El dirigente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en el país asiático, pastor Elbert Kuhn, conversó con el equipo de la Agencia Adventista Sudamericana de Noticias (ASN) acerca de los desafíos del crecimiento del cristianismo en esa nación con una historia de fuerte tradición budista, pero hoy caracterizada por el secularismo.
1. Su experiencia de más de seis años en Mongolia, y principalmente ahora como presidente de la Iglesia Adventista en ese país, ¿qué enseñanzas deja acerca del trabajo de evangelización en esa región?
Mongolia fue históricamente un país budista. Como estuvo bajo el sistema comunista durante casi 80 años, la religión en el país fue destruida. Cuando el comunismo entró en colapso con la caída del muro de Berlín, los rusos, quienes ocupaban el país, salieron prácticamente de la noche a la mañana. Esta salida brusca dejó un vacío administrativo y también un país en decadencia. En este momento hay muchas inversiones extranjeras y también muchas denominaciones cristianas que vinieron a Mongolia con diferentes proyectos. La sociedad como un todo, en aquella ocasión buscaba algo en que apoyarse y fue cuando el cristianismo comenzó a desarrollarse y a expandirse. La Iglesia Adventista en Mongolia fue establecida oficialmente en 1998 y yo llegué al país en 2003. Durante ese período, la Iglesia creció de 200 a 1.500 miembros y de 8 a 20 lugares donde se reunían para adorar a Dios. En aquellos años, la Iglesia Adventista estaba compuesta básicamente de jóvenes. Fueron ellos los que plantaron las iglesias en diversos puntos del país.
2. Hable un poco del crecimiento del adventismo en ese país y del desarrollo de la relación de la Iglesia Adventista con la sociedad en Mongolia.
Hoy contamos con casi dos mil miembros. Tenemos 25 lugares de culto. Estamos plantando seis iglesias nuevas en el país. Tenemos una buena agencia de ADRA. Tenemos una escuela de enseñanza primaria con 70 alumnos. Vemos como Dios bendice el trabajo, pero también vemos cambios serios. Mongolia se transformó en un centro de referencia en relación a la exploración de minerales. Las mayores compañías exploradoras del mundo se están estableciendo aquí, y esto está trayendo grandes recursos financieros, y al mismo tiempo grandes desafíos. La cultura simple y nómada de los mongoles está cambiando por la búsqueda de ganancias económicas y de una vida mejor. Ya no vemos tanto interés en la religión como en años anteriores. Hoy podemos afirmar que Mongolia es un país de religión budista, pero completamente secularizado.
La mayor lección que veo respecto la evangelización es que debemos aprovechar cada oportunidad que Dios nos da para plantar y establecer iglesias, pues no sabemos lo que puede suceder mañana. Si hoy la puerta se abrió, vamos a entrar. Si tenemos recursos, los vamos a invertir. Un proyecto fuerte de evangelización en 2002 y años siguientes fue la causa del gran crecimiento que ha experimentado la iglesia. Siempre transmití a nuestros dirigentes locales la seguridad de que con Dios todo es posible.
La Iglesia Adventista es hoy una de las iglesias cristianas con la mejor estructura en el país. Tenemos proyectos en las áreas de educación, salud, y en conjunto con iglesias de otros países, hemos desarrollado varios otros proyectos comunitarios. Nuestra relación con la sociedad debe mejorar. En general, la sociedad dominante no se identifica con el cristianismo. Por cuestiones profesionales y políticas, prefieren que se los consideren budistas, aunque algunos en su intimidad tienen gran simpatía por el cristianismo.
3. ¿Cuáles son los principales desafíos para los próximos años?
Tenemos grandes desafíos en el área de desarrollo de infraestructuras, con construcciones de iglesias, escuelas, etc. Pero creo que nuestro gran desafío ahora es hacer que nuestra iglesia continúe siendo relevante para esta “nueva” Mongolia. La Mongolia nómada y distante del mundo de ayer ya no es la Mongolia de hoy. Lo podían encontrar ayer ya no es lo que hoy desean buscar. Necesitamos preparar nuestro grupo de pastores y dirigentes para que estén listos para responder las preguntas del tiempo presente. Nuestro gran desafío es ayudar, cooperar con el discipulado de nuestros pastores y líderes para esta nueva realidad. Necesitamos tener en Mongolia líderes locales comprometidos con Dios, con la doctrina bíblica, con los fundamentos estructurales y organizacionales de la iglesia.
Creo que el gran desafío de la iglesia, sea en Mongolia, África, Brasil, Europa o Norteamérica es tener líderes que pongan toda su vida a disposición de la obra de Dios. Sin reservas. Sin interés personal, pero totalmente dedicados a llevar el mensaje de esperanza a todos los rincones de la tierra. Líderes dispuestos a ser guiados por el Espíritu Santo.
4. Cuente alguna historia que muestre cómo la superación en nombre de Dios hace la diferencia en el campo misionero.
Trabajar en el campo misionero ha sido la experiencia más impactante de mi ministerio. En el campo misionero estamos solos y aislados de la familia, de los amigos, de los recursos financieros. Normalmente en el campo misionero la estructura de la iglesia es bien precaria, los recursos humanos prácticamente no existen. Toda esta realidad nos lleva a depender exclusivamente de Dios. En función de la falta de recursos en todas las áreas aprendemos a buscar el recurso que nunca falla, Jesús. En el campo misionero aprendemos que desistir no es una opción.
Admito que en algunos momentos cuestioné si mi trabajo estaba dando resultado. Luché con Dios para que me mostrara de alguna forma si valía la pena continuar, pues no veía los resultados y no tenía noticias ni informes de nadie. Un día, al meditar y estudiar la Biblia, me detuve en un texto que cambió mi visión: 1 Corintios 15:57, 58: “Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”.
Sé que este texto se aplica de otras formas también, pero sirvió para abrir mis ojos y ver que nada de lo que hacemos de corazón para Dios es en vano, y un día será recompensado.
5. ¿Pueden colaborar voluntarios con el trabajo allí, y de qué manera?
Los voluntarios fueron el principal motivo junto con los dirigentes locales, y quienes marcaron la gran diferencia en el crecimiento de la Iglesia Adventista en Mongolia. Trajeron la experiencia de la iglesia ya establecida en otros lugares. Importaron conocimiento práctico en áreas todavía no desarrolladas plenamente aquí. Pusieron en marcha recursos que están disponibles en otras partes del mundo, pero que aquí faltaban.
Los voluntarios pueden venir a ayudar en períodos cortos, o largos. Dos semanas o hasta un año o más. Pueden venir en grupos para proyectos específicos, salud, educación, construcción, evangelización, u otras áreas específicas no mencionadas, pero que son necesarias.
Más información en la agencia ADRA-Mongolia [email protected]
Imagen: (cc) Wikimedia/The Wandering Angel. Esquina superior (Izda.) Pr. Elbert Kuhn. (Dcha.) Felipe Lemos.