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Daniel 9 contiene una de las grandes oraciones de la Biblia. En momentos cruciales de su vida, Daniel recurre a la oración para hacer frente a los desafíos que se le presentan. Cuando Daniel y sus colegas estaban a punto de ser asesinados debido al misterioso sueño de un rey pagano, el profeta se acerca a Dios en oración (Dan. 2). Y cuando un decreto real prohibió dirigir súplicas a cualquier dios fuera del rey, Daniel siguió ofreciendo sus oraciones diarias hacia Jerusalén (Dan. 6). Por lo tanto, al considerar la oración de Daniel 9, recordemos que la visión de las 2.300 tardes y mañanas de Daniel 8 tiene un gran impacto en el profeta. Aunque se explicaron los contornos generales de esa profecía, Daniel no puede entender el espacio de tiempo expresado en el diálogo entre los dos seres celestiales: “Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el Santuario será purificado” (Dan. 8:14). Recién ahora, en el capítulo 9, se le da más luz al profeta; y esta vez, también, es en respuesta a la oración ferviente.

PARA MEMORIZAR: “Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios mío; porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo” (Dan. 9:19).

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Daniel 9; Jeremías 25:11, 12; 29:10; 2 Reyes 19:15–19; Mateo 5:16; Santiago 5:16.

https://www.youtube.com/watch?v=7zlBiH2Sanw

Revista Adventista de España