Este sábado, 9 de octubre, la comunidad adventista mundial transmite su reconocimiento, y agradecimiento, a todas las familias pastorales. Valoramos la labor que desempeñan en nuestras congregaciones, y deseamos transmitirles nuestro cariño. Por eso, quisiera transmitir una breve reflexión sobre la organización y los dones que Dios ha colocado en las comunidades de los creyentes con motivo de este día.
“Cómo tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo.” (Juan 17:18).
La organización en una comunidad de fe representa el anhelo del Padre celestial de tener a cada persona ocupada con una tarea en la edificación del templo vivo, que es el cuerpo de Cristo. Esa casa espiritual la edifican los miembros que públicamente han escogido al Señor y dan testimonio acerca de su gracia. El lenguaje que usa el apóstol Pedro en su primera epístola para los miembros que se organizan en una comunidad que comparten la misma fe es la de “piedras vivas”. Lo que hace la diferencia entre unas piedras secas e inamovibles y las piedras vivas, es la voluntad de los miembros de acercarse a la Piedra Viva que es Cristo.
Dice la primera epístola del apóstol Pedro en 1 Pedro 2:4-5:“Ahora ustedes se acercan a Cristo, quien es la piedra viva principal del templo de Dios. La gente lo rechazó, pero Dios lo eligió para darle gran honra. Y ustedes son las piedras vivas con las cuales Dios edifica su templo espiritual. Además, son sacerdotes santos. Por la mediación de Jesucristo, ustedes ofrecen sacrificios espirituales que agradan a Dios.”
Sobre éste Cristo, que es la piedra preciosa, la piedra angular de nuestra iglesia, predicamos la buena noticia de que podemos todos formar parte de la casa de Dios. Tan solo debemos hacer caso a la exhortación de acercarnos a Cristo para nuestra redención eterna.
El llamado de pastores
Para ser pastor en la obra del Señor debes recibir el llamado interno del Espíritu Santo, pero también la confirmación externa de que el Señor te ha apartado. Esa confirmación externa, lleva un proceso breve o largo, pero esto ocurre siempre dentro del pueblo adquirido por la sangre preciosa de Cristo, es decir, personas que aman a Cristo y creen en él. Allí, el Señor da dones a cada persona para ser bendición en su obra. Sólo puede haber progreso y florecimiento de la obra misionera cuando los dones están entregados al Señor a través del ejercicio y el esfuerzo.
“Pelea la buena batalla por la fe verdadera. Aférrate a la vida eterna a la que Dios te llamó y que declaraste tan bien delante de muchos testigos.” (1 Timoteo 6:12)
Los pastores son apartados por el pueblo de Dios, ese real sacerdocio, para anunciar las obras de Cristo en la tierra. La predicación del evangelio puro y tal como está escrito por los apóstoles debe ser la tarea de cada pastor. La noble tarea del pastor consta en elevar al Mesías, el único que puede salvar y que pronto volverá sobre las nubes. Traer delante del pueblo la necesidad de una preparación integral en vistas a la proximidad del fin de la historia debe ser algo que se vea y se note en cada fibra de los mensajes que se predican.
Las familias pastorales
Dentro de lo complejo de la obra ministerial, el Señor extiende su llamado al servicio, también a los miembros de la familia pastoral. Los traslados, las actividades en las iglesias, las visitas en las casas de los miembros, el abrir el hogar para recibir a los predicadores y estudiantes de la Palabra, todo esto y mucho más, implica a la familia pastoral para estar atenta en hacer avanzar la misión.
Sin duda alguna, las cargas de la gestión ministerial son compartidas por esos preciosos miembros del hogar pastoral. ¡Qué bueno sería que tanto el cónyuge del pastor, como sus hijos, sean testigos de nuestro amor y sientan el acompañamiento de nuestro cariño para seguir cumpliendo con mayor ímpetu la misión en nuestras congregaciones! Las familias pastorales necesitan de nuestras oraciones, cariño y agradecimiento.
Dones y el desafíos
No hay dones inferiores o superiores en la casa de Dios. Hay dones distintos. El Señor envía a cada uno en su obra grandiosa de transmitir la luz de la verdad evangélica: Cristo viene pronto y sólo él puede salvar. En función de los dones nos organizamos para cumplir la tarea de llevar la luz de Dios en la oscuridad de este mundo.
Pastorear iglesias en el siglo XXI es una tarea desafiante y con múltiples actividades. Si nos fijáramos en la aglomeración de pequeñas cosas que se suman para la agenda de un pastor cada día, tendríamos que admitir que sin una asistencia especial de parte del Espíritu Santo, el servicio del pastor sería frustrante y agobiante. ¡Qué gran necesidad tienen los pastores y sus familias de un apoyo en oración de parte de sus hermanos! Y al mismo tiempo, ¡qué importante es que el pastor admita que sin una consagración que le asegure estar lleno del Espíritu Santo cada día no podrá alcanzar a los corazones para llevarlos a la cruz de Cristo!
El ministerio pastoral es más que predicar, más que visitar, más que realizar ceremonias o dar estudios bíblicos. Va más allá de cumplir objetivos quinquenales o de estar dentro de ciertos proyectos. Del pastor se espera que represente al sublime Cristo. Siendo imperfectos, pero dejando un perfume del amor perdonador de Dios. Siendo limitados, pero actuando para reconciliarnos con Dios. Trabajando con todo corazón, pero no olvidar que la obra es del Señor.
Agradecimiento
Seguramente que hemos comido el pan espiritual muchas veces en la casa de Dios. Personalmente, estoy muy atento al terminar una buena comida en casa de algunos hermanos en dar las gracias por la preparación de los alimentos. Y más allá de eso, el ambiente, la conversación, la confianza y todo lo que está alrededor de una mesa en celebración trae tanta satisfacción y gratitud. En esta oportunidad, se trata de agradecer a los que predican la palabra y nos pastorean.
¡Gracias pastores por hacer que la casa de Dios tenga el pan espiritual! Sigamos predicando la buena noticia de que Cristo viene pronto. Allí, en la nueva Jerusalén, él mismo servirá en la mesa a los que serán salvos por toda la eternidad. Vale la pena no olvidarnos nunca, como ministros de la iglesia, que nuestra obra tiene repercusiones eternas.
Concluyó mi reflexión con esta cita que se encuentra en el libro Ser Semejantes a Jesús, pagina 78:
“Siempre ha habido y siempre habrá diversidad de dones. No son los grandes dones los que Dios exige y acepta, sino que él requiere los talentos menores, y los aceptará si los hombres y las mujeres los usan para su gloria.”
¡Feliz día de gratitud a todos los pastores y pastoras de la Unión Adventista Española!
Autor: Richard Ruszuly, secretario ministerial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España
El Señor podría perfectamente hacer concluir la obra sin nosotros, mas nos ofrece el privilegio de servir en su misión con el propósito de que el carácter de Jesús sea formado en sus hijos.
Todos necesitamos fuerzas, todos necesitamos el especial poder del Santo Espíritu.
Tanto Pastores, como cada miembro de la familia de Dios en la tierra,
todos nos necesitamos, todos debemos estar unidos a la vid verdadera.
Gracias al Señor por el privilegio de servir en su obra, gracias a los que ponen cara a diferentes niveles de la organización y a cada miembro.
Somos una familia donde ninguno puede faltar.
Que El Señor nos ayude, que ninguno se quede atrás.
Bendecidos sean todas las familias de nuestra iglesia local, nacional y mundial juntamente con todas las familias pastorales, con las abundantes bendiciones Espirituales.
Recordemos todos que no dormita, el que guarda Israel. Salmos 121: 4.
Un fuerte abrazo en Cristo.
Solo un poquito más y el que ha de venir, vendrá y no tardará. Hechos 10: 37.