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Decidimos armar un rompecabezas en nuestra casa, pero, no imaginábamos cuán difícil sería. Yo, mi esposa Marina y mi hija Caroline, nos embarcamos en la misión casi imposible de armar uno de una obra del pintor impresionista Paul Cézanne. La pintura, denominada “Manzanas y naranjas”, no tenía el mismo foco que una fotografía moderna, lo que dificultaba tremendamente el trabajo de encontrar las piezas que combinaban.

Caroline sugirió que comenzáramos por los bordes. Así, en pocos minutos completamos toda la parte de afuera. Pero, de ahí en adelante, la cosa se complicó. Yo me basaba en la forma de las piezas, Carol en la combinación de los colores y Marina en ambas cosas. Con eso, la pintura fue haciéndose más comprensible, pero nos llevó días terminar todo.

Armar un rompecabezas es una excelente actividad para la familia. Una gran oportunidad para trabajar en grupo, compartir estrategias y simplemente conversar. Durante el proceso, se puede abordar todo tipo de asuntos. También se puede comer, cantar, silbar, escuchar música y realizar otras acciones semejantes. Sin embargo, algunas son incompatibles, como por ejemplo, leer y escribir. Intenté, pero desgraciadamente, fue imposible.

Lo que debemos hacer para vivir mejor es usar estrategias semejantes a las que se emplean para completar un rompecabezas. Nuestra vida es como uno de ellos, y aquí está la primera lección.

Primera lección: planificación y educación

El método que utilizamos mi esposa, mi hija y yo, fue comenzar por los bordes y comparar colores y formas. Un método basado en la educación, en el conocimiento que obtuvimos a lo largo del tiempo. Ese fue el secreto para resolverlo. Si no se planifica o estructura, el futuro no será próspero.

Por lo tanto, la planificación y la educación son el primer paso para impulsar la vida. Si usted carece de educación (o no como le gustaría), todavía hay tiempo. ¿Cree que ya no tiene edad para eso? Una de mis pacientes tiene 92 años y está terminando una maestría en Teología. Así, considero que usted todavía puede desarrollarse. Hay muchas maneras de adquirir conocimiento y miles de personas autodidactas. Solamente necesita querer y disponer de buenos materiales, para hacerlo.

Segunda lección: relaciones saludables

Pero eso no es todo. Al comenzar a resolver el rompecabezas, la tarea parecía imposible, pero trabajando en grupo casi siempre uno de nosotros lograba encontrar la pieza correcta que los otros no habían encontrado. Por lo tanto, en la vida, la segunda lección es esta: necesitamos aprender a mantener relaciones saludables con las personas y aprender que dependemos unos de otros. Aislarnos, solo trae problemas y termina llevando a la depresión.

Tercera lección: de lo sencillo a lo complejo

La tercera lección consiste en comenzar de lo simple a lo complicado. En un rompecabezas, uno de los secretos básicos es agregar las piezas de color semejante. En nuestro caso, el comienzo no fue fácil porque había varias áreas de la pintura con tonalidades parecidas. Aun así, esa técnica facilitó la terminación de las partes específicas. Cuando armábamos un área que tenía una coloración similar, encontrábamos las piezas con facilidad. Muchas personas desarrollan gran estrés y no logran resolver sus “rompecabezas” porque están acostumbradas a complicar las situaciones.

No transforme todo en una tempestad

Cierta vez, un paciente me llamó por teléfono diciendo que sentía fuertes dolores abdominales. Me explicó que estaba mal y no había alivio que le permitiera dormir. Contó que su intestino no funcionaba y el dolor era tan terrible que creía que el diagnóstico era grave, tal vez una obstrucción intestinal o incluso cáncer. Le respondí que no debería pensar en lo peor y que tal vez fuera algo que había comido o una combinación de alimentos que no era buena.

Pero él estaba realmente preocupado. Entonces le sugerí un tratamiento de diagnóstico: le pedí que ingiriera un vaso de agua con carbón vegetal en polvo. Así, si era algo sencillo, el tratamiento lo resolvería, si no, debería someterse a otros exámenes. Felizmente el dolor pasó en pocas horas y la “obstrucción” y el “cáncer” estaban “curados”, probablemente algún alimento le había causado indigestión. Si usted tiene problemas, en primer lugar considere siempre la solución más sencilla.

Cuarta lección: Persista

La última lección del rompecabezas es la persistencia. Muchas veces llegábamos a la conclusión de que estaba faltando una pieza y que era imposible encontrarla. Y más adelante la encontrábamos. En la vida, las cosas no siempre suceden de la noche a la mañana (como dice el dicho). A veces tenemos que persistir y dar más tiempo para que nuestros proyectos se realicen.

Ahora, aplicando el concepto del rompecabezas al área de la salud, en primer lugar necesitamos planificar y estructurar. Muchas personas hacen resoluciones que duran dos semanas porque no hicieron ningún plan de cómo continuar y mantener los cambios. Por eso, aprenda más sobre el hábito que usted desea cambiar. Estudie, investigue, converse con personas especializadas, y especialmente con los que tuvieron éxito en el cambio de ese hábito.

Segundo, si existe un apoyo familiar o de amigos, el cambio de hábitos, como dieta y ejercicio, se alcanzará con más facilidad. Para muchas personas, el ejercicio en grupo o de a dos produce más motivación. Comience de lo simple a lo complejo. Nadie tendrá éxito en un programa de ejercicio físico, comenzando con esgrima, lanzamiento de dardos y buceo submarino. Y si por acaso alguien tiene éxito en estos “deportes”, las estadísticas dicen que en algunos meses los abandonarán. Así, comience por lo simple, tal vez una caminata diaria, por ejemplo.

Quinta lección: No olvide la parte espiritual y la vida al aire libre

Y, finalmente, no se olvide de la parte espiritual. El pintor Paul Cézanne retrataba cosas naturales, como frutas y otras escenas de la naturaleza. La naturaleza fue creada por Dios y lo señala a él y su grandiosidad. Deberíamos dedicar más tiempo a contemplar y visitar los bosques y las montañas. Una vida al aire libre produce paz, activa el ejercicio, expone el cuerpo al aire puro, a la luz solar, y acerca la persona al Creador.

«Tú eres el que envía las fuentes por los arroyos; van entre los montes; dan de beber a todas las bestias del campo; mitigan su sed los asnos monteses. A sus orillas habitan las aves de los cielos; cantan entre las ramas. Él riega los montes desde sus aposentos;
del fruto de sus obras se sacia la tierra» (Sal. 104 :10-13).

Autor: Hildemar Santos, médico y docente de la Faculdad de Salud Pública en la Universidad de Loma Linda, Estados Unidos.

 

PUBLICACIÓN ORIGINAL: Cuatro lecciones para no romperse la cabeza

Revista Adventista de España