En Daniel, “las perspectivas humanas y celestiales se encuentran en el contexto de la historia”.[1] Las visiones, estructura, narrativas, teología y amplitud profética descritas en él lo diferencian de los otros libros del Antiguo Testamento. El lector es atraído por escenarios intrigantes, como la destrucción de una estatua gigante por una piedra, la aparición de animales híbridos que luchan entre sí, o incluso, una batalla entre seres angelicales.
Su estructura está dividida en dos partes: la primera, histórica (Daniel 1-6) y la segunda, profética (Daniel 7-12). Sin embargo, el libro es una unidad literaria. Las diferentes secciones se comunican entre sí. La manera en la que Dios trata con Babilonia ilustra cómo Dios juzgará a las naciones. Así, la ascensión y caída de las naciones presentadas en la parte profética del libro deben ser comprendidas con base en los principios descriptos en la sección histórica.[2] Este artículo pretende discutir sobre la revelación de Dios a Belsasar, la caída de Babilonia y sus implicaciones en el escenario profético.
El contexto
El profeta Daniel introduce el capítulo 5 y describe una gran fiesta que el rey hizo a sus súbditos. Y cómo él usa los utensilios sagrados del templo de Jerusalén, traídos por Nabucodonosor, para beber vino y alabar a los “dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra” (Daniel 5:1-4). Es interesante notar que los elementos metálicos que aparecen en Daniel 5:4 son los mismos que componen la estatua de varios metales descripta en Daniel 2. En esta ocasión, el rey Belsasar diviniza estos metales y celebra la victoria de los dioses babilonios sobre el Dios de Israel.
Daniel 5:5, 6 describe, sin embargo, la aparición misteriosa de una mano que escribe algo en la pared y que espanta al rey y a sus invitados. La reacción de Belsasar y su prisa por traer a los intérpretes sugiere que él vio en esta señal un mal presagio. De hecho, en la Biblia, cuando la mano de Dios escribe, lo hace en un contexto de juicio (Daniel 7:10; Éxodo 31:18; 34:1; Apocalipsis 3:5; 21:27; Deuteronomio 10:5).
Luego del fracaso de los intérpretes en traducir lo que estaba escrito, Daniel es invitado a presentarse ante el rey para darle la interpretación. Incluso no teniendo más la juventud de sus primeros años en Babilonia, las Sagradas Escrituras testifican que él era un hombre que tenía el “espíritu de los dioses santos” y había en él “luz e inteligencia y sabiduría, como sabiduría de los dioses” (v. 11).
Belsasar consulta a Beltsasar
Como se muestra en el siguiente bosquejo,[3] la estructura de este capítulo está organizada en un quiasmo,[4] cuyo clímax es el encuentro entre Daniel y Belsasar.
A La gloria del rey (vv. 1-4)
B El misterio de la escritura (vv. 5-9)
C El sermón de la reina (vv. 10-12)
D Belsasar consulta a Beltsasar (vv. 13-16)
C’ El sermón del profeta (vv. 17-24)
B’ El misterio descifrado (vv. 25-28)
A’ La caída del rey (vv. 29-31)
En este encuentro, el rey babilonio le promete a Daniel regalos y el tercer lugar en el reino, si se revelaba el misterio (v. 16). Tales regalos son rechazados por Daniel que, en los versículos del 17 al 24, introduce su discurso sobre cómo el rey se había levantado contra “el Señor del cielo” (v. 23).
El profeta recuerda, siete veces en este capítulo, que Belsasar conocía la experiencia de humillación de Nabucodonosor (vv. 2, 11, 13, 18 y 22). Sin embargo, él decidió levantarse contra el Dios en cuyas manos estaba su vida (v. 23). El rey permitió que “el amor por los placeres y la glorificación propia borrasen las lecciones que nunca debiera haber olvidado”.[5]
Interpretación de la escritura en la pared y sus implicaciones
Luego de su discurso, el profeta pasa a hacer una exposición acerca de la enigmática escritura y su significado. Para Belsasar, la definición no estaba en la definición de las palabras, sino en comprender el significado de estas para sí, pues los términos tenían un significado conocido para los que hablaban la lengua hebrea y aramea.[6] Por eso, Daniel aclara diciendo: “Esta es la interpretación del asunto: MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin. TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. PERES: Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas” (Daniel 5:26-28).
Los tres sustantivos escritos en la pared podrían ser comprendidos como medidas de peso: una mina, un shekel y la mitad de una mina.[7] La palabra mene es usada principalmente en la Biblia para medir la plata y el oro.[8]Además de eso, el término mene deriva de una raíz traducida como ‘numerar, contar’ y describe al dios babilonio del destino en Isaías 65:11, 12. En otras palabras, el Dios de Israel determinaría el destino de la nación babilonia y el número de sus días estaba completo.
El término tekel viene de una raíz traducida como “pesar”. Ser pesado en el contexto bíblico y del antiguo medio oriente estaba relacionado con el juicio de Dios.[9] La liviandad del shekel (10 gramos) representaba un reino hallado en falta ante el Dios que pesa todas las acciones (1 Samuel 2:3; Salmo 62:9). Finalmente, la palabra perestiene que ver con un verbo traducido como “dividir”. En la Biblia, esta palabra siempre aparece en un contexto de violencia (Deuteronomio 14:2; Miqueas 3:3) y su forma plural, encontrada en Daniel 5:25, indica pluralidad y predadores que atacarían aquella nación.
El contenido revelado, por lo tanto, describe el destino de Babilonia. En ese mismo día, en el 539 a.C., Ciro y su ejército invadieron y conquistaron la ciudad, lo que marcó la caída de Babilonia y la ascensión del Imperio Medo-persa.[10] Habiendo, de ese modo, iniciado el cumplimiento histórico de la sucesión de reinos profetizados en Daniel 2:31-45.
Significado de Babilonia
Algo digno de mencionar es que Babilonia, en las Sagradas Escrituras, no representa solamente una región geográfica. El término griego Babylṓn es usado solo 12 veces en el Nuevo Testamento. Su mayor incidencia está en el libro de Apocalipsis (Apocalipsis 14:8; 16:19; 17:5; 18:2, 10 y 21). En él se tiene a Babilonia como un símbolo de los poderes de las tinieblas que persiguen al pueblo de Dios en el tiempo del fin.
En Apocalipsis 14:8, se predice la caída de Babilonia espiritual, así como en los tiempos del reinado de Belsasar. Al describir las siete últimas plagas, Juan declara que Dios se acordará de babilonia y le dará el “vino del ardor de su ira” (Apocalipsis 16:19). Aunque Apocalipsis 17 describa la gran hostilidad de estos poderes al punto de embriagarse con “la sangre de los mártires de Jesús” (Apocalipsis 17:5-6), llegará la hora de su juicio y Babilonia caerá (Apocalipsis 18).
El contenido de Daniel 5 trae una reflexión sobre la transitoriedad de los reinos terrenales, el juicio de Dios y señala a la caída antitípica de la Babilonia del tiempo del fin. Así como Ciro conquistó Babilonia con su ejército, Jesús dará fin a la Babilonia espiritual y establecerá su reino eterno, en ocasión de su venida. Por eso, “estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis” (Mateo 24:44).
Referencias
[1] SYMPOSIUM on Daniel: introductory and exegetical studies. Edição de Frank B. Holbrook. U.S.A.: Review and Herald Publishing Association, 1992. v. 2. p. 61
[2] COMENTARIO biblico Adventista do Sétimo Dia: Isaías a Malaquias. Edición de Francis D. Nichol, Vanderlei Dorneles. Tatuí – SP: Casa Publicadora Brasileña, 2013. v. 4 . 819 y 820
[3] Doukhan, Jacques. Secrets of Daniel: Wisdom and Dreams of a Jewish Prince in Exile. Hagerstown, MD: Review and Herald Pub. Association, 2000. p. 86.
[4] Una estructura literaria donde los elementos paralelos se corresponden en un orden invertido (Ej.: A-B-C-Cʹ-Bʹ-Aʹ).
[5] Profetas y reyes, p. 384.
[6] BALDWIN, Joyce G. Daniel: An Introduction and Commentary. Tyndale Old Testament Commentaries. Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1978. v. 23. p. 137.
[7] Equivale respectivamente a 600g, 10g y 300g.
[8] SWANSON, James. Dictionary of Biblical Languages with Semantic Domains: Aramaic (Old Testament). Oak Harbor: Logos Research Systems, Inc., 1997.
[9] Doukhan, Jacques. Secrets of Daniel: Wisdom and Dreams of a Jewish Prince in Exile. Hagerstown, MD: Review and Herald Pub. Association, 2000. p. 84.
[10] Cf. el cilindro de Ciro, artefacto escrito en acadio, que hoy se encuentra en el museo británico. Este describe esta conquista y se presenta como una evidencia externa importante sobre la caída del Imperio Neobabilónico.
Autor: Leonardo Godinho Nunes, Pastor durante más de 25 años, dieciséis de los cuales se desempeñó como profesor de teología. Doctor en Teología Bíblica de la Universidad Andrews. Actualmente se desempeña como Coordinador del Seminario Latinoamericano de Teología Adventista en el Instituto Adventista Paranaense. Este artículo fue escrito junto con Natan Lima, pastor distrital en Rio Grande do Sul.
Imagen: Photo by Ben White on Unsplash
Artículo original: Daniel 5, la caída de Babilonia y el fin