El pasado sábado 25 de noviembre de 2017, en el Punt·Jove de la iglesia de Urgell, el maestro José Luis de la Fuente Soria, recibió un entrañable homenaje en la fiesta que organizaron sus exalumnos del Col·legi Urgell en Barcelona.
Resumir cuarenta y dos años de ministerio educativo en unas pocas líneas resulta casi imposible. Tanto como resumirlo en las pocas horas que dura un acto de homenaje. Pero así fue.
El de este año ha sido el primer curso en el que el maestro José Luis, como le han llamado siempre sus alumnos, no ha dado la bienvenida abriendo la puerta del aula donde ha servido durante más de cuatro décadas. Sin embargo, esta vez, fueron ellos quienes le abrieron la puerta, esta vez de los recuerdos, haciéndole revivir un día cualquiera en la escuela, a través de las diferentes actividades y memorias que compartieron durante la celebración.
Marta Monsonís, exalumna y a la vez madre, esposa, hermana y cuñada de exalumnos, fue quien condujo el acto, e hizo viajar en el tiempo, con humor, tanto al maestro como a todos los presentes.
Tras la bienvenida y presentación del director del centro, Antonio Polo, y la oración del jefe de estudios de ESO y exalumno, Josep Antoni Álvarez, comenzó el regreso al aula de la memoria: primero los cantos de Biblia, con el mismo panel escrito a mano de antaño; clases de lectura, con los libros que han enseñado a leer a tantos niños y niñas; de matemáticas, con enigmas lógicos aderezados con alguna que otra travesura de las que los alumnos suelen gastar a los profesores; clase de ‘reconocimiento del medio’, reconociendo a los exalumnos más veteranos; clase de flauta, una de las que con más ilusión recordaban todos, incluyendo un par de piezas en directo. También la hora del comedor, seguida del tiempo de patio saltando a la comba, o los buenos ratos jugando al tenis con su compañero director, etc.
Todo ello entre sonrisas y testimonios, como los de Andreu Caravaca, exalumno y profesor de educación física del centro que recordó entre otras cosas, las inolvidables experiencias en las excursiones que disfrutaban en el refugio de Hostalrich, o en los míticos campamentos de verano en el Pirineo, a los que siempre le acompañó su esposa Mabel Gelabert y más adelante sus dos hijas.
Laura Jiménez, exalumna de uno de los primeros cursos del maestro, leyó un emotivo discurso con los testimonios de sus antiguos compañeros de clase, que todavía mantienen los vínculos de la infancia, y todos coinciden en declarar que su etapa escolar en el Col·legi Urgell y la convivencia con su maestro José Luis marcó un período decisivo en sus vidas.
Se sumaron además testimonios en vídeo de exalumnos que muy a su pesar no pudieron asistir, siendo todos ellos hombres y mujeres con alguna responsabilidad de peso en la Iglesia Adventista en la actualidad: desde el ministerio laico, el pastorado, exploradores de división o la presidencia de la nuestra iglesia.
Cerraron el acto fotografías históricas y dos intervenciones musicales de parte de exalumnos de diversas generaciones: la canción ‘Mi mejor amigo’ de J. Roig, un clásico habitual en los campamentos que compartieron, y la versión catalana de B. Dylan ‘Sigues jove per sempre més’ (sé joven por siempre), tras la que el maestro José Luis afirmó que aunque físicamente no podrá por el peso de los años, sí procurará mantener ese espíritu de docente de su juventud que tanto bien ha hecho a los que le rodean.
Y sin miedo a equivocarse, su hija mayor, Sarai, concluyó este resumen, con el privilegio de exalumna, pero con el mayor privilegio de hija, declarando en nombre de todos: “¡gracias a Dios por tu dilatado ministerio en la educación cristiana adventista, querido maestro José Luis!”.Colegio
Sarai de la Fuente Gelabert