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Al analizar las cartas del apóstol Pablo, Pedro escribe que, en ellas y en algunos otros lugares de las Escrituras, hay algunas cosas “difíciles de entender”. “Los indoctos e inconstantes” (2 Ped. 3:16) tuercen o distorsionan estas palabras para su propia destrucción. Pedro no dice que todas las cosas sean difíciles de entender, sino solo algunas.

Esta semana le daremos una mirada, no tanto a los textos difíciles propiamente dichos, sino a las posibles razones de estos desafíos y de qué manera podemos resolverlos. En definitiva, algunas de estas declaraciones desafiantes quizá nunca se resuelvan de este lado del cielo. Al mismo tiempo, la gran mayoría de los pasajes bíblicos no presentan ninguna dificultad, y no debemos permitir que el escaso número de pasajes difíciles debilite nuestra confianza en la confiabilidad y la autoridad de la Palabra de Dios en su conjunto.

PARA MEMORIZAR: ““Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición” (2 Ped. 3:15, 16).

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: 2 Timoteo 2:10-15; 1 Crónicas 29:17; Santiago 4:6-10; Gálatas 6:9; Hechos 17:11.

Revista Adventista de España