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Los cristianos perdemos tanto de nuestro brillo cuando nos ponemos negativos… Cuando practicamos el chisme con habladurías de otras personas… Cuando nos pasamos viendo la paja en el ojo ajeno y se nos olvida que en el nuestro han existido y existen grandes vigas…. Cuando celamos creyéndonos dueños de los demás….

Pero también hay personas fieles, no perfectas, que están ahí en las buenas … y en las malas, que aman y se preocupan por uno, que no son solo amigos de tomar café o de acordarse de ti cuando le puedes dar algo, sino que aún cuando pase el tiempo, aún cuando la distancia sea grande, de todos modos siguen siendo fieles, te cuidan y te aman. Estos últimos, son la minoría.

La mejor manera de poder ser feliz en esta vida es no esperar mucho de los demás. Recuerda que solo Dios puede llenar tu corazón y tus expectativas; no tus amigos, no tus hermanos en Cristo, no tu esposa o esposo, no tus hijos, no tus padres. Ámalos como son, sin esperar mucho a cambio, y verás que te sentirás mejor.

Estemos contentos en lo que otros nos dan, pero recordad que Dios es nuestro PRIMER amor y el ÚNICO que nos puede amar MÁS de lo que nosotros lo amamos.

No te aferres a pensar que tus amigos van a llenar ese vacío, porque la mayoría te van a traicionar de gratis, así porque sí. Pero no los mires mal por eso. Aunque no lo creas, eso es normal, porque el ser humano es así. Toda buena dádiva viene de Dios, no del hombre. Y cuando una persona te ame de verdad, aprécialo, y no solo mires sus defectos.

Imagen: (cc) Flickr/Juliana Coutinho. Esquina superior derecha: Juan Tenorio.

 

Revista Adventista de España