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Si bien Daniel 11 revela algunos detalles de este conflicto, Daniel 10 muestra sus dimensiones espirituales y revela que detrás del telón de las batallas terrenales se produce un conflicto espiritual de proporciones cósmicas. Al estudiar este capítulo, veremos que al orar participamos en este conflicto cósmico de una manera que tiene profundas repercusiones. Pero no estamos solos en nuestras luchas; Jesús participa en la batalla contra Satanás en nuestro favor. Aprenderemos que la lucha final en la que estamos involucrados no es contra los poderes humanos terrenales, sino contra los poderes de las tinieblas. Como lo expresó el apóstol Pablo siglos después de Daniel: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efe. 6:12). En última instancia, nuestro éxito en el Conflicto recae en Jesucristo.

PARA MEMORIZAR: “Y me dijo: Muy amado, no temas; la paz sea contigo; esfuérzate y aliéntate” (Dan. 10:19). Daniel 10 introduce la visión final de Daniel, que continúa en los capítulos 11 y 12. Se nos informa desde el comienzo que esta visión atañe a un “conflicto grande” (Dan. 10:1).

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Efesios 6:12; Daniel 10; Esdras 4:1–5; Josué 5:13–15; Apocalipsis 1:12–18; Colosenses 2:15; Romanos 8:37–39.

Revista Adventista de España