ayuda alimentaria para nuestra familia. Me gustaría ofrecer mi más sincero agradecimiento a todos los donantes de ADRA que apoyan nuestro tratamiento así como el apoyo médico para pacientes con tuberculosis en nuestra comunidad.
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