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¿EXISTEN EVIDENCIAS CIENTÍFICAS DE UN DILUVIO UNIVERSAL? Responde Noemí Durán, bióloga especialista en comportamiento animal. Tiene un doctorado en Biología Marina por la Universidad de Loma Linda y es la directora de la sede europea del Geoscience Research Institute (GRI).

El arca de Noé es un motivo artístico muy común. Aparece en pinturas y objetos decorativos desde hace siglos, siendo especialmente frecuente en ilustraciones infantiles. Según la Biblia, se trata del barco gigante en el que una familia humana y una pareja de cada animal terrestre se salvaron del terrible diluvio que asoló nuestro planeta hace unos miles de años.

Para muchos, el diluvio es un mito que no debe entenderse de forma literal. Para otros, se trata de un evento histórico, una catástrofe global de gran envergadura cuyas huellas aún pueden observarse en muchos lugares del mundo.

En este nuevo episodio de INVESTIGACIÓN BÍBLICA, exploramos esta pregunta desde una perspectiva bíblica y espiritual. Descubre las respuestas y reflexiona con nosotros.

INVESTIGACIÓN BÍBLICA, una serie histórica, apologética y bíblica donde abordamos preguntas y temas profundos que nos hacen reflexionar sobre nuestra fe y nuestra relación con Dios. Presentado por diversos pastores de la Iglesia Adventista en España.

¿Existen evidencias científicas de un diluvio universal?

El arca de Noé es un motivo artístico muy común. Aparece en pinturas y objetos decorativos desde hace siglos, siendo especialmente frecuente en ilustraciones infantiles. Según la Biblia, se trata del barco gigante en el que una familia humana y una pareja de cada animal terrestre se salvaron del terrible diluvio que asoló nuestro planeta hace unos miles de años.

Para muchos, el diluvio es un mito que no debe entenderse de forma literal. Para otros, se trata de un evento histórico, una catástrofe global de gran envergadura cuyas huellas aún pueden observarse en muchos lugares del mundo.

Como cabría esperar, la mayoría de las evidencias se encuentran en las rocas de la superficie terrestre. Una de las más espectaculares son los estratos geológicos que se extienden lateralmente cubriendo miles de kilómetros cuadrados. Los estratos son las capas de roca que vemos en los acantilados, o cuando circulamos por una carretera para cuya construcción se ha cortado el relieve formando paredes verticales. Muchas de estas capas son de origen sedimentario, formadas a partir de fragmentos de otras rocas.

La lluvia, el viento y los ríos erosionan las rocas y arrancan pequeños fragmentos que son transportados por la corriente a favor de la gravedad. Normalmente, se acumulan en el fondo de los lagos o del mar, donde forman capas horizontales que varían en color y aspecto dependiendo de su composición. Con el peso de las capas superiores y el depósito de sustancias químicas disueltas en el agua, los sedimentos se compactan y endurecen, transformándose en roca.

La paradoja

Cuando observamos estratos que se extienden sobre miles de kilómetros cuadrados, cabe preguntarse qué tipo de corriente pudo arrancar y depositar esa inmensa cantidad de material, porque en la actualidad no existe ningún río o corriente submarina capaz de hacerlo. El geólogo Carlton Brett comenta esta paradoja en un artículo del año 2000 de la revista Palaios. Dice:

«Los lechos pueden cubrir áreas de cientos a miles de kilómetros cuadrados, precisamente porque son el registro de eventos verdaderamente desmesurados. (…) En muchos casos implican procesos que no se han observado, o no se pueden observar en ambientes modernos. … se trata de eventos extremos … con magnitudes tan grandes y devastadoras que no han sido y probablemente no puedan ser observados científicamente».

Otra evidencia relacionada surge de una investigación reciente de los paleontólogos norteamericanos Leonard Brand y Arthur Chadwick sobre marcas de paleocorrientes, publicada en la sección Scientific Data de la revista Nature en 2015. Algunas rocas presentan ondulaciones que indican que cuando la roca se formó había una corriente circulando por su superficie. Según la forma de estas ondulaciones, los científicos pueden calcular la dirección de la corriente y ese dato se incluye en los artículos en los que se describe la formación rocosa. Brand y Chadwick revisaron todas las publicaciones que mencionaban paleocorrientes y construyeron una base de datos con las direcciones de dichas corrientes. Al colocarlas en un mapa descubrieron patrones globales de tamaño continental que iban variando a medida que ascendían por la columna geológica y coincidían con las corrientes esperadas durante un diluvio universal.

El registro fósil

El propio registro fósil es una evidencia concordante con el diluvio. Existen varios procesos para que una planta, un animal, o una parte de ellos se convierta en roca, pero la mayoría de estos procesos de fosilización requiere enterramiento rápido y agua rica en minerales. Un diluvio universal con corrientes de agua de magnitudes desmesuradas, arrastrando toneladas de materiales y enterrando todo tipo de organismos a su paso es un escenario excelente para explicar la gran abundancia de fósiles que encontramos por todo el mundo.

Existen más evidencias geológicas y paleontológicas, pero me gustaría terminar comentando una que procede de la antropología cultural. El mito del diluvio es uno de los más extendidos del planeta y está presente en casi todas las culturas, hasta las más remotas, desde los sumerios hasta los nativos americanos, incluyendo a persas, fenicios, mayas y aztecas, China, India y Australia. A pesar de la distancia geográfica y temporal, y de la imposibilidad de estar todos conectados unos con otros, las historias son sorprendentemente similares y casi siempre incluyen los elementos esenciales del relato bíblico, como la construcción del barco por orden divina, el rescate de una sola familia, la inclusión de los animales o la promesa de no volver a inundar la tierra. ¿Simple casualidad o parte de un evento real común?

Autora: Noemí Durán, bióloga especialista en comportamiento animal. Tiene un doctorado en Biología Marina por la Universidad de Loma Linda y es la directora de la sede europea del Geoscience Research Institute.

Revista Adventista de España