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Era un sábado como cualquier otro, y sin embargo se respiraba un ambiente diferente. Ese sábado 18 de enero de 2020, en la iglesia de A Coruña, iba acontecer una ceremonia especial: Rubén García García sería consagrado al ministerio pastoral.

Rubén García García era ordenado al ministerio con el exhorto ministerial de Richard Ruszuly y la bienvenida oficial al cuerpo pastoral del secretario de la UAE Sergio Martorell y su esposa Tiani. La imposición de manos y oración de consagración fueron del ministerial y de todos los pastores presentes.

Hijo de pastor

Todo estaba listo en la iglesia, los ancianos de A Coruña, Santiago, Lugo, Temple y Ferrol tenían preparadas las partes que les correspondía. Nerviosos, pero felices, irradiaban como las estrellas del cielo en una noche oscura; pero quienes más sentían el calor y el abrazo de su Pastor de pastores eran el pastor jubilado Julián García y su esposa Esperanza, padres de Rubén García. Su niño, su bebé, convertido en hombre cabal, casado… ¡pastor! El sueño que, desde niño, había acariciado. Rubén por fin iba a ser consagrado y él, su padre, lo iba a presentar delante de todos.

Valenciano, mediano de tres hermanos, hijo de una familia pastoral, siempre con la casa a cuestas, nunca se ha sentido de ningún lugar concreto, a pesar de las buenas amistades creadas, pero sí unido a su familia y a la familia de Dios. De su padre Julián descubrió el privilegio de servir, de su madre la paciencia inquebrantable y el apoyo en el hogar, de las iglesias por las que pasó siendo joven, lo bueno de estar juntos y compartir junto a sus hermanos Jonatán y Juan Marcos.

Sintió el llamado a la obra de Dios, y el amor al servicio, desde muy joven. Sus años de aprendizaje en la Facultad Adventista de Sagunto fueron, como él mismo reconoce, «años muy bendecidos». Creció como persona y como servidor del Dios vivo.

Familia pastoral

Hoy reconoce que el motor de su hogar es su querida esposa Alina, «verdadera compañera de vida y ministerio», como él la llama, madre de sus hijos, David y Ana, dos «frágiles tesoros que el Señor ha puesto en sus manos». En los siete años en los que ha servido en las diferentes iglesias por las que ha pasado: Granada, Antequera, Sevilla, Córdoba, Cabra… siempre se han sentido sostenidos y protegidos, han vivido muchas alegrías y también tristezas, risas y lágrimas, aciertos y torpezas… y sin embargo «sigue «en construcción», aprendiendo del Maestro, con la maleta a un lado hasta que lleguemos a nuestro ansiado destino final: vivir con Cristo por la eternidad».

Agradecimientos

Damos las gracias a todos los participantes en la ceremonia de ordenación al ministerio de Rubén, y en especial al pastor José María Weindl, a Berthe Mukarukaka y a Marcelino Martínez, Ancianos de A Coruña, a Antonio Salgado, Anciano de Santiago, a Manuel Penedo, Anciano de Ferrol, a Lissy Pierola, Anciana de Temple, a Ángel Salgado, Anciano de Lugo; a Judith Penedo y Antonio Porto, así como a Vanubia da Silva y Angel Salgado, y Manuel Penedo, por sus especiales musicales.

Autora:

Revista Adventista de España
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