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El libro de Daniel comienza con Nabucodonosor, que invade Judea y se lleva cautivos a Babilonia. En contraste, el libro de Daniel concluye con Miguel, que se levanta para liberar al pueblo de Dios de la Babilonia del tiempo del fin. Es decir, como se muestra a lo largo de Daniel, al final, justo al final, Dios resuelve todo en beneficio de su pueblo. Como también hemos visto, Daniel y sus compañeros se mantienen fieles a Dios, y muestran una sabiduría incomparable en medio de las pruebas y los desafíos del exilio.

Del mismo modo, al enfrentar tribulaciones, el pueblo de Dios del tiempo del fin también se mantendrá fiel, especialmente durante el “tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces” (Dan. 12:1). Como Daniel y sus amigos en Babilonia, mostrarán sabiduría y entendimiento. No solo experimentarán la sabiduría como una virtud personal; además se comprometerán, como consecuencia de esa sabiduría, a guiar a otros hacia la justicia. Algunos morirán o serán ejecutados y, por lo tanto, volverán al polvo, pero resucitarán para la eternidad.

PARA MEMORIZAR: “Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad” (Dan. 12:3).

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Daniel 12; Romanos 8:34; Lucas 10:20; Romanos 8:18; Hebreos 2:14, 15; Juan 14:29; Apocalipsis 11:3.

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Revista Adventista de España