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El 18 de diciembre nos dejó una veterana hermana en la fe, María Rosario Casacañar, a quien le gustaba que la llamaran Charo. Ella es la madre del pastor José María Weindl.

Charo nació en San Felipe (Ferrol) en 1925, hija de María y Ramón, de cuya unión nacieron 10 hijos, de los que solo quedan tres.

Trabajó toda su juventud en el negocio familiar de restauración, situado junto a la Ría de Ferrol. Cuando contaba con 30 años decidió viajar a París, donde permanecería durante 15 años, la experiencia que vivió allí le ayudó a hacerse una profesional de la cocina.

Cuando volvió España, se estableció en Bilbao, donde puso un negocio de camas, hasta que conoció al que sería su esposo: José Luis Paul Weindl. Allí estarían hasta 1977.

A partir de esa fecha se trasladaron a Almería, para Charo esta ciudad tenía una «luminosidad especial». Por medio de su esposo, que los llevó al evangelio, fue bautizada en los bajos de un hotel en Roquetas del Mar (Almería), junto a su hijo, hoy pastor José María Weindl.

Una mujer de gran corazón

¿Qué destacaremos de Charo?, debido a que la vida no fue fácil para ella, en ocasiones podía parecer dura. Pero dentro de ella había un gran corazón.

Era hospitalaria, estaba pendiente de las necesidades de los hermanos. Fue muy dadivosa y puntual a los servicios religiosos.

Le gustaba alegrar la vida a los niños de la iglesia, por eso, cuando terminaba el servicio de culto, tenía varios en torno a ella, porque sabían que dentro del bolso llevaba algo especial para ellos.

Era una mujer misionera. Acostumbraba a llevar copias de los 10 mandamientos en el bolso, y cuando surgía la oportunidad los regalaba. Ya fuera en la cola del supermercado, o en el banco, o en el rellano de la escalera… Siempre había una oportunidad para compartir el bendito folleto.

Recuerdos

Un sábado, cuando se disponía a ir a la iglesia, se cruzó con la persona que hacía la limpieza del edificio donde vivía. Y no dejó pasar la ocasión para entregarle un folleto de los 10 mandamientos. Cuando de nuevo se la volvió a encontrar otro sábado que se dirigía a la iglesia le dijo: «Señora, le di una copia de los 10 mandamientos, son lo que Dios ordena. Y entre ellos está el mandamiento que dice no trabajarás en sábado, y usted está trabajando». Era muy consecuente con las verdades bíblicas.

En una ocasión que enfermó de gripe, la esposa del pastor Carretero, que estaba en ese momento atendiendo la iglesia de Almería, fue a visitarla. Le llevó un poco de comida y le limpió la casa. Como agradecimiento le escribió una carta tan bonita que le hizo a Georgina llorar. Era tan hermosa la carta que después de muchos años esta hermana la sigue conservando.

Nuestra hermana Charo ha estado tres años en la Residencia Maranatha. Su estado de salud estaba ya muy deteriorado. Pero la educación y el agradecimiento no lo perdió.

Charo vivió una vida de servicio y entrega, el Señor lo sabe, por ello bien podíamos decir de ella:
«Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansan de sus trabajos porque sus obras con ellos siguen».

Autora: Lourdes Estalayo, pastora de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en España. 

Revista Adventista de España