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Se hablan más de seis mil idiomas en el mundo actualmente. La Biblia completa se ha traducido a más de seiscientos idiomas, y el Nuevo Testamento o algunas porciones se tradujeron a más de dos mil quinientos idiomas también. Esos son muchos idiomas, por cierto. Pero, al mismo tiempo, todavía es menos de la mitad de los idiomas que se conocen en el mundo. Se estima que mil quinientos millones de personas no cuentan con la Biblia completa traducida a su lengua materna.

Si bien todavía hay mucho por hacer, los esfuerzos de las sociedades bíblicas han garantizado que seis mil millones de personas puedan leer las Escrituras. Y ¡qué bendición es estar entre quienes tienen la Biblia en su propio idioma! A menudo lo damos por sentado, olvidando que muchos no tienen la Biblia y que, durante siglos en Europa, la Biblia se mantuvo deliberadamente alejada de las masas. Gracias a la imprenta y la Reforma, eso ya no es así. Quienes sí tenemos la Biblia seguimos viendo cómo podemos aprender a estudiar la Palabra, llenos del Espíritu, y conocer al Señor revelado en sus páginas.

PARA MEMORIZAR: “Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por testigo contra ti” (Deut. 31:26).

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Deuteronomio 32:46, 47; 1 Reyes 3:6; Números 6:24-26; Génesis 1:26, 27; 2:15-23; 15:1-5.

Revista Adventista de España