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Jesús, mi mejor amigo. Con este lema se dio inicio al Camporé nacional, el encuentro tan esperado cada año por cientos de exploradores y apasionados del Club. Del 30 de junio al 3 de julio, 1448 niños y adultos compartieron amistad, risas e ilusión en el inmejorable entorno de Raso de la Nava (Covaleda, Soria).

Jesús fue el gran protagonista. El jueves por la noche empezamos un recorrido por Su historia. En cada matutina y vespertina adoramos juntos al Creador no solo con nuestra voz sino también con nuestras manos —a través del lenguaje de signos— gracias al grupo de alabanza, compuesto por Maijo Roth y los exploradores “worshitos” Ángela, Dámaris, Iván, Josué y Sara. Nuestro invitado especial, Jay Rosario, después compartió palabras de vida y nos dio cuatro lecciones acerca de Jesús: nos recordó que Él habitó entre nosotros, que dedicó Su tiempo a cuidar de los demás, que tenemos que conocerlo para ser capaces de reconocer Su voz, y que por amor entregó Su vida por nosotros.

El viernes empezaba la acción para pequeños y grandes. Los exploradores se esparcieron por todo el terreno para disfrutar de emocionantes talleres: rocódromo, adrenaline maze, salto al vacío, multiolimpiada, JAE-quads, tiro con arco, tirachinas, lenguaje de signos… También era el día de poner a prueba los conocimientos adquiridos en el club en la yincana, en la que participaban tanto tizones como cadetes.

Por la noche vivimos juntos un momento inolvidable. AsomArte, Departamento de Arte y Escena de la Iglesia del CEAS, en colaboración con el Departamento de Música de la Iglesia Adventista, trajo la historia de Jesús a la vida a través de un musical representado por más de 35 cantantes y actores voluntarios. Nos conmovió ver a Jesús cuidar de todos los que le rodeaban y nos entristecimos cuando fue acusado y crucificado. Sin embargo, un grito victorioso sonó al ver a Jesús resucitado y escucharle cantar que un día volverá a buscarnos.

El sábado también fue un día de gran emoción. Tras cantar a nuestro amigo Jesús, y oír sobre Su gracia en palabras de Jay, fuimos testigos de la investidura de 125 exploradores, 6 monitores y 4 guías mayores. Este acto representaba la culminación de meses de trabajo con el programa del Club de exploradores así que la ilusión se respiraba en el ambiente.

Llegó luego el momento de la despedida de Isaac Chía y su esposa, Alexandra Mora. Tras ocho años como director de exploradores de la Unión Adventista Española, Isaac nos decía adiós para emprender rumbo a una nueva aventura en el departamento de jóvenes de la División Inter-europea en septiembre de 2016.

Culminamos la mañana con una gran celebración cuando 4 niños decidieron hacer de Jesús su mejor amigo de por vida a través del bautismo.

La prueba de roles era la propuesta para la tarde del sábado. Tanto tizones como cadetes tenían un papel importante que jugar en sus equipos, ya fuera como sacerdotes, atletas, guardianes, sanadores o aventureros. Cada uno aportaba sus conocimientos y experiencia para superar las pruebas específicas para su rol.

La noche del sábado fue testigo de la Feria de los clubes, una de las novedades que forman parte del Camporé desde 2015. En este momento los clubes son los grandes protagonistas, dando rienda suelta al ingenio y a la creatividad, ya que ellos se encargan de acoger a niños de otros clubes y ofrecerles actividades, comidas exquisitas y divertidos juegos. En palabras de Alberto Gámez, director del club de exploradores de Málaga: «Realmente es un momento muy emotivo y a los exploradores (desde los más pequeñitos hasta los mayores) les apasiona y les motiva. El grado de participación es muy elevado por parte de los clubes, y todos sus monitores se vuelcan en dicha actividad. Los exploradores de cada club animan a sus amigos a visitar su club y eso les llena de orgullo sano y satisfacción. Se respira confraternidad por los cuatro costados. Es una actividad de servicio donde los monitores de los clubes están un par de horas o tres sirviendo a todo el que se acerca, unos cocinando cosas ricas, otros motivando a hacer los juegos que proponen, y el resultado es genial».

El domingo fue día de darlo todo físicamente, pues tocó hacer la carrera de resistencia (tizones y cadetes) y la prueba para directores y monitores. Éstos últimos participaron de la “Spartan Race”, una entretenida prueba de obstáculos y de desafíos físicos, en la que se invirtieron durante unas horas los papeles: los exploradores animaban a sus directores y monitores mientras éstos últimos luchaban por acabar la prueba.

Y así llegaba a su fin este Camporé 2016. La carpa fue por última vez la zona de encuentro para la entrega de premios. Todos los clubes resultan ganadores, puesto que todos se llevan a casa un banderín que reconoce el trabajo que han realizado durante todo el año, en tres categorías en función de su participación en el Camporé: Volcán, Montaña y Manantial.

Hasta otro Camporé más, que ya tiene lema y fecha: “Moisés: rumbo a la libertad”, del 29 de junio al 2 de julio de 2017.

Revista Adventista de España