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Antón y Rosana. Imagen propiedad del diario El Progreso.
El diario online El Progreso (Lugo) recogía el pasado día 16 de febrero de 2025 un artículo titulado «No trabajo el sábado por motivos religiosos y si me toca, dono el dinero» en el que entrevistaba a los primos, sanitarios de profesión, Antón Camiña y Rosana Rodríguez. Ambos adventistas del séptimo día.
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Cuenta el artículo que para los adventistas del Séptimo Día, el descanso sabático es un pilar fundamental de su fe. Sin embargo, en profesiones como la medicina y la enfermería, donde las urgencias no entienden de horarios ni días festivos, esta creencia puede generar desafíos. Antón Camiña, médico residente de Medicina de Familia, y su prima Rosana Rodríguez, estudiante de Enfermería, han encontrado la manera de equilibrar su vocación con sus convicciones religiosas.
Un compromiso con la fe y la salud
Desde que comenzó su residencia en el centro de salud de Illas Canarias, en Lugo, Antón ha procurado evitar las guardias en viernes y sábado, ofreciéndose a trabajar los domingos o intercambiando turnos con sus compañeros. Cuando no es posible cambiar, cumple con su deber y dona el dinero ganado a organizaciones benéficas como Médicos Sin Fronteras o la Iglesia Adventista. «Jesús curaba en cualquier momento que alguien lo necesitase. Si debo servir, prefiero convertir esa jornada en un acto de ayuda doble: atender pacientes y colaborar con quienes también ayudan a otros», explica el joven de 29 años.
Rosana, por su parte, aún no ha tenido que enfrentar este dilema en el mundo laboral, pero sí en su formación académica. Recientemente, tuvo que realizar un examen sola, en un horario diferente al de sus compañeros, ya que la prueba estaba programada para un viernes por la tarde, dentro del período de descanso sabático que va de puesta de sol del viernes, a puesta de sol del sábado. «Tuve mucha suerte con mi profesor, que fue comprensivo y no puso inconvenientes para reprogramarlo», comenta.
Amparo legal y precedentes
El derecho a modificar horarios de exámenes o pruebas oficiales por motivos religiosos está reconocido por la legislación española. Durante su carrera en Santiago de Compostela, Antón tuvo que solicitar en varias ocasiones cambios de fecha para exámenes fijados en sábado. Incluso en el examen MIR, que siempre se celebra en fin de semana, pudo presentarse sin problema: «Nos explicaron el procedimiento y nos mantuvieron aislados hasta la puesta de sol, cuando ya podíamos comenzar».
En oposiciones también se han dado casos similares. Algunos profesionales adventistas han recurrido a la vía judicial para hacer valer su derecho a respetar el descanso sabatino, con fallos favorables de los tribunales. «Conozco a una ginecóloga que tuvo que acudir a los tribunales para que le permitieran hacer su examen después de la puesta de sol», comenta el joven médico.
Adaptación al nuevo entorno laboral
Recoge el diario que, a partir de este año, la aplicación de la jornada laboral de 35 horas en el Sergas ha cambiado la situación para los facultativos de Medicina de Familia, ya que la atención sanitaria de los sábados por la mañana ha pasado a ser voluntaria. Antón, por supuesto, optará por no trabajar esos días, pero si en algún momento fuese requerido, seguiría con su estrategia: intentar cambiar el turno y, si no es posible, donar su salario.
Rosana, inspirada por su primo, planea hacer lo mismo cuando empiece a ejercer como enfermera. «Cuando Antón me contó su idea, me pareció una solución muy acertada», afirma.
La importancia del descanso sabático
Sigue diciendo el artículo que para los adventistas, el sábado es un día de descanso absoluto, dedicado a Dios y a la comunidad. No solo evitan trabajar o estudiar, sino que tampoco realizan actividades que impliquen que otros deban trabajar para ellos. «Por ejemplo, podrías llevar a tus hijos a un parque, pero no ir a tomar un refresco a una cafetería, porque eso implicaría que otra persona estuviera trabajando para atenderte», explican Rosana y Antón.
Los primos, originarios de Vigo, suelen regresar a casa los viernes antes de la puesta de sol para pasar el día de descanso con sus familias. La mañana del sábado la dedican a reuniones en su iglesia, donde comentan pasajes de la Biblia con la comunidad. Por la tarde, participan en actividades organizadas por su congregación para fortalecer lazos entre los fieles.
Vocación y convicción
Termina la entrevista diciendo que ambos primos reconocen que hay profesiones más compatibles con el descanso sabático, pero su pasión por la sanidad ha sido siempre clara. «Siempre quise ser enfermera. Me encanta ayudar a la gente y conocerla mejor», dice Rosana. Antón, por su parte, tenía claro desde niño que quería ser médico: «La Medicina de Familia me apasiona. Me encanta el trato cercano con los pacientes».
Sin duda, conciliar fe y profesión puede ser un reto, pero para ellos, y para la mayoría de sanitarios adventistas, no hay incompatibilidad. Su compromiso con la salud y la solidaridad es firme, y han encontrado una manera de ejercer su vocación sin renunciar a sus creencias. Porque para Antón y Rosana, ayudar a los demás es una forma de servir tanto a su Dios, como a los demás.
Publicación original: «No trabajo el sábado por motivos religiosos y si me toca, dono el dinero»